Precios «bajos» por la uva llevan a pedir ayudas para arrancar viñedos en la DO Rueda, que acusa el «exceso» de producción de los años en los que el tirón disparó las plantaciones España destruirá más de 40 millones de litros de vino por sobreoferta Vendimia en Rueda (Valladolid), en una imagen de archivo ical Algo así como 'morir de éxito'. Es el drama dentro de la alegría que viven en la DO Rueda, la reina de los blancos, la que 'copa' más del 40 por ciento del mercado en esta clase de vinos de calidad a nivel nacional, pero donde a la vez crecimientos anuales a niveles por encima del diez por ciento en nuevas hectáreas de viñedo ha disparado de tal forma la producción que los viticultores lo acusan de forma negativa a la hora de cobrar por sus uvas. Desde el campo a la bodega, comparten que se están ante un «problema» de «difícil» solución, para el que incluso desde algunos sectores como Asaja plantean que se arbitren ayudas por parte de la Administración para el arranque de viñas, aunque «no» como «única» medida. Reclaman una Mesa de Crisis para abordar la situación, y sentar juntos a administración, bodegas, organizaciones agrarias y cooperativas. Desde la Junta avanzan a ABC que están «trabajando» en su conformación «lo antes posible», aunque aún sin fechas. Lo que piden no es nuevo. «Como lo han hecho en Burdeos», señala el presidente de la organización agraria en Valladolid , Juan Ramón Alonso, en relación a la denominación francesa más internacional, donde también se han eliminado cepas. «O lo que están planteando en Rioja», añade en referencia a la gran zona vitivinícola española, que también tiene sobre la mesa esa posibilidad. «El principal problema son los precios. La mayor parte de los viticultores no cubren los costes de producción», coincide Ramón Bocos, profesional del sector «de toda la vida» con una explotación familiar en la zona vallisoletana en la Medina del Campo. Lo sostiene con cifras: si de media producir un kilo de uva supone 0,50 euros, «muchos» contratos este año se han quedado entre los 0,35 y 0,40. «Y es el segundo año que ocurre», subraya. El pasado, él logró salvar las cuentas, pero éste, antes incluso de cerrar números ya «sé que va a ser negativo» y entrará en «pérdidas», pues a mayores del «bajo» precio por la uva se une que la cosecha ha caído entre un 20 y 25% a la par que los costes de producción han sido mayores... «La tormenta perfecta», resume.«Puedes perder dinero un año, dos... Pero cuando las expectativas son que va a tener que pasar mucho hasta que se reequilibre la oferta y la demanda... Llega un momento en el que ya no puedes más», advierte Ramón, quien confiesa que conoce a viticultores «dispuestos» a arrancar viñas si «recuperan» al menos parte de la inversión. Pues la vid, subraya, es un cultivo que «no es como la patata o el trigo» y no se puede cambiar de una campaña a otra «ni te puedes ir y volver a los tres años», sino que requiere una inversión «permanente» y mantenimiento. Y los dos primeros años desde que se planta la cepa son en blanco. Ya el tercero comienza a dar y es a partir del quinto cuando alcanza la madurez productiva. Es precisamente echando la vista unos años atrás cuando sitúan el germen del problema. «Se veía venir», señala Ramón, apuntando a la explosión «a un ritmo salvaje» de plantación que hubo entre 2016 y 2020, año en el que ya el Consejo Regulador solicitó a la Junta de Castilla y León «limitar» la extensión con nuevas hectáreas. Petición, que han renovado este 2023, señalan, pues a diferencia de otros cultivos, la vid tiene unos límites. A la vez que advierten de que desde el Consejo Regulador «no» pueden intervenir en los precios. Los cálculos apuntan a que, si no hay contratiempos, entre las trece DO de la Comunidad podrán recoger unos 295 millones de kilos de uva «Tarde. Se debía haber hecho antes», lamenta Ramón. «Hay un exceso de uva exagerado», por lo que «las bodegas se aprovechan para comprar muy barato», clama, a la vez que reconoce que hubo años en los que el precio de la uva rozó el euro el kilo. «Una exageración», que generó «muchísimo interés» y disparó las plantación. Si en 2009 no llegaban a las 10.000 hectáreas amparadas bajo la DO, ahora se elevan hasta las 20.767 según los datos de la última vendimia. Fue entre 2016 y 2020 cuando más se expandió. De menos de 12.500 hectáreas al acabar 2015 a llegar en 2021 con más de 20.000, con incrementos anuales incluso superiores al diez por ciento. Sin consultar antes«Mucha gente ha plantado como una inversión sin hablar con las bodegas para ver si estaban interesadas en comprar su producto», apunta Carmen San Martín, de Asber (Asociación de Bodegas Elaboradoras de Rueda), que agrupa a una treintena de firmas de las 79 inscritas en la DO, según los últimos datos. «Respetamos la opinión de todo el mundo. No podemos ni queremos entrar en la polémica», responde ante las quejas de los viticultores, consciente de que se trata de un «tema muy delicado» que considera que «no» afecta de forma «general, sino particular». Cada sector dentro del mundo del vino «tiene su particularidad», señala, a la vez que deja claro que «no todas las uvas pueden tener los mismos precios».San Martín deja claro que como asociación «nada más» pueden recomendar, y así lo hacen, a todos los socios el «cumplimiento» de las normas en «todos» los eslabones de la cadena. «Absoluto respeto a la ley, al libre mercado y a la oferta y la demanda», recalca, a la vez que insiste en pedir que «se aplique» a «todos», incluidas las cooperativas. «Sobran 5.000 hectáreas de viñedo», cifra Juan Ramón Alonso, quien incide en «no se puede controlar» el cultivo de un año a otro y la «difícil» situación que tienen, asegura «es gordo». «Tenemos más uva de la que somos capaces de vender. El problema va a ser para unos cuantos años», apunta Ramón Bocos, quien recuerda que hace ya más de un decenio también vivieron otra crisis. Entonces, la superaron ganando mercado. Ahora, siendo Rueda la DO líder en los blancos, esa opción no la ven viable.