El olivo, un todoterreno que necesita pocos cuidados: poda, riego y fertilizantes

Según cifras del Ministerio de Agricultura, el olivar en España ocupa 2.697.445 hectáreas. Su importancia como medio de vida, como soporte al medio natural y como estructuración social, requiere la necesidad de cuidados a lo largo de todo el año. El olivo es un árbol de la familia de las oleáceas Olea europea L., cuya especie es típicamente mediterránea, capaz de soportar períodos anuales de lluvia y frío, así como largas sequías y elevadas temperaturas. Su capacidad para crecer en suelos de poca calidad y su resistencia frente a la sequía permite ocupar aquellos terrenos no aptos para muchos otros cultivos. Con estas características, se trata de un cultivo que no requiere de muchos cuidados, pero sí es necesario prestar atención a determinadas fases que resultan importantes a la hora de determinar el futuro y la calidad de la cosecha. Éstas son la poda, el riego y la fertilización. En el artículo se detallan las principales características de los tipos de poda (de formación, de producción, de renovación, etc.), del cultivo en secano o en regadío, y de la necesidad de enriquecer el suelo, especialmente con los denominados bioestimulantes o bionutrientes