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Catalunya derrocha 200.000 toneladas al año de fruta, verdura y carne de cerdo antes de su venta

10/09/2024
En: lavanguardia.com
Digital
Las emisiones de gases debidas a la pérdidas en la producción y el despilfarro en la distribución estudiados equivalen al CO2 de 830 vuelos en avión de larga distancia al año Las mermas y el desaprovechamiento se producen a veces por decisiones que se toman en otro eslabón de la cadena alimentaria El derroche alimentario echa sus raíces en el sistema productivo, incluidos los eslabones de la producción y distribución. Una prueba de ello es que Catalunya dilapida anualmente 235.000 toneladas de frutas, hortalizas, carne de cerdo y lácteos antes de llegar a los hogares. Así lo indica un estudio presentado en el congreso internacional LCA Food organizado por el IRTA y la UB. Las mermas producidas por los sucesos climáticos (sequías, heladas...), así como los requerimientos estéticos, la cadena de intermediarios o los precios inferiores de los productos importados son algunas de las causas. Catalunya despilfarra concretamente 98.488 toneladas de fruta y hortalizas (melocotón, manzana, pera, cítricos, alcachofas, tomates y calabacín) al año. A esto se suman 105.074 toneladas de carne de cerdo que se ha "perdido por el camino", y 30.979 toneladas de productos lácteos (leche y yogurt). En el caso de la fruta y hortalizas, las pérdidas se deben principalmente a los precios bajos que reciben los productores (que en la mayoría de estos casos no llegan a cubrir los costos de producción) así como al "aumento de los sucesos climáticos extremos" (granizo, heladas, fuertes vientos, sequías, inundaciones y demás"), según señalan las autoras del estudio, Ariadna Bàllega, técnica del IRTA y Alba Graells, técnica del Departament d'Agicultura. Además, a lo largo de la cadena alimentaria, se da un despilfarro por las exigencias estéticas y de tamaño del producto. Cuanto más larga es la cadena alimentaria más desperdicio se genera, ya que la fruta o las hortalizas deben pasar por muchos intermediarios y la fruta se estropea debido a la vida útil del producto. Otro factor es "el exceso de oferta porque llega mucho producto de fuera debido a un precio mucho más bajo, o hay un exceso de producción, lo que da lugar a que el producto de aquí no se vende y se estropee". Por su parte, en el sector de la carne de cerdo, la principal causa de las pérdidas en la producción son las enfermedades que obligan al decomiso total o parcial del producto. Y en salas de despiece, el problema lo causan la ruptura de la cadena del frío o la falta de aprovechamiento de todo el producto. En cambio, en el sector lácteo, los desperdicios se deben a la incorrecta planificación de la compra o la falta de ajuste entre la oferta y la demanda. Las emisiones de gases invernadero El estudio ha evaluado también las emisiones de gases invernadero de este derroche (en CO2 equivalente), tras analizar diferentes indicadores, como obtención de agua, el transporte y los procesos de transformación (desde la producción hasta la distribución). En el sector hortofrutícola, las emisiones de gases invernadero se han estimado en unas 23.500 toneladas de CO2 equivalentes, y en el de la carne (hasta la sala de despiece) en 400.000 toneladas. Todo esto totaliza un volumen de emisiones equivalente a 830 viajes de avión de larga distancia considerando aviones de 650 pasajeros y 8.000 kilómetros de recorrido. Es tanto como los gases invernadero de una población de 67.000 habitantes. El impacto climático es diferentes y las perdidas y despilfarro puede llegar al 8% de las emisiones en cada producto El impacto climático es diferente según el producto. En el sector de la fruta, las emisiones de las mermas respecto al total del producto comercializado oscilan entre el 3,7% para los cítricos y un 8% para los melocotones. En el caso las alcachofas, por ejemplo, llegan al 7,5%; en los lácteos al 3,3% y en la carne de cerdo al 0,5%. Los autores explican que han estudiado los productos más representativos desde el punto de vista de la producción alimentario, con la finalidad de ir cubriendo en el futuro todos los sectores productivos. Todo ello se efectúa mediante la realización de entrevistas y visitas de campo a los productores, transformadores y distribuidores. El objetivo de estudio, según explican sus autores, es mejorar el conocimiento sobre las causas que explican la gran cantidad de pérdidas y el despilfarro alimentario que se produce en cada eslabón de la cadena alimentaria, desde la producción primaria hasta la red de distribución. "El hecho de estudiar un producto a lo largo de la cadena alimentaria nos permite poder relacionar las causas de las pérdidas y el despilfarro alimentarios entre los eslabones de esa cadena. Muchas veces lo que ocurre en un eslabón concreto es debido a actuaciones o decisiones que se toman en otro eslabón de la cadena alimentaria", explican las autoras del trabajo. Detectar las debilidades Un estudio de toda la cadena de valor permite detectar estas debilidades, identificarlas y tomar decisiones estratégicas, "con el objetivo de que toda la cadena de valor pueda trabajar de forma coordinada para reducir estas pérdidas y derroche alimentarios", añaden . Por eso, han lanzado también algunas recomendaciones generales para reducir estos impactos ambientales. Hay que tener en cuenta por ejemplo que las pérdidas alimentarias en el campo pueden ser debidas la caída de precios del mercado o la entrada de producto importado de fuera de Catalunya. "Cuanto más corta es la cadena alimentaria menor impactos se produce porque hay menos intermediarios. Debemos apostar por productos locales y de temporada porque se producen aquí", dice Alba Graells, con quien coincide el director general del IRTA. "Todo ello sirve también para comunicar el problema y sensibilizar al sector agroalimentario y a la sociedad. El derroche alimentario es un problema de todos, y todos somos parte de la solución. Y una buena manera de prevenirlo es promover el consumo de productos locales y de temporada", señalan. El uso del agua es uno de los ámbitos de gestión más preocupantes. Se considera necesario dar prioridad al ahorro en el riego, siempre que no se perjudique la producción. Otros puntos críticos son el consumo de gasóleo en las operaciones agrícolas, a fertilización y otros consumos energéticos, sobre todo teniendo en cuenta que en algunos casos la mayoría de productos proceden del resto de España.
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