La cooperativa L'Olivera cumple 50 años con una plantilla de 80 personas, de las cuales 22 vulnerables Corría el año 1974 cuando un grupo de jóvenes urbanos quiso poner en práctica en el campo una pequeña comunidad con vocación de integrar a ciudadanos en riesgo de exclusión, a la vez que contribuir al desarrollo rural. El lugar elegido fue Vallbona de les Monges, localidad del Urgell conocida por su monasterio cisterciense de monjas. La utopía inicial alumbró en 1976 la cooperativa L'Olivera para ocupar a personas con discapacidad en trabajos agrícolas y elaborar vino y aceite ecológicos. El macabeo es la variedad más representativa del proyecto enológico que ha pasado de las 14.000 botellas de su primera añada, en 1990, a las 160.000 actuales, en momentos nada fáciles por la persistente sequía. Carles de Ahumada Batlle es testigo de los tiempos iniciales de L'Olivera. "Yo llegué a Vallbona en 1978, cuatro años después de que el padre escolapio Josep Maria Segura creara la comunidad en la antigua vivienda del maestro cedida por el Ayuntamiento. Vivían de llevar la guardería del pueblo, de labores en el campo y de dar clases hasta que en 1977 arrancó la residencia en un chalet que alojaba a unas diez personas, de las cuales cinco o seis con discapacidad intelectual o enfermedad mental", relata quien ha sido el director de L'Olivera entre 1983 y hasta este 2024. Algunos de los primeros residentes, ya jubilados, permanecen en Vallbona, en el edificio con 16 plazas que se abrió en el 2004 y que ahora funciona como un centro concertado. En las últimas décadas han surgido nuevas iniciativas que refuerzan la idea inicial, como la gestión, a partir del 2010, de la finca Can Calopa de Dalt, en Collserola, propiedad del Ayuntamiento de Barcelona. L'Olivera aglutina un centro especial de trabajo (CET) en Vallbona y otro en Can Calopa, donde también funciona una empresa de inserción que se ocupa de La Vinoteca, un espacio de degustación de vinos, además de dos residencias y varias viviendas. "Nuestra idea es promover la desinstitucionalización y la autonomía de la gente, que vivan en pisos con un acompañamiento", explica De Ahumada. El macabeo es el buque insignia de L'Olivera, pero en las 20 hectáreas de viñas propias crecen más de una decena de variedades El macabeo es el buque insignia de L'Olivera, pero en las 20 hectáreas de viñas propias en Vallbona de les Monges y en los vecinos Sant Martí de Maldà y Nalec crecen más de una decena de variedades, entre ellas algunas de antiguas, como el trobat, que han empezado a recuperar. Con el inicio estos días de la vendimia la bodega está en plena actividad. Las plantillas de Vallbona y Can Calopa suman 80 personas, de las cuales 22 vulnerables, con enfermedad mental o jóvenes sin recursos, entre otros perfiles susceptibles de sufrir exclusión. Sus vinos y sus aceites salen a la venta con valor añadido, con un plus social y también medioambiental al seguir las normas de la agricultura ecológica. Prestigiosos restaurantes, como el de los hermanos Roca de Girona, ofrecen el macabeo en sus cartas, destaca De Ahumada. El grueso de la producción se vende en Catalunya y cerca del 7% se exporta a Europa y, a partir de esta campaña, también a Corea del Sur. Las cuentas del 2023 se cerraron con unos beneficios de 34.000 euros que se invirtieron en mejorar las instalaciones y la residencia, precisa el hasta ahora director. Pau Moragas, igual que De Ahumada, es uno de los ciudadanos que dejó Barcelona para sumarse al proyecto de L'Olivera en Vallbona de les Monges. Los tres núcleos que conforman este municipio registran 222 empadronados (309, en 1975), de los cuales una treintena llegados de fuera para vincularse a L'Olivera. No se ha conseguido revertir el proceso de despoblación pero De Ahumada considera que sin la cooperativa el descenso de habitantes hubiera sido mayor. Pau Moragas se instaló en Vallbona hace 27 años y aquí han crecido sus dos hijos. Como responsable de producción detalla que los retos son aumentar, hasta el 2028, del 10% al 20% el número de botellas y consolidar los márgenes económicos en un contexto de incremento de costes y de los estragos que causa la sequía. La falta de agua y la helada del mes de abril causarán una caída de la cosecha de uva del 50% respecto a una campaña normal. La de aceite también ha bajado y no superará los 20.000 litros. Cabe apuntar que en la bodega los procesos son manuales, como el etiquetado de botellas, lo que requiere más mano de obra. Objetivos Recuperar variedades históricas y replantar cepas en Collserola, de donde sale su Vinyes de Barcelona. Del primer Blanc de Serè se ha pasado a 21 referencias, entre blancos, espumosos, tintos y dulces con el deseo de seguir recuperando variedades históricas y replantar cepas en Collserola, de donde sale su Vinyes de Barcelona. La guinda de L'Olivera es el enoturismo para atraer a un destino muy desconocido, en la Vall del Corb, a gente interesada en la agricultura social y que valore "la naturaleza, el silencio, un paisaje único, austero, de secano, de introspección y no de admiración", define Moragas.