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Las lluvias y los precios animan una cosecha de la oliva irregular por zonas
Las cooperativas de la Vall d'Albaida esperan un aumento del 20 % en la producción, mientras en la Costera y la Canal las perspectivas son a la baja
Una almazara de Navarrés en pleno proceso de producción, el año pasado. | PERALES IBORRA
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A las puertas de una nueva campaña de la aceituna, las expectativas de los productores difieren notablemente en función de la porción de terreno donde se asientan sus cultivos, aunque las lluvias de los últimos días, el calibre y la calidad de los frutos, junto a los buenos precios iniciales dan alas a un optimismo generalizado. La Cooperativa Comarcal La Vall d'Albaida, que tiene sede en Quatretonda y agrupa a once entidades de otros tantos municipios de la comarca y a más de 2.500 agricultores, aspira a ampliar la producción este año hasta los 3,5 millones de kilos de olivas al calor de unas previsiones que apuntan a un incremento del 20 % en la cosecha respecto a la pasada temporada. Si ninguna inclemencia meteorológica adversa lo impide.
A tan solo 40 kilómetros de distancia, en cambio, la almazara que gestiona Pepe Ginia en Navarrés se prepara para pesar una cantidad de aceitunas «muy inferior» una vez abra las puertas en octubre para atender fundamentalmente a clientes de la Canal de Navarrés y la Costera. La explicación que da Ginia al descenso proyectado en la cosecha no es otra que la vecería, el fenómeno que se produce cuando el olivo ofrece abundantes frutos un año pero no al siguiente.
En el diagnóstico coinciden otros dos experimentados productores vinculados al sector. Julián Úbeda estima que la producción en la Costera apenas llegará al 70 % de la media de una campaña normal. El oleicultor recuerda que el pedrisco de hace unas semanas dañó alrededor de un 10% de las cosechas en las localidades de Vallada, Moixent y la Font de la Figuera, donde además predomina una variedad de aceituna, la Alfafara, que «nos falla mucho». Dos factores que reducirán en torno a la mitad la cosecha en estas poblaciones. Más abajo en el territorio, en términos como Montesa donde se imponen otras variedades, en cambio, la producción será la de un año normal.
El presidente de la Cooperativa La Viña, José Fita, también proyecta una cosecha «bastante inferior» a la pasada, que batió un récord en la almazara de la Font de la Figuera, con 2 millones de kilos tratados. «Nunca se habían cogido tantos», señala. Este año, en cambio, la campaña es «tan irregular» que resulta difícil hacer un cálculo, aunque Fita cree que la producción podría desplomarse a la mitad. La vecería, de nuevo, es la explicación más plausible.
Mejor calibre
De regreso a la Vall d'Albaida, las perspectivas son muy diferentes. Vicent Tolsà, responsable de la almazara de la Cooperativa de Ontinyent, augura una cosecha que rebasaría los 1,8 millones de kilos, el equivalente a un incremento de aproximadamente el 12,5 % «si todo va bien y la oliva no acaba picada por la mosca o el pedrisco», matiza. Una precaución obligatoria en un sector acostumbrado a los vaivenes cuando aún queda prácticamente un mes para que la mayoría de las almazaras comiencen a estar a pleno rendimiento.
Sin salir de la comarca, quien también se muestra optimista con la nueva campaña es Paco Benavent, productor que integra la ejecutiva de La Unió de Llauradors. No solo por el repunte de los kilos, sino también por el buen calibre y la calidad de las aceitunas -gracias al régimen de lluvias de los últimos meses- y por unos precios que, al menos de momento, acompañan a los agricultores. «Las reservas de aceite han disminuido y eso da señales de que los precios serán favorables», apunta Benavent cruzando los dedos. En cualquier caso, advierte a continuación, la rentabilidad agraria «es cada vez menor».
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