Los dos bloques acordaron en diciembre la creación de un mercado de 780 millones de personas, después de haber renegociado el pacto parcial alcanzado en 2019, curiosamente durante la primera presidencia de Donald Trump El tratado comercial entre la Unión Europea y los países sudamericanos del Mercosur parece el cuento de nunca acabar. Son más de 25 años de negociaciones y acuerdos parciales sin ratificación alguna. Todo podría estar, sin embargo, a punto de cambiar. Varios países están abogando para que ahora el acuerdo sí llegue a buen término. El motivo es claro: los aranceles de EEUU y el aislamiento de Washington han sacudido al mundo y muchos piden acelerar tratados tan complicados como el del Mercosur para influir un espacio que también ambicionan Washington y Pekín, aunque el acuerdo es complicado todavía por la reticencia de Francia y su sector rural . "El acuerdo es ahora absolutamente clave en la reconfiguración de las alianzas internacionales que el nuevo orden internacional, impuesto por la administración Trump , exige a la UE y al Mercosur", asegura a El Confidencial el uruguayo Ernesto Talvi, Investigador Principal del Real Instituto Elcano . Los dos bloques acordaron en diciembre la creación de un mercado de 780 millones de personas , después de haber renegociado el pacto parcial alcanzado en 2019, curiosamente durante la primera presidencia de Donald Trump . "En 2019 ya se superaron los condicionantes de la negociación de las dos décadas anteriores, precisamente por el temor a las guerras comerciales y el nacionalismo económico trumpista , que junto a la competencia entre Washington y Pekín amenazaba con dejar al Mercosur y la UE en una posición de subordinación estratégica y de marginación geoeconómica ", recuerda José Antonio Sanahuja , catedrático de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid. "Una vez que hemos visto que ese tsunami es mucho peor de lo que imaginábamos, la racionalidad geopolítica de este acuerdo es mucho más evidente", añade el analista. Si el acuerdo nació a mediados de los 90 para liberalizar aranceles, hoy se percibe como parte de lo que en Bruselas se concibe como la nueva " política económica exterior " de la UE, en clave geoeconómica, y como un instrumento de " autonomía estratégica ". El contexto mundial es distinto por las políticas impulsadas desde la Casa Blanca y ahora el UE- Mercosur podría convertirse en una prioridad , cobrando una importancia política además de económica, para no quedar atrapados en la guerra geoestratégica entre EEUU y China. Bruselas pide que se blinde Europa de ese conflicto y de arrebatos arancelarios futuros, vengan de donde vengan. Bruselas se aliaría con cinco países sudamericanos. Mercosur fue creado en 1991 y cuenta con cinco miembros de pleno derecho: Brasil, Argentina, Bolivia , Paraguay y Uruguay. Ambos bloques acordaron en diciembre la eliminación progresiva del 90% de aranceles y homogeneizaron sus normas fitosanitarias . Las negociaciones de décadas han contado tradicionalmente con la firme oposición de algunos sectores políticos y económicos de Europa, pero en las últimas semanas se han dado expresiones clave a favor. Los países que más radicalmente abogan por el pacto son España, Alemania -cuyo sector industrial se vería tremendamente beneficiado - Suecia y Finlandia. Esas naciones consideran que los aranceles de EEUU generan la necesidad de vender productos en otros mercados. A ese grupo se han unido otros que antes eran más reacios. "Debemos evaluar el acuerdo con el Mercosur en un contexto completamente distinto. Necesitamos el acuerdo ahora ", reclamó recientemente el ministro de Economía austriaco, el conservador Wolfgang Hattmannsdorfer , pidiendo que se activase con celeridad el proceso de ratificación. Llamó mucho la atención porque su partido está muy ligado al agro. También el presidente del Consejo Europeo , el portugués Antonio Costa , ha reclamado poner las cartas sobre la mesa. El acuerdo comercial alcanzado en noviembre requiere el apoyo de, al menos, 15 países con el 65% de la población Europea y del Parlamento Europeo. Podría ser bloqueado por, al menos, cuatro países que concentren el 35% de la población. Lo pactado en Montevideo en diciembre incluye también cláusulas como una mayor cooperación en integración política , y esa parte tiene una más complicada aprobación porque ha de ser ratificada por los parlamentos de cada Estado miembro. La mayor oposición al tratado ha llegado tradicionalmente de Francia . El Elíseo recela por la competencia desleal que pueda haber para el campo europeo. Las asociaciones rurales temen la competencia de los productos agrícolas y ganaderos sudamericanos y su gran potencial productivo. Además, el Gobierno de Emmanuel Macron es débil y muchos auguran protestas de agricultores. El grupo de escépticos lo integran también Polonia e Italia , que a veces ha criticado partes del tratado. Analistas como Sanahuja destacan, en cambio, que el nuevo pacto tiene instrumentos para mitigar los efectos en el sector rural y no liberaliza completamente el comercio. "El rechazo de algunas organizaciones agrarias y países de la UE , encabezados por Francia, se sustenta en una percepción distorsionada de los riesgos del acuerdo y de su evidente politización", comenta el analista de la UCM. "No es verdad que suponga sacrificar el agro europeo . Para los agricultores franceses, la oposición al UE-Mercosur es un argumento de malestares más amplios del sector agropecuario y muchos tienen más que ver con las presiones que reciben de la gran distribución", añade Sanahuja, destacando también el establecimiento de cuotas para los productos del campo. "Un dato que es conocido es que la cuota de carne de vacuno que abre este acuerdo supone dos bistecs por europeo y año. Y en el texto final se han incluido salvaguardas potentes si esas importaciones causaran daños mayores. Por otro lado, el acuerdo ofrece ventajas para el sector agroalimentario europeo , en productos como vinos, quesos o carnes procesadas, todo ello con mucho valor añadido y con reconocimiento a denominaciones de origen que el acuerdo protege", considera el analista. Desde París han llegado señales contradictorias. El ministro de Economía, Eric Lombar , ha hablado recientemente de la necesidad de acelerar los debates en torno al UE-Mercosur por el contexto de aranceles pero, al mismo tiempo, desde el ministerio de agricultura galo se consideró el pacto como "malo" para la agricultura y la ganadería. Algunos en los altos niveles políticos ven, en cualquier caso, condiciones para el desbloqueo por el nuevo contexto mundial. "Datos que la semana pasada no estaban, hoy sí están. Por ejemplo, Francia hoy tiene una actitud bastante más proclive a trabajar, por lo que leí, en la asociación Mercosur- Unión Europea . Eso capaz que hace un mes era una utopía", ha señalado el presidente uruguayo, Yamandú Orsi . Existe también la duda de si Francia podría sumar aliados para bloquear el pacto si finalmente se opusiera. "Francia sólo puede impedir la ratificación del componente comercial del acuerdo si logra una minoría de bloqueo en el Consejo de la UE, lo que hasta ahora no tiene. El país que podría inclinar la balanza si decide oponerse es Italia , pero parece poco probable que el Gobierno de Giorgia Meloni sacrifique al sector agroalimentario italiano , que puede hacer frandes negocios en el Mercosur", considera Sanahuja. "Además, el propio gobierno francés parece estar cambiando de posición a la vista de la amenaza comercial que supone Trump, y ahora solo exige cambios menores, más que un un veto radical", añade el analista de la UCM. Otros tienen dudas de que el Consejo Europeo decidiese ir adelante ante una oposición frontal de Macron incluso si la aprobación tuviese mayoría, para no contrariar a uno de los mayores socios de la UE . En cualquier caso, lo que la mayoría coincide es que el pacto sería muy positivo para el sector industrial y manufacturero europeo , y sectories como la maquinaria , los químicos y las farmacéuticas saldrían enormemente benefociadas. "La UE pasaría a ser el socio estratégico más importante de sudamérica, se aseguraría el acceso a minerales críticos para la transición verde y digital y a fuentes de energías renovables para el desarrollo de cadenas de producción descarbonizadas en sectores clave", considera el analista Talvi. " América Latina a su vez será receptor del capital , la tecnología y el know-how de la UE para establecer esas cadenas de producción de alto valor añadido para favorecer su desarrollo productivo", añade el investigador del Real Instituto Elcano. El dilema es elegir entre el potencial beneficio agregado y ventaja competitiva y las eventuales afecciones al campo. Bruselas, en cualquier caso, tiene abiertas otras opciones por si no cristaliza el pacto con el Mercosur. Altos funcionarios trabajan en acuerdos con Sudáfrica e India y recientemente se produjo una cumbre con cinco países centroasiáticos. En América Latina, por supuesto, también hay recelo de que el sector industrial europeo mine la producción en la región, aunque, al mismo tiempo, se teme quedar atrapado en los cambiantes aranceles de Trump y en la guerra comercial entre Washington y Pekín. Los países del Mercosur ya se han puesto manos a la obra para intentar obtener acuerdos con la Casa Blanca, que podría aprovechar la oportunidad para alejar de la región a sus competidores , muy especialmente China, pero también la Unión Europea, temen parte de los analistas. El más activo ha sido el presidente argentino, Javier Milei , que ha propuesto a Trump un tratado de libre comercio total con cero aranceles, una alianza que dificultaría la ratificación del UE-Mercosur, agravado por el hecho de que el mandatario del país sudamericano ha sugerido en varias ocasiones que Argentina podría abandonar del bloque de países. Algunos analistas suavizan la situación. "Diría que las apreciaciones de Milei incomodan pero no ponen en peligro el acuerdo. Milei ya no habla de salirse del Mercosur, pide flexibilizarlo, lo que es otra estrategia más allá de su éxito real", comenta el uruguayo Ignacio Bartesaghi , profesor titular del Instituto de negocios internacionales de la Universidad Católica del Uruguay . "Lo que sí sería un problema para el acuerdo con la UE es que Milei salga del Acuerdo de París sobre el clima. No parece cercano, pero sí es posible y tendría importantes consecuencias en el proceso de aprobación del acuerdo, dado el anexo específico sobre esos objetivos y la importancia que otorga el parlamento europeo a la cuestión ambiental ", añade el analista. En el actual contexto mundial, el que no corre vuela y en la UE se ve la necesidad de atraer a un espacio seducido por múltiples actores, especialmente China y EEUU. El tratado comercial entre la Unión Europea y los países sudamericanos del Mercosur parece el cuento de nunca acabar. Son más de 25 años de negociaciones y acuerdos parciales sin ratificación alguna. Todo podría estar, sin embargo, a punto de cambiar. Varios países están abogando para que ahora el acuerdo sí llegue a buen término.