Las primeras uvas catalanas de la añada 2022 empiezan a cosecharse. Hoy miércoles ya se inicia la vendimia en la bodega Torre del Veguer de Sant Pere de Ribes (con el moscatel de grano menudo para su espumoso Marta, un Clàssic Penedès) o en Gramona, de Sant Sant Sadurní d'Anoia. En bodegas como Torelló de Gelida y en Raimat se empezará el 3 de agosto, y en Raventós i Blanc de Sant Sadurní d'Anoia a partir del 8 del próximo mes. Es una cosecha notablemente más corta de lo habitual en lo referente a la producción. En el Penedès se estima que, si no llueve, la caída de kilos se situará en torno a un 30% por debajo, o incluso más, de la anterior campaña. Ello podría ser así especialmente con las variedades tempranas (como la chardonnay o la pinot noir para espumosos), en el caso de los suelos arcillosos y en el de los viñedos jóvenes. Desde el Institut Català de la Vinya i el Vi (Incavi) de la Generalitat de Catalunya se considera que la vendimia se adelanta unos 15 días, y que la reducción del volumen final podría situarse en torno al 15%. En alguna de las parcelas del chardonnay de la bodega Avgvstvs Forvm de El Vendrell (Baix Penedès) podría llegarse a caídas de la producción de entre un 40 y un 50%. Los costes de producción afectan desde el gasoil, los tratamientos fitosanitarios y los abonos hasta la compra de botellas La vendimia viene marcada por una impenitente sequía con hasta tres olas de calor. La ausencia de lluvias -hace muchas semanas que no cae ni una sola gota en la mayoría de los viñedos catalanes en medio de sucesivas olas de calor- ha adelantado la maduración de las uvas. Eso sí, es remarcable la sanidad de las bayas por la ausencia de humedad y plagas fúngicas en todas las variedades y denominaciones de origen (DO) catalanas. También es una vendimia marcada por el incremento de lo que pagarán las grandes firmas de la DO Cava por el kilo de uva, y por unos desbocados incrementos de los costes de producción que han afectado desde el gasoil para la maquinaria agrícola, los tratamientos fitosanitarios a los abonos. Otros costes que se han disparado en el sector son los de la compra de botellas de cristal. Algunas bodegas aseguran que se están aventurando a comprar las botellas sin saber a ciencia cierta qué precio les cobrarán cuando reciban sus pedidos. Los sindicatos agrarios han celebrado los incrementos que se pagarán por las uvas pese a asegurar que son insuficientes. Jaume Domènech, el responsable sectorial de la viña y el vino del sindicato agrario Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARC), califica como una "muy buena noticia" unos incrementos que "el sector necesita". Añade, sin embargo, que "seguramente son insuficientes por las subidas de costes que estamos sufriendo". También destaca que "nunca se hubiera tenido que bajar de los 0,40 euros el kilo", y confía que se haya iniciado "una nueva manera de hacer que nos permita, a todos, tirar hacia adelante". Lee también La DO Costers del Segre busca mayor identidad rescatando una uva en peligro de desaparición Ramon Francàs Josep Marrugat, el responsable de la viña y el vino de Unió de Pagesos, aplaude unos incrementos que interpreta como "un primer paso para desencallar la situación". El representante del también sindicato Associació de Viticultors del Penedès, Santi Vallès, espera que se valoren en una "justa proporción" las uvas ecológicas. Reconoce, además, que "estamos bastante asustados por la sequía, que hará bajar las expectativas de cosecha esperada en una coyuntura de bajos niveles de stocks". En la DO Cava se ha fijado esta campaña en 12.000 kilos por hectárea el máximo de producción en el caso de los cavas de Guarda (11.000 el año pasado), 10.000 para los de Guarda Superior -los Reserva y Gran Reserva- y 8.000 para los de Paraje Calificado. En el Priorat también se ha vivido un destacado estrés hídrico. En la bodega Álvaro Palacios de Gratallops estiman el inicio de la vendimia el día 6 de septiembre. Desde la bodega Mas Doix de Poboleda se ha lamentado que "no hemos tenido junio, sino un julio avanzado". La temperatura media del mes fue de 25ºC (2,5ºC por encima de lo normal) y la precipitación total de 15 litros (un 60% menos de lo normal). A esto cabe sumar un mes de mayo con una temperatura media situada también en 2,5ºC por encima, y una sequía acumulada de todo el año muy importante (35% menos agua de lo habitual). Es una vendimia marcada por el incremento de lo que pagarán las grandes firmas de la DO Cava por el kilo de uva Todo ello, con un julio también muy cálido y seco, dibuja "una situación bastante delicada". No pierden la esperanza que las tormentas de verano "nos regalen alguna sorpresa y acabemos con agua suficiente para que las cepas trabajen correctamente". En el Empordà la vendimia también parece que se adelantará tras un envero que ha llegado antes que otros años por las altas temperaturas y la ausencia de lluvias. La producción será corta. Ante los efectos del cambio climático, desde la bodega Espelt se afirma que "las variedades locales son más resilientes con las altas temperaturas, en la sequía y sufriendo el viento". Por tanto, se añade, "también son las que con menos esfuerzo podrán vivir felices en nuestros terruños". En la zona de Raimat de Costers del Segre la vendimia destinada a la elaboración de cavas podría iniciarse el 3 de agosto, y en la bodega Alta Alella (DO Alella y DO Cava) el 8 de agosto. En la Terra Alta la cosecha viene marcada por un episodio de lluvias torrenciales y piedra que se vivió a principios de julio. Afectó especialmente a los términos municipales de Batea y Caseres, aunque también hubo viñedos afectados en los términos de Vilalba dels Arcs y La Pobla de Massaluca. En la Terra Alta la cosecha viene marcada por un episodio de lluvias torrenciales y piedra que se vivió a principios de julio En total, según la DO Terra Alta, fueron casi 3.000 las hectáreas dañadas (500 hectáreas de viñedos, según el Incavi) por estas tormentas que dejaron lluvias de hasta 80 litros por metro cuadrado en menos de media hora en algunas de las zonas afectadas. Además, las lluvias vinieron acompañadas de granizo, lo que provocó unos daños en las cepas que pueden suponer pérdidas de producción de hasta el 90% de la uva. Según JARC, el porcentaje de afectación oscila entre un 25% y un 100%, dependiendo de la zona. El seguro cubre en condiciones normales un 45% de la producción. Sin embargo, este porcentaje se verá reducido para muchos afectados de Batea por la penalización que comporta dos años consecutivos de siniestro, dado que en 2021 este municipio ya sufrió daños por granizo y fuertes aguaceros. El sindicato considera necesario que los productores aseguren sus cultivos, pero reclama mejoras en las condiciones del seguro para "hacerlo interesante para los agricultores". Eso sí, en la Terra Alta, según el Incavi, se espera una cosecha próxima o ligeramente superior a la media por las buenas reservas hídricas. También en la DO Conca de Barberà, donde se prevé una buena cosecha, la situación es menos grave en relación con la falta de agua. En la DO Montsant se espera una cosecha corta y avanzada, mientras que en la DO Tarragona la situación es irregular: buena para las garnachas y cariñenas y no tanto para el resto.