Biofertilización en hortícolas: apuesta segura para la agricultura sostenible

El uso de microorganismos en agricultura se aplica desde finales del siglo XIX: en 1896 se patentó "Nitragrin" el primer inoculante a base de rizobios. En los años 30-40 se incorporaron los inoculantes de bacterias no simbióticas. Hoy la utilización de inoculantes microbianos (biofertilizantes, biopesticidas y bioestimulantes) se ha extendido, desde su uso inicial casi exclusivo para el cultivo de leguminosas, al cultivo de cerales, frutales y hortícolas, permitiendo incrementar la productividad sin dañar el medio ambiente. Durante la campaña 2019/2020 se han realizado ensayos de uso de microorganismos en hortícolas (ajo, apio, calabacín, lechuga, pimiento, pepino y tomate de industria) y en todos ha aumentado el rendimiento de la cosecha, se ha incrementado el vigor de las plantas y ha mejorado el valor comercial de los frutos (aumento del peso unitario, disminución del número de frutos no comerciales)