Según datos de la Comisión Europea, España es el séptimo país de Europa que más comida desperdicia (7,7 millones de toneladas al año), tras el Reino Unido, Alemania, Holanda, Francia, Polonia e Italia. Conscientes de la importancia de tomar medidas para reducir estas cifras y de la necesidad de buscar soluciones conjuntas, destacadas empresas de los diferentes eslabones de la cadena de valor (sector primario, industria, distribución, HORECA -hostelería, restauración y catering- y organizaciones de consumidores) han celebrado en el marco de Alimentaria cinco mesas de trabajo en las que han definido una serie de acciones que desarrollarán de forma conjunta.
Las mesas de trabajo han sido coordinadas por la Asociación de Empresas del Gran Consumo AECOC, en el marco de su proyecto "La Alimentación no tiene desperdicio", que suscriben más de 400 compañías de todo el país y que cuenta con el apoyo del MAPAMA.
Las mesas de trabajo -en las que han participado más de una treintena de compañías de la cadena agroalimentaria, asociaciones empresariales, sindicatos agrarios y organizaciones de consumidores- han puesto de manifiesto la importancia de trabajar en tres grandes ámbitos: 1. Dotar a cada uno de los eslabones de sistemas de medición y de guías que ayuden a implementar buenas prácticas 2. Impulsar planes de formación -tanto entre empresas como a los profesionales de las compañías- que ayuden a reducir ineficiencias generadoras de desperdicio 3. Trabajar en un gran plan de comunicación conjunto que permita sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia de hacer un buen uso de los alimentos y también a toda la cadena agroalimentaria de la conveniencia de impulsar proyectos que ayuden al consumidor a reducir el desperdicio.
Estas tres grandes líneas de trabajo se concretan en 10 acciones que las empresas participantes en las mesas pondrán en marcha bajo la supervisión de AECOC y del resto de organizaciones empresariales participantes en las mesas de trabajo (ACES, ANGED, ASEDAS, CEC, FEHR FIAB y Marcas de Restauración). La de mayor envergadura es la celebración de la , una iniciativa que nace a propuesta de la distribución, pero a la que se suman también todo el resto de eslabones de la cadena y las empresas de restauración.
La Semana contra el Desperdicio Alimentario se celebrará por primera vez antes de la finalización de 2018 y tiene como objetivo constituir la gran fiesta del aprovechamiento, ofreciendo información y actividades para todos los públicos en los puntos de venta (folletos, actividades infantiles, recetas de aprovechamiento). También la hostelería, la industria, el sector primario y las asociaciones de consumidores aprovecharán la celebración de esta semana para llevar a cabo acciones de sensibilización y comunicación al consumidor y a la opinión pública en general.
Varias de las acciones aprobadas contemplan también aunar esfuerzos para concienciar sobre el valor del alimento a las futuras generaciones; así como a expertos en cocina y/o gastronomía con capacidad de influencia en el comportamiento del consumidor. Para ello, el sector primario elaborará un material didáctico para centros de educación primaria que permita llevar a cabo una campaña informativa de ámbito nacional, mientras que las asociaciones de consumidores liderarán la elaboración de un "pack informativo" especialmente dirigido a chefs e "influencers" en materia de gastronomía.
Las empresas de restauración focalizarán sus esfuerzos en hacer una diagnosis de lo que actualmente supone el desperdicio en la alimentación; así como en lanzar mensajes coordinados al consumidor para que sepa qué opciones tiene a su disposición para no desperdiciar alimentos cuando come fuera de casa. Por su parte, los fabricantes se centrarán en la difusión, entre las empresas del sector, de buenas prácticas para evitar el desperdicio de alimentos en los procesos productivos y en el análisis del papel que desempeña el envase a la hora de evitar el desperdicio de producto.
Las mesas de trabajo realizadas para definir estas diez actuaciones han puesto de manifiesto la necesidad de disponer de un marco común de trabajo que permita a las empresas llevar a cabo las mismas prácticas contra el desperdicio alimentario en todo el país. En ese sentido han indicado que la diferencia de criterios que regulan, por ejemplo, las donaciones de productos en las diferentes Comunidades Autónomas dificultan su gestión en la prevención del desperdicio a nivel nacional.
Asimismo, han señalado que el consumidor tiene grandes dificultades para entender la diferencia entre fecha de caducidad y fecha de consumo preferente, por lo que convendría impulsar algún tipo de campaña institucional para evitar que este desconocimiento acabe provocando mayor desperdicio.
Estas mesas de trabajo se han realizado a petición del Comité AECOC Contra el Desperdicio Alimentario que, desde 2012, trabaja en el impulso de buenas prácticas de colaboración que contribuyan a reducir el desperdicio alimentario en España. Gracias a la labor desarrollada en el marco de este comité de trabajo el porcentaje de alimentos recuperados y donados a entidades benéficas se ha incrementado en un 13% desde el inicio del proyecto.