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Con las vacas por la Carros de Foc

09/08/2024
En: lavanguardia.com
Digital
Cada verano, Ramon Bisen recorre con su rebaño escenarios de la popular travesía de montaña " ¡ Sube, sube, que no puedo parar", grita Ramon Bisen mientras conduce su tractor en un polvoriento campo de cebada y triticale. Obedezco y entro en el vehículo, afortunadamente con aire acondicionado, donde discurre la primera parte de la entrevista a este veterano vaquero de Erill la Vall, en la Vall de Boí. Ramon está en plena faena, es el primero de una suerte de cadena de montaje agrícola de tres eslabones. Hoy su trabajo consiste en alinear el cereal previamente segado para que el que circula detrás, al volante de otra máquina, lo empaque y el tercero lo envuelva con plástico. El verano es época de mucho trajín, toca subir las vacas a los pastos de altura y aprovisionarse de hierba para los meses más fríos. "En invierno necesito al menos cinco pacas diarias, un total de 2.500 kilos, para alimentar a los animales; a la vaca no puedes hacerla pasar hambre, de lo contrario no criará", precisa. "Ellas solas avanzan en grupitos, como las personas, hasta la Val d'Aran por el puerto de Caldes" Ramon es un hombre de montaña y de vacas; a sus 66 años ya podría disfrutar de una relajada jubilación pero le va la marcha, se toma el trabajo físico al aire libre con brío y alegría. "Subimos el ganado al monte el 20 de mayo, pero a cotas bajas, a Basco, a unos 1.500 metros; es durante la primera quincena de julio cuando lo llevamos más arriba, hacia el Estany Negre, en el parque nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, primero a las vacas que no tienen crías y después a las madres con sus terneros. Ellas solas avanzan en grupitos, como las personas, hasta la Val d'Aran por el puerto de Caldes; a la mayoría les gusta ir hacia Colomers, son veteranas, la más vieja tiene 18 años. Alrededor del 20 de septiembre empiezan a bajar", explica con pasión. Estas semanas sus rumiantes se dan un buen tute, emprenden su particular Carros de Foc. Según cuenta Ramon, se acercan a dos de los refugios por los que pasa la popular travesía, el Ventosa i Calvell y el de Colomers. "Llegan a los pies del Gran Tuc, al puerto de Ratera, también al de Sendrosa. No recorren Carros de Foc al completo, pero casi... Hacen muchos kilómetros, calculo que el punto más alto por el que pasan son los 2.600 metros del puerto de Caldes", detalla. Cada ocho o diez días regresa al monte a repartir sal a las vacas, un total de 150, para compensar la falta de minerales de la hierba que devoran en altitud, dice. "Ahora es impensable cargar la sal a las espaldas como hacíamos antes, desde hace años la transportamos en helicóptero, unos 700 kilos por viaje que nos duran tres años", apunta bajando del tractor. Ya han acabado por hoy de empacar, por la mañana 90 balas de hierba y por la tarde 47. Asoma la noche pero la jornada prosigue en el prado de un amigo al que ayudará a segar. Trabaja con su hijo, Eric, quien a los cinco años empezó a acompañarlo. Cuenta que nunca ha tenido ningún contratiempo destacable, no ha sufrido accidentes en las montañas del parque nacional, pero sí ha topado con personas en serios apuros y, lamentablemente, con otros que perdieron la vida. A mediados de septiembre del 2017, Ramon y otros tres vaqueros iban en busca de los animales para bajarlos a cotas más bajas pues se preveían nevadas en la zona de Colomers. "Estábamos en el Tossal de Pòdo llamando a las vacas para que se acercaran -explica- cuando una mujer nos oyó y empezó a gritar y gritar, también nos hacía señales con los brazos. Hablaba inglés y no la entendíamos. Estaba desesperada. Bajó uno de mis compañeros y nos dijo que había un chico que estaba inconsciente y que parecía muerto". Efectivos de los bomberos GRAE lo rescataron con hipotermia y fue trasladado al hospital Arnau de Vilanova, donde falleció ese mismo día. La chica se recuperó y regresó a casa, a Israel. La pareja estaba haciendo la Carros de Foc, se extravió y pasó tres noches al raso. "Septiembre es el mes más traicionero, cada año hay problemas. Afortunadamente yo no he tenido ningún susto de este tipo, si dan mal tiempo ya no salgo y si te pillan los truenos buscas cobijo debajo de una roca", comenta. Considera que un problema añadido es la falta de cobertura móvil en diferentes puntos del parque nacional, y en concreto en los alrededores del Tossal de Pòdo, donde se perdieron los citados excursionistas. Su terreno de juego veraniego abarca un precioso paisaje dominado por cumbres muy exigentes, de los Besiberri al Pa de Sucre, que nunca ha pisado ni piensa hacerlo. "La altura me supera, me gusta mucho la montaña pero ascender picos, no, los únicos que he subido son el L'Aüt, porque está en mi pueblo, y el Montardo, pero he recorrido el parque nacional muchas veces, de día, de noche, con calor, con frío..." Ramon, que ha desempeñado otros trabajos, dice con satisfacción que al final consiguió ganarse la vida con lo que le gusta; empezó con cinco vacas y ahora suma 150. Toda la carne que produce es ecológica. Lamenta que sería imposible subsistir sin subvenciones pues el precio al que le pagan los terneros, 1.500 euros los de trece meses ya engordados, no ha evolucionado, ni de lejos, al mismo ritmo que el coste de la vida.
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