"Aún no hemos sacado al campo ni una sembradora de maíz"
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"Aún no hemos sacado al campo ni una sembradora de maíz"
Jesús Ballarín es agricultor de regadío en Alcalá del Obispo (Huesca).
Ballarín, en su explotación de cereal en la comarca Hoya de Huesca.
J. B.
El pasado año casi por estas fechas, Jesús Ballarín, que produce cereal y forrajes en unas 100 hectáreas de regadío situadas en las localidades oscenses de Alcalá del Obispo y Buñuales (comarca Hoya de Huesca) se planteaba la posibilidad de no sembrar maíz porque los elevados costes de la electricidad y las materias primas lo hacían prohibitivo. Ahora es la escasa reserva hídrica el motivo por el que en la planificación de cultivos que todos los años realiza este agricultor, el cereal de primavera comienza a perder terreno. De hecho, en estos momentos ya tendría que haber comenzado la siembra del maíz, pero "con esta sequía ", asegura, los agricultores aún no han sacado ni una sembradora a los campos.
Ballarín está integrado en la comunidad de regantes de Riegos del Alto Aragón , un sistema de riego que, según explica el agricultor, ha garantizado la disponibilidad de agua "desde ahora hasta el final de la campaña", aunque sea a costa, eso sí, de establecer cupos.
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"Con estas circunstancias tenemos que programar los cultivos", señala este joven agricultor, ingeniero agrícola y que se incorporó al sector en 2012 para hacerse cargo de la explotación familiar. Ballarín detalla que, como el resto de los agricultores, diversifica sus cultivos para minimizar los riesgo s, y que este año, dado que ya se veía que no iba a disponer de suficiente agua preveía dedicar parte de su superficie a cereal de invierno, parte a forraje y otra a maíz de primera cosecha.
Pero "un año tan seco como este", señala, tiene al sector "totalmente desbordado". Sus trigos, que ahora deberían lucir altos y con vigor vegetativo, apenas levantan un palmo del suelo y en ellos es visible el negativo efecto del estrés hídrico que ha dejado a las plantas prácticamente sin hojas.
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Pero, además, a la escasa cosecha que Ballarín obtendrá de estos cultivos se suma también una menor producción de maíz, ya que tiene previsto reducir la superficie que este año ocupará el cereal de primavera. " En esta campaña la dotación de agua de la que dispongo es tan baja -unos 3.500 metros cúbicos por hectárea- que la vamos a destinar a la cebada y como no queda para maíz, esa superficie se va a quedar en barbecho ", explica este agricultor, que recuerda que la última vez que a sus campos no llegaron las semillas de este cereal fue allá por 2005.
Aunque reconoce que en cada sistema de riego la situación es distinta , Ballarín se muestra convencido de que este año la superficie destinada a los cultivos de primavera va a ser sensiblemente inferior. Porque hay que tener en cuenta, señala, que en el regadío los costes de producción son mucho más elevados que en el secano. Hay que hacer frente al canon de riego, hay que pagar el amueblamiento de las parcelas y responder a las amortizaciones correspondientes de los créditos solicitados para abordar la modernización. "Eso puede suponer una media de 500 euros por hectárea", señala Ballarín , que confía en que lleguen las lluvias, las reservas de los embalses repunten y los agricultores puedan sembrar aunque sea menos que otros años. "Si sucede así, la situación podría ser reversible".
Ballarín explica que, como recientemente trasladaba el consejero de Agricultura a los representantes de la organización agraria UAGA , de cuya ejecutiva forma parte, en estos momentos el sector le está viendo los dientes al lobo. Lo peor podría estar por venir, porque si las lluvias no llegan, como muy tarde, en quince días, el desastre está más que asegurado.
"Para un cambio de escenario tenemos todavía margen hasta mediados de mayo", señala este agricultor oscense, que reconoce, sin embargo, que aunque mantiene la esperanza tiene que ser realista. "Y la realidad dice que este va a ser un año muy malo en cuanto a volumen de producciones".
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