El agua es un elemento imprescindible para el ser humano, clave para que exista vida en la Tierra. Y, sin embargo, es un recurso limitado. En el caso de España, su gestión engloba importantes desafíos como la escasez y el riesgo de desertización en ciertas regiones, el déficit estructural de inversiones que dificulta la mejora de los servicios y la falta de adaptación a la legislación europea. Estos aspectos se abordaron en el encuentro El agua, un recurso finito, organizado por EXPANSIÓN en colaboración con Almar Water Solutions y Ferrovial, como parte del ciclo centrado en los ODS. Precisamente, el sexto Objetivo de Desarrollo Sostenible pone el foco en garantizar la disponibilidad de agua, así como su gestión sostenible y saneamiento universal. "España tiene un alto grado de cumplimiento de este ODS, aunque en algunas zonas se consume por encima de los recursos hídricos disponibles", afirmó Manuel Menéndez Prieto, vicepresidente del Programa Hidrológico Intergubernamental de la Unesco y vocal asesor en el gabinete del secretario de Estado de Medio Ambiente. Menéndez Prieto añadió que "las empresas pueden contribuir al cumplimiento de los ODS por medio de convenios directos con el sistema de Naciones Unidas, yendo de la mano de las administraciones o a través de contribuciones voluntarias". ¿Cuáles son las principales problemáticas relativas al agua en España? "Hay que distinguir entre dos perspectivas: la gestión del agua en alta y del agua en baja", puntualizó Julio Llorente, director de producción de Cadagua. El primer punto se concentra en la aducción de agua desde el origen hasta los núcleos de población y comprende eventualidades como la gestión de inundaciones, la escasez en periodos de sequía y la contaminación de las masas de agua. Al respecto, Llorente consideró que "el Perte del agua es una buena iniciativa: nos permitirá conocer el estado real de las masas de agua para determinar las actuaciones necesarias". En el caso del agua en baja -que incluye el almacenamiento intermedio y la distribución a los usuarios finales-, se dan problemas de calidad de aguas de abastecimiento en determinadas partes del país, sanciones por el incumplimiento de la directiva europea de depuración de aguas residuales, dispersión de precios entre poblaciones y desconexión entre estructuras de gestión. En este sentido, el responsable de Cadagua aseveró que "es necesario realizar las inversiones definidas en los planes hidrológicos de los organismos de cuenca", además de plantear la conveniencia de una unidad de mercado. Estimada entre 20.000 y 25.000 millones de euros, "hay una escasez de inversión muy clara en el sector. Asimismo, las infraestructuras son antiguas y no hemos sido capaces de adaptarnos a la regulación europea", expresó Carlos Cosín, director general de Almar Water Solutions. Las barreras a la colaboración público-privada son un mal endémico del sector en España, con problemas como la recuperación de los costes de las inversiones, que "impiden conseguir financiación privada para implementar proyectos de infraestructuras". Si quiere aspirar a convertirse en proveedor mundial de hidrógeno verde, Cosín advirtió que "España debe resolver el problema del agua", necesario para su producción. Aunque los desafíos son numerosos, "hay un problema principal en España que puede ser causa de muchos otros: la escasez y la distribución irregular de los recursos hídricos", subrayó Teresa M. Navarro Caballero, directora de la Cátedra del Agua y la Sostenibilidad en la Universidad de Murcia. Agravada por el cambio climático, esta problemática imposibilita el abastecimiento a la demanda en sus distintos usos. Para afrontar esta situación, la experta recalcó que "debemos adaptar nuestra normativa a las obligaciones que nos marca Europa y los compromisos adquiridos con la Agenda 2030". Son aspectos que "se pueden cumplir, pero requieren inversiones de calado". "En el sector del agua se cumple con creces la sostenibilidad ambiental y social, pero estamos lejos de cumplir con la sostenibilidad de carácter económico", explicó Fernando Morcillo, presidente de Aeas (Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento). Ante este escenario, Morcillo incidió en que "abogamos por un pacto social o político en relación con el agua". El presidente de Aeas apuntó que "el valor del agua es una cuestión importante: el modelo tarifario del norte de Europa es más justo y eficaz, porque permite medir y pagar en función del uso y de la calidad de los vertidos". En la misma línea, "hay que entender que lo que dejamos de pagar a través de la tarifa, lo pagaremos por otras vías como el deterioro de nuestra salud pública, de la calidad ambiental o de nuestras oportunidades en el modelo de desarrollo económico y social", dijo Gonzalo Delacámara, director del Centre for Water & Climate Adaptation del IE, que consideró fundamental el rediseño de incentivos. Por último, Delacámara concluyó que "el desafío del sector no es sólo prestar servicios hoy, sino garantizar la seguridad hídrica a medio y largo plazo en un contexto de ineludible adaptación al cambio climático".