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Por Patricia Martín
El crecimiento de la población y el estilo de vida actual ha llevado a unas tasas "sin precedentes" en el uso de la tierra y del agua, según ha alertado el IPCC (el Grupo de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU). La agricultura y la ganadería consumen alrededor del 70% de agua dulce y emiten alrededor del 22% de los gases de efecto invernadero. Pero, al mismo tiempo, se ven afectadas por las sequías, la proliferación de plagas y la degradación del suelo. Todo ello en un mundo en que entre el 25% y el 30% de la comida se pierde o desperdicia y donde alrededor de 2.000 millones de adultos tienen sobrepeso u obesidad mientras 821 millones pasan hambre .
Son las paradojas de la alimentación a las que el mundo tiene que responder a través de estos cinco desafíos:
El calentamiento global amenaza la subsistencia de muchos cultivos y su productividad. Las temperaturas más cálidas, los fenómenos extremos, la escasez de lluvias y la variabilidad climática que dificulta la planificación afectan a miles de producciones. Además, el cambio climático exacerba la degradación de la tierra , particularmente en áreas costeras y deltas fluviales, contribuye a la desertificación y a la aparición de plagas.
Por último, "inviernos más largos o primaveras más frías producen mayor riesgo de heladas en momentos sensibles como la floración, y los otoños más cálidos, la aceleración de la maduración de frutos que, por tanto, tienen peor calidad", según alerta Concepción Fabeiro , presidenta de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica .
El sector primario es víctima del cambio climático, pero también uno de los causantes. El IPCC calcula que emite en torno a 22% de los gases contaminantes debido al uso de combustibles pero también a la fabricación, el transporte y la aplicación de fertilizantes sintéticos, que emiten sobre todo Óxido Nitroso (N 2 O). En España el último inventario indica que las emisiones del sector agrícola copan el 11% de las emisiones totales y, de ellas, la ganadería representa el 75,3%, dado que los animales son los responsables principales a nivel mundial de la emisión de metano . A todo ello hay que añadir que el 66% del cultivo español se destina a alimentar a los animales de granja.
Aunque en los países ricos cada vez nacen menos niños, a nivel mundial la población no para de aumentar, no solo por los nacimientos, sino por la mayor esperanza de vida. De hecho, el número de habitantes del planeta alcanzó los 8.000 millones en noviembre de 2022, lo que supone tres veces más que a mediados del siglo XX. Y la ONU calcula que crecerá otros dos 2.000 millones en los próximos 30 años.
En consonancia con el crecimiento, se necesitan cada vez más alimentos . El banco mundial calcula que se requerirá producir un 70% más de comida cuando la población mundial alcance los 9.000 millones, en torno a 2050. En resumen, que para seguir alimentándonos como hasta ahora se necesitaría entre 2 y 3 planetas como el nuestro.
Las organizaciones ecologistas como Greenpeace sostienen que ya se producen alimentos suficientes para abastecer el crecimiento de la población. Pero, uno de los problemas, es que un tercio de la producción alimentaria se desperdicia y en este esfuerzo baldío se emiten entre el 8% y el 10% de los gases contaminantes. "Si el desperdicio alimentario mundial fuera un país, generaría una huella de carbono por encima de cualquiera, salvo China y EEUU", advierte Concepción Fabeiro.
Se produce desperdicio en todas las etapas: la producción, la postcosecha, la elaboración, la distribución y el consumo . "En países desarrollados, el porcentaje es más alto en la fase de consumo, mientras que en los países en desarrollo, en los que suele haber más carencias de conservación, el porcentaje es mayor en la fase de postcosecha ", sostiene la experta.
Ni el cambio climático afecta por igual a todas las regiones ni todos los países contribuyen de la misma manera al calentamiento global. El IPCC advierte que la crisis climática afectará especialmente a los países pobres y a las regiones tropicales y subtropicales, debido a que verán más afectadas por la sequía y las nuevas plagas, con el añadido de que la agricultura supone en torno al 35% de su riqueza, un porcentaje más alto que en los países occidentales.
Al mismo tiempo, en los países ricos hay un exceso de alimentación mientras que en el tercer mundo se pasa hambre . Según cálculos del IPCC, alrededor de 2.000 millones de adultos tienen sobrepeso u obesidad mientras que 821 millones de personas están subalimentadas.
Organismos internacionales, gobiernos y productores son conscientes de todos estos desafíos y, por ello, se están abriendo paso algunas soluciones . Los ecologistas avisan de que la principal vía para reducir las emisiones y responder a las necesidades alimentarias es aumentar el consumo de alimentos vegetales y reducir la ingesta de carne . Además, ven necesario restaurar la biodiversidad . Ambos caminos son más difíciles de implementar. Y los productores apuestan por medidas más concretas como la siembra sin labranza, el riego por goteo o las semillas manipuladas genéticamente para que puedan resistir plagas o sequía. El tiempo dirá si unos u otros tienen razón y el mundo es capaz de responder a los desafíos alimentarios.
Un reportaje de EL PERIÓDICO