La estrategia de la FP en Aragón

El gran reto del mercado laboral aragonés siempre ha sido encajar las piezas del complejo puzle de la oferta y la demanda. Esta es la única fórmula que permite aspirar al pleno empleo en un país en el que ese concepto está lejos de ser una realidad. A pesar de ello, Aragón comienza a dar pasos en la dirección correcta y su tasa de paro se encuentra ya en el 8%, muy cerca del ideal del 5%. Esta realidad obedece a varios factores, pero si hay uno que resulta determinante es que los futuros profesionales y trabajadores encuentren una salida laboral y vean cumplidas sus expectativas tras un periodo de formación, algo que, por cierto, también redunda en beneficio de las compañías aragonesas, que viven con preocupación la escasez de empleados cualificados. Lograr cerrar el círculo se traduce, por tanto, en una mejora de la calidad de vida de los ciudadanos (el empleo es la mayor fuente de riqueza), un impulso a la competitividad de las empresas y un desarrollo saludable de la economía regional. La dificultad de unir oferta y demanda es mayúscula porque implica adaptarse a los vaivenes de un modelo productivo cada vez más cambiante y volátil. Los cambios tecnológicos y sociales han sido una constante en las últimas décadas, pero esa capacidad de adaptación resulta clave para conseguir esa meta. No obstante, para empezar a hacer camino es primordial tener clara la hoja de ruta. Aragón ha logrado en los últimos años afianzar algunas de sus fortalezas y apostar de manera clara por sectores como la automoción, las energías renovables, la economía circular, el área biosanitaria, la logística y la agroalimentación, por citar solo unos ejemplos. Por todo ello, lo pertinente en estos momentos es tratar de formar a esos profesionales para responder a la creciente demanda de las empresas. Y, sin duda, uno de los caminos más claros para conseguirlo es potenciar la Formación Profesional. Otros artículos de El Periódico de Aragón EDITORIAL