Síguenos en redes sociales:
El valor del preciado 'oro líquido'
Los hogares extremeños recortan un 12% el consumo de aceite de oliva por el alza de precios
En dos años, el de mayor calidad, el virgen extra, se ha desplomado más de un 40% en la comunidad autónoma
Pese a este descenso, el presupuesto de las familias de la región para comprar este alimento crece un 24%
Una botella de aceite de oliva con precinto de seguridad. JORDI OTIX
Ver noticias guardadas
Con el precio de la botella de un litro por encima de los diez euros en algunos supermercados, el aceite de oliva lleva camino de convertirse en un producto de lujo al que muchos hogares ya tienen dificultades para acceder o, cuando menos, para hacerlo dándole el mismo protagonismo que había tenido hasta ahora en sus menús diarios. Según los datos del INE, el aceite de oliva se vendía en julio casi un 40% más caro que un año atrás , y este encarecimiento habrá sido, con toda probabilidad, mayor en agosto, teniendo en cuenta que el precio en origen ha pasado de los 7,7 euros por kilo de virgen extra que registraba hace un mes Infaoliva (Federación Española de Industriales Fabricantes de Aceite de Oliva) a los 8,18 euros que marcaba este mismo dato el pasado viernes. Y ante semejante panorama, el consumo no ha hecho más que caer.
Las cifras del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación indican que entre enero y mayo, última fecha disponible con información actualizada por regiones, las familias extremeñas compraron en torno a un 9% menos de 'oro líquido' (en términos per cápita) que un año antes en esos mismos cinco meses. La comparativa con el arranque de 2021 (en mayo de ese año ya se arrastraba un aumento interanual del 36,5% en este producto) arroja una caída todavía mayor, del 12,6% .
A día de hoy encontrar en los lineales el envase de un litro por debajo de los nueve euros «ya cuesta trabajo cuando hace un año estaba a cinco o seis euros. Muchas familias se están yendo a otro tipo de grasas porque no pueden pagar estos precios» , advierte Roberto Serrano, director provincial en Badajoz de la Unión de Consumidores de Extremadura (UCE). Y eso supone, agrega, sustituir la que es una de las bases de la dieta mediterránea por otros aceites vegetales con propiedades mucho menos saludables.
Los hogares extremeños recortan un 12% el consumo de aceite de oliva por el alza de precios
Entre las diferentes categorías de aceite de oliva también se están produciendo desplazamientos en el consumo. De esta forma, el del virgen extra en los hogares extremeños se ha desplomado un 41% en dos años, disminución que ha propiciado que aumente la adquisición de los de menor precio.
Con todo, el elevado valor que se da a este aceite vegetal en los hogares ha hecho que estos hayan aumentado notablemente el presupuesto destinado a su compra aunque sea para adquirir menor cantidad: entre 2021 y 2023, el gasto por persona en la región ha crecido un 24%.
Igual con otros alimentos
El zumo de aceituna es el alimento que «se lleva la palma» en términos de escalada de precios, pero algo similar, resalta Serrano, está ocurriendo con otros productos, sobre todo los frescos, que un «número creciente de familias», en especial las de menor poder adquisitivo, está dejando de comprar para decantarse por los «ultraprocesados» . Un cambio que puede ser un parche para el bolsillo «a corto plazo» pero que «a medio y largo» puede acabar siendo, considera, «un problema de salud pública».
En este sentido, hace solo unos días, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ponía cifra al desigual impacto de la inflación en los hogares según su situación socioeconómica. El 25% de los que tienen menor renta sufrieron 1,8 puntos porcentuales más de inflación en el acumulado de 2021 y 2022 que el 25% de hogares más ricos. La misma «diferencia material» de 1,8 puntos se produjo entre las familias cuyo integrante con más ingresos tenía más de 60 años respecto a aquellas con un cabeza de familia de menos de 40 años.
«Fundamentalmente, el cliente está bajando el volumen de consumo, más que sustituyéndolo [por otros aceites, como el de girasol] está reduciendo el consumo», asegura el presidente del sector del aceite de oliva de Cooperativas Agroalimentarias de España, Rafael Sánchez de Puerta, que no esconde la gravedad del asunto (la temporada pasada cerró con la peor cosecha en años y esta, el panorama está todavía peor), pero que tiene claro que no hay peligro de desabastecimiento. «Falta de producto no habrá en absoluto, pero por el precio, si no lo regulara el precio sí que habría un riesgo de desabastecimiento», opina.
«Esta situación no es buena para ninguno de los eslabones más débiles de la cadena, los primeros y los últimos: los olivareros, porque no tenemos cosecha significativa que vender, y el consumidor, porque se enfrenta a un precio al que no está acostumbrado», analiza, por su lado, el responsable de Olivar de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) y olivarero en Jaén, Cristóbal Cano. «Al final, habrá un perfil de consumidor para el que cada vez sea más caro adquirir aceite de oliva» , augura Cano.
A corto plazo, la previsión de todas estas voces consultadas es que el precio tocará techo pronto. Sin embargo, el problema que señalan varias trabajadoras de supermercado sondeadas es que difícilmente volverá donde estaba. Más, cuando la traba de fondo es una cuestión tan difícil de resolver como son el cambio climático y la sequía.
Por otro lado, la tendencia alcista también es caldo de cultivo para la proliferación de prácticas fraudulentas como las destapadas en Extremadura y Andalucía en los últimos meses y que tienen el objetivo de abaratar falsamente los precios de venta finales. «Cuando el aceite de oliva está a diez euros el litro, si alguien te ofrece en un bar o en una gasolinera una garrafa de cinco a 25 euros, es imposible. O nos está intentando engañar o está perdiendo dinero», avisa Roberto Serrano.
Imagen de un olivar. José Manuel Pedrosa
Los estragos de la sequía
«Al final tendremos que freír con agua» , se lamenta una mujer mientras observa la estantería de los aceites de su supermercado de confianza. El litro de la marca que se lleva habitualmente se acerca peligrosamente a los nueve euros, y la opción más barata, la de marca blanca, está prácticamente en los siete euros. Lo está en este establecimiento de Barcelona en concreto y en hasta otros cinco de cinco cadenas distintas, donde es raro ver garrafas de cinco litros por debajo de los 33 euros. A juzgar por la información de precios en origen que recopila Infaoliva (Federación Española de Industriales Fabricantes de Aceite de Oliva), el aceite de oliva virgen se ha encarecido un 10% este último mes, pero acumula una subida del 75% desde marzo. Y la tendencia se replica en el caso del virgen extra y del lampante.
«La situación es tremendamente simple, el único problema que hay es de falta de producción; hemos tenido una cosecha muy baja y eso está influyendo en que la próxima campaña, la que empieza en octubre, también sea muy baja», contextualiza el presidente del sector del aceite de oliva de Cooperativas Agroalimentarias de España, Rafael Sánchez de Puerta. «Hay falta de disponibilidad de producto y, como en todas las actividades, cuando cae la oferta se tiene que ajustar la demanda» , apunta, detallando que la subida extrema de las últimas semanas coincide con el momento en que se ha estudiado la disponibilidad de aceite para la inminente campaña.
Porque, tanto él como el responsable de Olivar de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), Cristóbal Cano, señalan el escaso excedente de la cosecha previa como uno de los indicadores que más invita al pesimismo. Si el año pasado contaban con un enlace (volumen con el que se cubren la espalda durante la temporada de cosecha) de 450.000 toneladas, este año se sitúa en torno a las 250.000, lo que, para ellos, es prácticamente cero. Esto se suma a un árbol que arrastra los efectos de dos años consecutivos de sequía: es decir, que se esperan conseguir menos de las 660.000 toneladas que se reunieron el año pasado y, por supuesto, menos del millón y medio de toneladas con las que se trabajaba hace dos años. «La campaña del 2022-2023 se cerró con la peor cosecha del siglo XXI y el problema se agrava porque vamos a encadenar una segunda campaña 2023-2024 con también unas malas previsiones de cosecha, algo que nunca se había dado en nuestro sector, dos campañas consecutivas malas», plantea Cano. «Teniendo en cuenta que España es el primer productor de aceite de oliva del mundo (el 50% de la producción mundial), esto tiene unas consecuencias claras en los mercados», alerta.
La UE estima que este año la producción mundial de aceite de oliva se moverá en torno a los 2,5 millones de toneladas, cuando hace un año estuvo por encima de los 3,3 millones . Sería la primera vez en seis campañas que el volumen se queda por debajo de los tres millones. En paralelo, el mismo organismo espera un consumo mundial de 2,9 millones de toneladas. «Una baja producción, unida a un consumo que se está comportando bastante bien, presiona al alza los precios», subraya la gerente de esta asociación, Teresa Pérez.
«Siempre pensamos que el problema iba a ser de excedente, porque estaba aumentando muchísimo la producción y se estaban haciendo muchas plantaciones, pero ahora nos encontramos con un problema de desabastecimiento que nos hace mucho daño: no hay nada peor que no poder atender la demanda de nuestros clientes», lamenta Sánchez de Puerta. «Ya se nos ha olvidado cuando aquí toda la conversación era que España producía para que otros vendieran, ahora lo dramático es que después de haber creado esto, nos quedemos sin producto», concluye.
Temas