La agricultura de conservación como solución para frenar la desertificación y la erosión del suelo

La Agricultura de Conservación (AC) mejora la estructura de los suelos, incrementado su contenido de materia orgánica, aumenta la biodiversidad y disminuye la erosión del suelo y frena el avance de la desertificación. Además supone una reducción de costes manteniendo, o superando, la productividad de la agricultura tradicional. El mayor secuestro de carbono en el suelo, la hace una herramienta en la lucha contra el cambio climático. Las tres reglas básicas de la AC son: procurar una mínima alteración mecánica del suelo, con laboreo mínimo e incluso con laboreo cero; mantener una cobertura orgánica permanente en los suelos, al menos 30%; y romper el monocultivo, con alternancias y rotaciones de al menos tres especies diferentes