Consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Población y Territorio
Cáceres y su demanda de regadío histórico
11·11·21 | 06:00
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El reto demográfico, que engloba todos los objetivos políticos que perseguimos desde la Junta de Extremadura, tiene en el sector agroalimentario su principal fortaleza, para que nuestros pueblos, pedanías, o alquerías sigan con el pulso que todas y todos queremos. Dentro de las oportunidades agrarias con las que cuenta Extremadura, el regadío es una de las principales pujanzas.
Tenemos claro que el regadío impulsa una agricultura productiva, sostenible, generadora de empleo y de valor añadido, que mejora su eficiencia y responde a una planificación sostenible desde el punto de vista social, territorial y ambiental.
Al aterrizar en esta consejería detectamos que los regadíos tradicionales de montaña de la provincia Cáceres presentan unos problemas y unas deficiencias estructurales como la poca disponibilidad de agua para el riego durante el verano, las insuficientes infraestructuras de almacenamiento de agua para riego o la deficiente gestión del agua de riego.
Conscientes, desde la Junta de Extremadura de estos problemas y estas deficiencias estructurales, con la segunda modernización de los regadíos de Extremadura impulsada por la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Población y Territorio, se consideró más que necesario implantar y poner en marcha el Plan de Regadío de Montaña.
Tenemos claro que el regadío impulsa una agricultura productiva, sostenible, generadora de empleo y de valor añadido
Tenemos claro que el regadío es un motor imprescindible para el desarrollo económico de las zonas rurales, y es, a su vez, una medida adecuada de la política demográfica en la lucha contra la despoblación en el medio natural. Y precisamente la provincia de Cáceres somos modelo a la hora de afrontar el reto demográfico, porque no hemos cerrado ningún pueblo, pero también por el enorme desafío que nos queda por delante para que nuestros pueblos y alquerías sobrevivan.
El regadío de montaña tiene un carácter único. Son regadíos tradicionales de carácter privado, con orografía peculiar, con un agua procedente de gargantas, lo que dificulta aún más la disponibilidad de agua para riego en verano. A esto tenemos que sumarle la escasez de infraestructuras de almacenamiento de agua para riego. Con el Plan de Regadíos de Montaña, se establecieron los objetivos de regularizar las concesiones de agua para riego, financiar las infraestructuras de almacenamiento de agua para riego y, además, constituir las Comunidades de Regantes de montaña en términos municipales de la zona.
Por ello, es crucial seguir apostando, apoyando e invirtiendo en actuaciones como estas, realizadas dentro de las actuaciones de mejora y modernización de regadíos de las Comunidades de Regantes, en las comarcas del Valle del Jerte, La Vera y el Ambroz.
Nuestras mujeres rurales, nuestros jóvenes agricultores de toda Extremadura necesitan herramientas para quedarse a vivir donde prefieran. El sector agroalimentario, apoyado en la sostenibilidad y la eficiencia energética, son su mejor aliado, y ahí, nosotras, las administraciones, tenemos una responsabilidad tremenda. Dotarles de herramientas como el regadío de montaña es el camino para luchar por el reto demográfico.
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