La empresa que nació como cooperativa ganadera en la población ilerdense de Guissona emprende sus mayores inversiones para ampliar sus mercados
Ramón Alsina, consejero delegado ejecutivo de bonÁrea, en las instalaciones de la compañía en Guisona (Lleida). / Martí Saballs
Martí Saballs Pons
15 SEPT 2024 11:18
A las dos de la tarde del 6 de agosto, 37 grados de temperatura en el exterior, el restaurante de bonÀrea en el pueblo leridano de Guissona está a pleno rendimiento . Menús a ocho euros reciben al cliente al lado del supermercado bandera del grupo que tiene en este municipio su origen y del que dependen la gran mayoría de su población: 7.500 habitantes. Alrededor de este eje se agrupa la fábrica original de despiece y producción alimentaria de 220.000 metros cuadrados y las naves logísticas aledañas desde donde se reparten los productos finales. La ampliación de estas instalaciones supusieron una inversión acumulada de 200 millones de euros hasta 2016.
De una cooperativa fundada en 1959 en una zona rural deprimida ha pasado a convertirse en uno de los grandes grupos empresariales españoles con una facturación en 2023 de 2.720 millones y 6.300 trabajadores, algo más de la mitad de ellos originarios de otros países. La sociedad sigue en manos de 4.187 accionistas, mayoritariamente granjeros y empleados .
Tiendas y gasolineras
Hoy, con el nombre de bonÀrea ya establecido, la corporación espera seguir creciendo. No solo a través de su negocio original de procesador de alimentos, también a través del desarrollo de sus tiendas -actualmente 585- y estaciones de servicio de bajo coste -ya tiene 66- por el territorio español. La OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) ha destacado que la cadena de gasolineras de bonÀrea es la más barata de España . Esta semana el litro de diésel se vendía a 1,22 euros. El grupo también controla la entidad financiera Caixa Guissona, con 85.000 clientes y un negocio bancario de 2.150 millones .
La familia Alsina, accionista de referencia del grupo, lleva años asumiendo el liderazgo de la empresa. A sus 89 años, Jaume Alsina, presidente no ejecutivo, va todos los días a su oficina, desde donde sigue informado de las novedades estratégicas. Sus hijos tienen ahora las principales posiciones ejecutivas: Ramon ejerce de consejero delegado ejecutivo, Jaume es director general y Teresa es directora de la creciente unidad de negocio de tiendas .
Preguntado por la filosofía y estrategia de la empresa, Ramon Alsina explica una anécdota de hace varios años: "Me llamaron en una ocasión para informarme de que una empresa de China estaba interesada en comprarnos, pagando una cantidad enorme. Les pregunté si estarían dispuestos a firmar un documento para asegurar que dentro de cien años la empresa seguiría en Guissona . No han vuelto a llamar. Nuestro compromiso es con nuestra tierra. El capital humano que tenemos es de aquí. Nuestro objetivo es que esta empresa siga viviendo aquí dentro de 200, 300 o mil años para que en Guissona sus habitantes puedan seguir ganándose la vida". Un dato: el nivel de paro de la población ilerdense es del 3,6%.
Proyecto "faraónico"
Complementario al mantenimiento de las raíces del grupo en Lleida, el futuro desafío de bonÀrea pasa por el desarrollo de un proyecto que El Periódico de Aragón , diario editado por Prensa Ibérica, definió de "faraónico". En el municipio de Épila, al suroeste de Zaragoza y junto a la A2 camino de Madrid, sobre un terreno cercano a las 186 hectáreas, está fabricando un nuevo centro de producción y logística que le permita acceder a tres mercados esenciales para el crecimiento de la empresa: Madrid, el País Vasco y la Comunidad Valenciana, todos a 300 kilómetros, distancia que permite el transporte diario de productos frescos. El monto previsto de la inversión es de 400 millones , de los que ya se han ejecutado 200 millones.
El proyecto Épila empezó en 2008 cuando se compró la finca como paso previo. La crisis financiera y económica iniciada en septiembre de aquel año con la quiebra de Lehman Brothers en EEUU obligó a paralizarlo durante 10 años . "Optamos por aguantar e ir sin prisas. Por culpa de la crisis, el crecimiento y los márgenes cayeron. No podíamos arriesgar y ganamos años de vida», cuenta Alsina, que prefirió centrar el grupo en mantener el negocio alimentario y crecer en tiendas en Catalunya, Aragón y el norte de la Comunidad Valenciana.
En 2016, con la mejora económica y aumentos en ventas de hasta el 9%, se recuperó la aventura de Épila. "En aquel momento no parecía fácil realizar la inversión y miramos otras opciones en Navarra. El Gobierno de Aragón [el presidente era el socialista Francisco Javier Lambán] se enteró y comenzaron a ofrecernos lo que queríamos, empezando por agua y energía . En marzo de 2019 firmamos el Plan de Interés General por Aragón y se aceleraron los trámites. Y es aquí donde estamos destinando la mayoría de nuestros recursos de inversión para el futuro de la compañía más allá de Guissona".
Alsina considera que, una vez ejecutado el proyecto, bonÀrera será capaz de abastecer a 1.000 tiendas más sobre las 600 con las que espera cerrar este ejercicio. "Hemos pasado de ser una empresa exclusivamente de fabricación , con lo que seguiremos, a ser propietarios de tiendas que venderán nuestros productos bajo el sistema de franquicia. ¿Por qué propietarios? La experiencia del alquiler no funcionó, cuando había que renovar, nos subían mucho el precio. Hoy tenemos 430 tiendas en propiedad". Y añade: "Tardaremos de 10 a 15 años en lograr alcanzar estos hitos que nos permitirán acceder a un mercado que suma 12 millones de personas. Es un proyecto muy a largo plazo que solo podemos hacerlo desde nuestra mentalidad empresarial. Si cotizáramos en bolsa, no se entendería».
La apuesta de bonÀrea por crecer en el sector de la distribución al por menor, aparentemente saturado de cadenas de todos los tamaños y ofertas más el comercio tradicional , puede sorprender. También por tratarse de un mercado donde los líderes, como Mercadona, generan márgenes de negocio que en un buen año no superan el 3%. La cifra de negocios de las tiendas en 2023 ascendió a 1.182 millones, el 11% más respecto al año anterior.
Un objetivo deseado: facturar 5.000 millones
"Un día u otro llegaremos a facturar 4.000 o 5.000 millones de euros". Ramon Alsina no tiene un horizonte preestablecido salvo el interés en crecer entre el 5% y el 10% anual en facturación "aunque si es el 15% mucho mejor" año tras año manteniendo los márgenes comerciales . Hoy recuerda las dificultades y los menosprecios que sufrieron por parte de los incumbentes cuando en 1995 empezaron a abrir tiendas: "Perdimos clientes que nos veían ya como competidores». Y también los menosprecios surgidos al abrir las primeras gasolineras: "No nos valoraron y aquí estamos".
"¿Qué me preocupa más? Un accidente, un producto contaminado y un error en la falta de seguridad alimentaria, un incendio...". Esta respuesta de Alsina fue premonitoria cuando este agosto se descubrió que un lote -número 6710199- de fuet producido por el grupo tenía salmonelosis. La reacción fue inmediata, indica la compañía, pues procedió a detectar inmediatamente la trazabilidad del lote y a su eliminación . "Informamos a los consumidores a través de la web, con carteles informativos en las tiendas y aclarando todas las dudas, urgiendo su devolución y lamentando todos los inconvenientes», informa la empresa, que incide en que la rapidez en la respuesta se debió a que no hay intermediarios entre el productor y la cadena.
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