La falta de producción local obliga a importar miel procedente de Ucrania y China, pero los profesionales del sector recelan. "No sabemos si están tratadas con insecticidas, si han estado expuestas a antibióticos... Es competencia desleal", señalan El segundo año de sequía estricta en Cataluña amenaza a las abejas. Como en el caso del aceite de oliva, la escasez de precipitaciones está afectando a la producción de miel autóctona, que en algunas de sus variedades ya empieza a escasear. Los productores están alarmados, pero confían en una buena racha de lluvias veraniegas para dar la vuelta a la situación. Al sur de la comunidad, El Perelló (Tarragona) no solo es un gran productor de miel, sino que además actúa como el "banco" catalán de este alimento. La empresa de mayor tamaño del municipio es Miel Muria, que se dedica a la producción de miel desde 1888 y que tras seis generaciones de apicultores se han convertido en un referente nacional e internacional, ya que exportan hasta el 50% de su producción. Según Rafel Muria, miembro de la sexta generación, "la falta de lluvias hasta bien entrada la primavera ha modificado el calendario natural de las floraciones y cuando las plantas han florecido, a veces estas han sido fallidas". Josep Maria Claria, responsable del sector apícola de la patronal Unión de Pagesos, coincide: "Te puedes encontrar que tú veas la flor en la planta, pero ante la falta de agua, la flor no tiene néctar y la abeja que se posa allí no puede extraerlo y, evidentemente, no hay miel". La variedad más afectada por la sequía ha sido la miel de tomillo, que se recoge en los meses de febrero y marzo, periodo que fue especialmente seco en Cataluña. De hecho, ya no quedan existencias. Los productores no pueden garantizar su suministro, indican fuentes del sector. Tras el tomillo, la segunda más afectada es la miel de romero, aunque de este tipo aún se puede encontrar en los comercios especializados. Igual que en el caso de la ganadería porcina, en España también existe una variedad autóctona: la abeja negra ibérica, también llamada abeja española. Miel Muria dispone de más de 2.000 colmenas de este insecto a lo largo y ancho de Cataluña, y gracias a estas garantiza el suministro durante todo el año. Pero las colmenas no permanecen fijas en un sitio, sino que cada año viven una trashumancia digna de la ganadería ovina. Los trabajadores de Muria recorren durante meses Cataluña persiguiendo la floración de las plantas. La llamada "primavera infinita". Empiezan con el romero, después el tomillo y el naranjo. Ahora están en el Pirineo, en la alta montaña, y desde allí esperan que la lluvia sea generosa en la costa para pasar el invierno en un clima más cálido que permita a las abejas seguir produciendo. Gracias a la trashumancia, los trabajadores de Muria han podido ver los devastadores efectos de la sequía y ofrecen una radiografía de la Cataluña seca. La zona central es la más afectada este año: Lleida y Les Garrigues especialmente. "Ha habido una sequía terrible que no ha permitido a la abeja trabajar", relata Muria, que estos días está en los Pirineos para intentar asegurar parte de la producción de miel este verano. Además de para la producción de miel, las abejas son imprescindibles para la subsistencia de los humanos. Son el mayor grupo de polinizadores del planeta y una eventual desaparición de las abejas podría suponer la extinción de una parte de la biodiversidad del planeta. Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), un 75 % de los productos agrícolas para alimento humano depende de polinizadores. Algunas plantas como el cacao, la vainilla, el melón, la sandía, la calabaza o el kiwi no sobrevivirían sin ellos. Hace dos años el sector apícola vivió una campaña que Josep Maria Claria califica como "desastrosa" que obligó a importar la miel del exterior. Desde entonces, estos productos se han asentado en el mercado nacional: "No sabemos si es mejor o peor, pero tampoco sabemos si están tratadas con insecticidas, si han estado expuestas a antibióticos... trabajan con otros parámetros, es competencia desleal", denuncia Claria, que añade: "Traen miel a euro y medio y la de aquí, que debería venderse a seis o siete euros, tenemos que venderla a tres". La misma opinión tiene Rafel Muria, que denuncia que la miel que importan a España desde zonas como China y Ucrania son de "calidad muy dudosa" y suponen una competencia desleal a su producto. También la miel catalana se exporta al exterior, eso sí, como un alimento gourmet. Rafel Muria explica que ellos apuestan por canales de venta alejados de las grandes superficies: "Allí es donde la gente ve que hay una diferencia entre nuestra miel y productos de calidades muy inferiores". El 50% de la producción de Muria se vende fuera de España. Históricamente, los principales clientes eran Francia e Inglaterra, y los botes de miel de Muria llegaron incluso a los míticos almacenes británicos Harrods. Ahora nuevos clientes con un poder adquisitivo superior han irrumpido en su mercado exterior: Arabia Saudí y Emiratos Árabes. La incertidumbre sobre el origen de la miel ha llegado a los consumidores, que miran con recelo el color de los botes cuestionando su procedencia. "La de tomillo tiene un color muy claro, no es el habitual. Parece de romero o mil flores, en la tienda ni se distinguía", relata Marta Vallès, que compró miel a principio de verano y desconfía de su origen: "Me hace pensar que no es la misma miel del año pasado o anterior, la composición no puede ser la misma, eso seguro". Por su parte, el apicultor Claria apunta que las condiciones de sequía extrema que vive Cataluña no influyen en la calidad de la miel, y señala que incluso "puede que sea mejor porque tiene menos humedad". En su opinión, es posible que del néctar de las flores de este año salga una cosecha escasa, pero de alta calidad. El segundo año de sequía estricta en Cataluña amenaza a las abejas. Como en el caso del aceite de oliva, la escasez de precipitaciones está afectando a la producción de miel autóctona, que en algunas de sus variedades ya empieza a escasear. Los productores están alarmados, pero confían en una buena racha de lluvias veraniegas para dar la vuelta a la situación.