La DGA ultima ayudas por los daños que crea la superpoblación de conejos

El consejero de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, Joaquín Olona, anunció ayer que ya se ha iniciado el proceso de elaboración de un decreto ley con medidas excepcionales y urgentes para paliar los daños ocasionados por la sobrepoblación de conejos. «Se trata de pasar de la voluntariedad en las acciones cinegéticas a la obligatoriedad. A través de ese decreto ley vamos a obligar a los titulares de los derechos cinegéticos de los cotos y a los titulares de infraestructuras ferroviarias, Adif, a que lleven a cabo las medidas que ya permiten la ley de caza y el plan general de caza de Aragón para atajar el problema», indicó el dirigente socialista. Olona realizó este avance durante la celebración de la fiesta de la vendimia de la denominación de origen de Cariñena. En ese contexto, destacó el buen trabajo llevado a cabo por una firma que ha sabido «reinventarse apostando fuertemente por la promoción y acercando el mundo de la cultura al sector del vino». La plaga de conejos que afecta a las comarcas centrales de Aragón se ha convertido en un grave problema para la agricultura. Los roedores causan daños en todo tipo de cultivos, pero los que más se están resintiendo son los de la vid, el almendro, el olivo y el cereal, según denunció en su día el sindicato Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA), que exigió a las autoridades que actúen con contundencia para combatir la superpoblación de esta especie. La realidad, según denuncian los afectados, es los roedores campan a sus anchas en una parte importante del territorio aragonés, en particular en las zonas más secas, favorecidos además por la prolongada ausencia de lluvias. Muchas veces la plaga encuentra refugio en los corredores de comunicación, ya que los conejos hacen sus madrigueras en los taludes de las autovías y del AVE, así como en las cercanías de los canales y acequias de riego. Los inconvenientes creados por la proliferación de la especie son múltiples. No se libra ni el aeropuerto de Zaragoza, ya que los conejos son muy numeros y atraen a buitres y otras aves, con las consiguientes dificultades para las maniobras de los aviones.