Estrés por calor, ejemplos de su impacto negativo en la producción porcina

En producción porcina, el estrés por calor va asociado a una reducción de la ingesta de pienso y a una reducción de la función reproductiva. Las más afectadas son las cerdas reproductoras, alrededor del parto y en la lactación. En salas de maternidad se tienen que satisfacer dos requerimientos térmicos distintos, los de los lechones y los de las cerdas. Normalmente se da prioridad a las necesidades de los primeros. La temperatura que requieren los lechones (32-35°C, que se reducen hasta 24-27°C a las cuatro semanas) somete a las cerdas a estrés por calor. Por encima de los 20°C empiezan a reducir la ingestión voluntaria de pienso para prevenir el exceso de calor corporal, a partir de los 27°C reducen la producción de leche. El diseño de las parideras y el manejo habrá de compatibilizar las necesidades de lechones y cerdas, con una sala de partos con una temperatura reducida, menor de 23°C, creando al mismo tiempo el microclima de alta temperatura, de más de 30°C, que requieren los lechones. Se estudian los beneficios de evitar o reducir el estrés por calor, para concluir que son lo suficientemente relevantes para ser tenidos en cuenta