Guía de buenas prácticas para la fertilización: Aplicación a la fertirrigación con fracción líquida de purines y digerido

La fertilización de los cultivos es necesaria, pero si no se gestiona de forma correcta, puede provocar daños medioambientales. El nitrógeno, fósforo y potasio deben aplicarse en su justa medida. Una aplicación excesiva de nitrógeno provoca la contaminación del agua y la emisión de gases de efecto invernadero y amoníaco. El amoníaco es un gas precursor de la formación de partículas de tamaño fino, que liberadas a la atmósfera, son perjudiciales para la salud, pudiendo provocar enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cáncer de pulmón. En Europa, el sector agrícola produce el 90% de las emisiones de amoníaco a la atmósfera, el 24% se deriva de la aplicación de estiércoles y purines en el campo, y un 22% proviene de la aplicación de fertilizantes sintéticos. El objetivo del proyecto LIFE ARIMEDA es desarrollar estrategias para reducir las emisiones de amoníaco cuando el purín porcino o el digerido se utilizan como fertilizante de cultivos extensivos en regadío. También la mejora de la economía circular y la reducción del impacto ambiental, sustituyendo los fertilizantes nitrogenados sintéticos por purines y digerido. En esta guía se describen las buenas prácticas de manejo para una fertilización eficaz y responsable con el medio ambiente.