"Donde más cooperativas hay, mejor calidad de vida existe"
Ariel Guarco, ayer en València. | LEVANTE-EMV
Jordi Cuenca
València 07 JUL 2024 4:00
El argentino Ariel Guarco (Coronel Pringles, 1969) estuvo ayer en València, capital de la Economía Social este año, por el Día Mundial del Cooperativismo. Asegura que profundizar en la capacitación en la gestión es prioritario antes que ganar tamaño.
¿Cómo está el movimieto cooperativo en el mundo? ¿Va para adelante o para atrás?
En el mundo el cooperativismo es un paradigma consolidado, con 200 años de probada trayectoria. Hoy, en un mundo que cambia abruptamente todos los días y donde vivimos tanta inestabilidad en distintos ámbitos, portar un modelo socioempresarial anclado en principios y valores que ha demostrado tanta resiliencia en todas las latitudes del planeta es una garantía de eficacia a la hora de avanzar hacia un mundo sostenible tanto en materia económica, como social y ambiental. Estamos hablando, en concreto, de una red global con más de mil millones de miembros asociados a tres millones de cooperativas en todos los continentes. Hay cooperativas en todas las ramas de la producción y los servicios, las hay de todos los tamaños y día a día se siguen creando cooperativas. La juventud también apuesta a este modelo en la medida que ve que puede realizarse personal y profesionalmente junto a otros.
¿Y en España?
La cooperación es algo que se palpa en todas las regiones de España. Creo que eso se ha materializado en liderazgos e instituciones sólidas, que hoy posicionan a España como uno de los países insignia a nivel europeo y, por qué no, a nivel global. Cooperativas de producción agrícola, de vivienda, de trabajo, de consumo, financieras, en fin, cooperativas de distintos rubros hacen de este modelo un motor de la economía y de la sociedad española, que encuentra también en las cooperativas mejores oportunidades de desarrollo y bienestar. Sin ir más lejos, Valencia tiene extraordinarios ejemplos de cooperativismo con una gran proyección de futuro y, además, me consta que hay también un buen número de cooperativas centenarias, lo que demuestra el inmenso arraigo que tiene el cooperativismo en esta tierra.
En España, hay muchas cooperativas agrarias pero son muy pequeñas y con problemas de gestión. ¿Es necesario que ganen tamaño?
No necesariamente. Las problemáticas vinculadas a la gestión cooperativa se resuelven con capacitación de sus cuadros técnicos y dirigentes y aprovechando la predisposición natural de nuestras empresas a intercooperar. Esto es, aprender unas de otras y adoptar buenas prácticas a través de mecanismos de ayuda mutua que pueden implementarse mediante distintas instancias de educación, formación e intercambio. En España y en muchos lugares, las organizaciones de integración cooperativa hacen mucho énfasis en la educación y la capacitación en gestión para dar sostenibilidad a las empresas cooperativas. En todo caso, es bueno que las cooperativas agrarias puedan encarar ese proceso antes de ganar volumen, cosa que seguramente podrán hacer más rápida y efectivamente en la medida que adopten herramientas de gestión adecuadas. Por otra parte, en Valencia tiene su sede Anecoop, una cooperativa de cooperativas que es la primera empresa hortofrutícola del Mediterráneo, líder español en la comercialización de frutas y hortalizas y uno de los principales exportadores de cítricos del mundo; yo no diría que eso es ser pequeño, pero sí demuestra una apuesta por la intercooperación, por las alianzas, como medio para ganar fuerza en el mercado.
¿Hacia dónde va el movimiento cooperativo?
El reconocimiento que estamos teniendo a nivel internacional habla de que estamos avanzando hacia el lado correcto. Las Naciones Unidas y otros actores del escenario global entienden claramente que un mundo sostenible no se puede alcanzar si no se favorecen modelos socioempresariales que propendan a la sostenibilidad económica, social y ambiental. Las cooperativas hace dos siglos que lo hacen.
¿Queda algún nicho de negocio en el que no haya penetrado?
Estamos avanzando fuertemente en la llamada economía de plataformas, donde ya hay experiencias muy buenas tanto en lo que es la generación de software como la administración de datos para ir hacia una gobernanza democrática y transparente de este tipo de herramientas, que están cada vez más presentes en el mundo laboral, sobre todo de las nuevas generaciones. Trabajadores y consumidores o usuarios pueden ser co-gestores de estas unidades de servicios a través del modelo cooperativo. Tenemos mucho para avanzar en esto pero ya hemos dado algunos pasos muy interesantes en este sentido.
¿Hay más penetración de las cooperativas en los países pobres o en los ricos?
En todos. El modelo cooperativo es universal y sirve para que cualquier persona asociada con otras pueda tener el control de sus medios de vida y autogestionar recursos que resulten en mayor bienestar individual y colectivo. La cooperación como factor de movilidad económica y social, en este sentido, es transversal a todas las sociedades y a todos los segmentos de la sociedad. Hay cooperativas en sociedades con culturas, credos, etnias, geografías y regímenes políticos de los más diversos. Desde ya, cada contexto puede favorecer más o menos el crecimiento del modelo. No es uniforme a nivel mundial. Hay países y regiones donde existen marcos políticos y normativos adecuados para las cooperativas y otros no tanto. Finalmente, creo que donde más cooperativas hay y más se consolida este modelo de desarrollo, mejor calidad de vida existe y eso hace que, en definitiva, la proliferación de la empresa cooperativa sea sinónimo de sociedades más prósperas, democráticas y equitativas.
¿Son las cooperativas una salida para tantos inmigrantes que llegan ahora a Europa o, en América, a Estados Unidos?
Desde ya, en la medida que la cooperativa pueda ser un medio efectivo de inserción económica y social en esas sociedades. La cooperativa por sí sola no va a generar la solución al drama de la migración. Se necesitan políticas internacionales acordes con lo que este flagelo está generando en distintas regiones del mundo. Y esto implica también entender que en un mundo con tantos conflictos armados y situaciones de violencia y carencias extremas, es difícil pensar en parches aislados. Quisiéramos que las personas puedan prosperar a través de empresas cooperativas allí donde nacen o donde elijen vivir, y no solamente como un recurso de contención luego de atravesar miles de kilómetros poniendo en riesgo su vida en busca de una salvación.
Suscríbete para seguir leyendo