La avispilla del almendro, una nueva preocupación para los productores de almendra: es fundamental un mejor conocimiento de la plaga y de las estrategias para su control

Descrita por primera vez como plaga en Grecia en 1969, la avispilla del almendro, "Eurytoma amygdali", alcanzó España en el 2010. Su expansión en nuestro país ha ido en aumento (2010 en Castilla-La Mancha, 2015 en Aragón y Comunidad Valenciana, 2018 en Murcia...), pero los niveles de incidencia sobre las cosechas han disminuido gracias a un mejor conocimiento del insecto. Con fondos FEDER se ha financiado un proyecto de investigación sobre la plaga en el sudeste español que está permitiendo el establecimiento de estrategias de seguimiento y control cada vez más eficaces. Se detalla el ciclo biológico del insecto, y se relaciona con los daños que causa. Los síntomas visibles de la plaga, a partir de principios de verano, son la desecación de los frutos (aborregados) que quedan momificados en el arbol. Si no son eliminados manualmente pueden permanecer varios años en el árbol. Otras plagas causan síntomas similares, es preciso abrir los frutos e identificar la oruga en su interior. Se describen después las estrategias de control. Para las zonas no afectadas, es imprescindible la aplicación de medidas preventivas. Las primeras colonizaciones suelen afectar a un porcentaje muy bajo de frutos, es fundamental extremar la vigilancia de las almendras aborregadas. La medida más eficaz es la recogida manual y destrucción (por fuego o enterramiento en profundidad) de los frutos afectados. Si el daño es mayor la solución pasa por el uso de productos fitosanitarios, siendo fundamental el momento de aplicación, que en España es avisado por las autoridades competentes, y que varía según las diferentes comarcas