La alfalfa es un candidato perfecto para la gestión integrada de plagas (GIP)

La alfalfa, con su forma de aprovechamiento en cortes sucesivos y su abundancia de insectos beneficiosos, permite poner en marcha estrategias para conseguir un control eficaz de plagas con un uso mínimo de productos fitosanitarios. La GIP no se reduce a actuar cuando la plaga ya está presente en el campo, la prevención es básica. Es muy importante el corte como herramienta de control, adelantarlo puede suponer una pérdida de producción, pero es eficaz: evita el uso de fitosanitarios y puede compensarse en los cortes sucesivos. Otra forma de manejar el corte consiste en dejar franjas de alfalfa sin cortar para conservar la fauna auxiliar y fomentar el control biológico natural. La presencia de pulgones suele ir acompañada de especies que se alimentan de ellos, muchas veces estos auxiliares llegan demasiado tarde, cuando el nivel de población de pulgón es demasiado alto. Las franjas sin cortar aseguran la presencia de fauna depredadora del pulgón. La alfalfa es un insectario natural, multitud de insectos y artrópodos la utilizan como hábitat. Aplicar la GIP en alfalfa implica aprovechar este potencial del cultivo