El aceite de oliva se triplica, hay desabastecimiento de sandía y el cereal es escaso La economía familiar y la cesta de la compra básica están sufriendo este verano las consecuencias del clima extremo. Aceite de oliva, sandía, melón, fruta de hueso, cereal, leche... sufren un aumento inusual de precios y algunas escenas de desabastecimiento. La ausencia de lluvias (el agua embalsada se encuentra el 44% y, según conta Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la UE, España comparte con el norte de Marruecos y Argelia la alerta roja), las granizadas del final de la primavera y las altas temperaturas, con olas de calor cada vez más frecuentes y duras, están teniendo un impacto directo en la oferta y en la calidad de los productos que llegan a las neveras y dispensas. El cambio climático está dejando huella en la agricultura y la ganadería y, por tanto, el consumidor final. Probablemente haya acudido en los últimos días a su supermercado y no haya encontrado sandía ni melón. Tiene una explicación: las lluvias torrenciales y el granizo de los últimos meses. Las piedras arrasaron las primeras cosechas en Murcia. Los agricultores tuvieron que replantar, pero la lluvia torrencial arruinó prácticamente la segunda cosecha. Por ello en este momento el suministro no está normalizado. Durante los próximos días comenzarán a llegar a los comercios ejemplares de la cosecha de Castilla-La Mancha, más tardía, que normalizarán la situación, explica una de las grandes compañías alimentarias. Buena parte de la cadena agroalimentaria está expuesta a las inclemencias meteorológicas extremas. El problema es que esos fenómenos adversos son cada vez más habituales. Una de las comunidades autónomas más afectadas es Catalunya, su interior, en concreto, donde se cultiva la fruta de hueso. La Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) dispone de un observatorio para conocer la situación del melocotón, albaricoque, ciruela y cereza. Sí, es cierto que para este año prevén una recuperación, sin contar con la nectarina, de la producción del 22% respecto al 2022, hasta las 1,1 millones de toneladas. El problema es que esa cifra se encuentra un 5% por debajo de los últimos cinco años. No va a ser una cosecha mala de la fruta de hueso pero podía haber sido mucho mejor. Y en ello han influido las olas de calor. El final del suave invierno y la calida primavera, cuenta Asaja, provocaron una correcta floración y cuajado, pero la sequía prolongada, especialmente en el valle del Ebro, provocaron los primeros problemas. Con falta de riego y altas temperaturas la maduración se adelantó y el fruto no se ha desarrollado. El sector, por tanto, se encuentra con un problema de calibre. Se vende menos y eso está elevando las cotizaciones. Lucha contra las renovables Los agricultores: "Veo bien las fotovoltaicas, pero somos más y tenemos que comer" En situación de alerta roja también se encuentra el aceite de oliva, el considerado oro líquido producido en España, en precios récord. ¿El motivo? La sequía. La ausencia de lluvias, más acuciante en las cuencas del sur del país, las heladas tardías y el calor en la floración. La aceituna no cuaja como debería y el árbol queda dañado. Los que se han talado tardarán dos años en recuperarse. España es el mayor productor mundial de aceite de oliva. Producto apreciado en gran cantidad de países, el virgen extra, la joya de la corona, está en cuotas históricas. El pasado viernes, según el sistema de referencia "poolred", su precio fue de 7,615 euros por kilo. Durante junio y julio está viviendo una escalada que los productores no saben cuándo se va a frenar. Manuel Lillo es un agricultor que se dedica al olivar en la provincia de Jaén. Cuenta que en el 2020 él vendía su aceite a 2,40 euros por litro. "¿Hasta dónde va a llegar esto?", se pregunta. España podría llegar a producir 750.000 toneladas de aceite de olida cuando sólo en España se consume más de un millón. Esta situación está llevando a los agricultores y ganaderos a una situación límite. El andaluz Lillo es contundente: "Veo muy bien las fotovoltaicas, pero somos cada vez más y la gente tiene que comer". Las escenas de Alcarràs , el filme de Carla Simón, se repiten por España. La lucha de los profesionales del campo contra las renovables, agricultores que pelean por sus tierras ante la proliferación de placas solares. El olivarero cree que el campo vive una "situación límite". La situación del cereal tampoco invita al optimismo. El problema se repite: la ausencia de lluvias perjudica a la cosecha del 2023. Según las previsiones de la organización de agricultores, la producción de cereal de otoño-invierno será de 5 millones de toneladas, lejos de los más de 15 millones del año pasado. Supondrá un descenso de más del 67%. La consecuencia es que los precios del trigo, de la cebada, de la avena o del centeno subirán. Consecuencias de las olas extremas El calor extremo en Catalunya provoca que la fruta de hueso no tenga tamaño adecuado Otro alimento de primera necesidad que está atravesando un 2023 al límite es la leche. Según datos del Ministerio de Agricultura recopilados por Asaja, el precio de la leche procedente del vacuno, ha aumentado un 19% en términos internanuales. En julio del 2022, el litro de leche se vendía a 44 céntimos por litro, este mes de julio se está comercializando por casi 53 céntimos por litro. Con los huevos ocurre lo mismo. En la lonja del Bellpuig, en Lleida, la docena cotizó esta semana a 2,35 euros. El precio de multiplica en las estanterías de Mercadona y Día hasta los 3 euros, indica Asaja. El cordero vivo, por su parte, cotizó en la lonja de Salamanca a 5,75 euros el kilo, 20céntimos más que la semana pasada. Los precios de buena parte de alimentos básicos, en definitiva, están creciendo por los efectos del cambio climático. Y el consumidor ya lo percibe. En la distribución también se han encendido las alarmas. "Estamos trabajando conjuntamente con el sector productor para que el consumidor note lo menos posible el impacto de las anomalías climatológicas derivadas del calor, la sequía y las fuertes lluvias que sufren los agricultores", explica Felipe Medina, secretario general técnico de Asedas. Otra organización empresarial, Anged, llama la atención sobre el impacto de la sequía y el calor en el aceite y el cereal. "Hay algunas producciones que tuvieron un invierno muy malo y la cosecha se ha visto perjudicada". Los precios crecen y la inflación aumenta.