C. López-Novo, P. Díaz, A. Prieto, G. López-Lorenzo, J.M. Díaz-Cao, S. Remesar, D. García-Dios, R. Panadero, C.M. López, P. Díez-Baños, G. Fernández, P. Morrondo. Investigación en Sanidad Animal de Galicia (Grupo Invesaga). Facultad de Veterinaria de Lugo. Universidad de Santiago de Compostela (USC). España.
La diarrea neonatal es muy común en terneros menores de un mes y se traduce en importantes pérdidas económicas en las explotaciones. Este proceso puede deberse a un manejo nutricional incorrecto, pero lo más habitual es que diversos enteropatógenos bacterianos, víricos y parasitarios estén involucrados en su aparición.
Estos agentes pueden actuar de forma individual o combinada, dando lugar a signos clínicos más graves en este último caso. No obstante, es importante recordar que las diarreas neonatales infecciosas son procesos multifactoriales, por lo que además de la intervención de los patógenos es necesaria la presencia de diferentes factores de riesgo relacionados con el ambiente, el manejo y el propio animal.
En el sector del ganado vacuno, pocos procesos tienen un impacto económico tan notable y evidente como la diarrea neonatal. En primer lugar, este síndrome es muy frecuente en los terneros durante el primer mes de vida; así, se ha señalado que supone hasta el 80% de los casos de terneros enfermos en las tres primeras semanas de edad.
Además, su aparición deriva en cuantiosas pérdidas económicas, pues se ha comprobado que es la causa de más del 50% de las bajas en terneros menores de un mes, limitando la mejora genética del rebaño y suponiendo un gasto adicional derivado de la necesidad de comprar animales para la recría.
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