El extremeño Raúl Muñiz sustituye desde hace unos días a Francisco Marcén al frente de la Interprofesional del Ovino y Caprino, inmersa en una intensa ofensiva para revertir la caída del consumo de carne de cordero de los últimos años. Interovic mira también al exterior para mejorar sus ventas y, junto a la apertura del mercado chino, trabaja ya en el nuevo escenario que ofrece el Brexit y que convertirá a España en el primer productor de la UE: "Tenemos que aprovechar el hueco que deja Gran Bretaña y posicionarnos mejor en el mercado europeo", afirma Muñiz.
-¿Qué objetivos se marca como presidente de la Interprofesional?
-Aumentar la representatividad del sector, que debe tener cada vez más presencia tanto a nivel de las administraciones como del consumidor. También mejorar el posicionamiento de los productos del ovino y el caprino en la cesta de la compra, donde hemos retrocedido y eso hay que revertirlo. También quiero aumentar la participación en la Interprofesional de los productores, que muchas veces están muy lejos de los consumidores y deben acercarse a ellos. Para eso debe ser parte activa de las distintas acciones y luchar más por lo suyo.
-¿Qué valor diferencial aporta la carne de cordero frente a otros tipos de carne?
Es una carne diferente. El cordero en España es muy tierno, muy jugoso porque se sacrifica con muy poco peso, con un sabor muy suave, a diferencia del de otros países, y con muy poca grasa. La diferencia la marca el hecho de que es un producto que aporta unos importantes valores de sostenibilidad y cercanía al medio rural ya que las producciones están situadas en las zonas rurales más pobres y en ecosistemas que debemos conservar.
-¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta el sector?
En primer lugar no perder más productores y eso pasa principalmente porque el consumo no pierda más fuerza. La carne de cordero y cabrito debe ser percibida como lo que es, un producto natural, sabroso y saludable por lo que tiene que tener más presencia tanto en la distribución como en el comercio minorista y el canal Horeca.
-¿Y los productores reciben precios justos?
Aunque los precios fluctúan mucho durante el año, los ganaderos no perciben un precio que les ayude a rentabilizar suficientemente sus explotaciones. El sistema de producción español es muy caro con respecto a otros competidores internacionales. El consumidor no percibe nuestra carne como un producto barato, pero los ganaderos tampoco reciben unos precios que les permitan rentabilizar sus producciones debidamente. Ahí tenemos un problema. En su equipo se apuesta por la juventud.
-¿Es un guiño ante el grave problema de relevo generacional en el sector?
El relevo generacional es un problema endémico de todo el sector primario. No sé si es un guiño, pero sí una apuesta para que la gente joven, a los que a veces se tacha de conformistas, se implique en la búsqueda de futuro para el sector y aproveche su energía para tirar del carro. ¿Qué medidas reclamaría para favorecer ese relevo?
-Deben ir en varios sentidos. Primero hacer un sector atractivo, dinámico y viable económicamente. No podemos pensar que la gente joven va a dedicarse a este tipo de ganadería para malvivir, sino que tiene que haber una rentabilidad interesante para que apueste por invertir. Las explotaciones de ovino no pueden estar en las ciudades sino en el medio rural por lo que hay que hacer que en los pueblos haya buenas comunicaciones y una serie de comodidades. Cualquier tipo de beneficio fiscal o de discriminación positiva que permita la actividad puede traer consecuencias buenas no sólo para el sector sino para toda la sociedad.
-¿Cómo ha evolucionado el consumo de carne de ovino en el mercado nacional?
-Llevamos desde hace diez años con un descenso muy importante aunque últimamente estamos revertiendo esa tendencia y manteniendo niveles, pero tenemos que aumentar el consumo. Y ahí entono el mea culpa porque el sector no ha sabido posicionarse cerca del consumidor y transmitirle que se trata de un producto que puede ajustarse a las nuevas tendencias. Hemos estado produciendo nuestros corderos de manera magnífica pero no hemos prestado mucha tendencia al consumidor para conocer y ajustarse a sus necesidades.
-A nivel internacional ¿Cómo han evolucionado las exportaciones?
-España tradicionalmente ha sido un país con un gran consumo interno, pero ha caído y, aunque también ha bajado la producción, nos ha obligado a mirar para fuera. Las exportaciones están dando pasos muy muy importantes tanto en animales vivos como en carne y nos hemos convertido en una de las grandes potencias exportadoras a nivel europeo. A nivel mundial, tanto Australia como Nueva Zelanda, eminentemente productores-exportadores de carne de cordero, nos llevan mucha ventaja y además nosotros nos hemos internacionalizado hace poquito. Pero estamos aumentando nuestra presencia en los mercados exteriores de forma significativa y creemos que es una tendencia que hay que reforzar desde la Interprofesional porque hay una labor muy muy importante.
-¿Cuáles son los principales mercados por los que apuestan?
El hecho que el sector ovino español no haya mirado tradicionalmente hacia fuera ha impedido que se hiciesen las habilitaciones necesarias para operar en el mercado mundial por lo que nos hemos encontrado que con muchos países que están interesados en nuestra carne de cordero estén todavía sin realizar los trámites administrativos para exportar. Estamos en contacto permanente con el Ministerio y con los países receptores interesados para agilizar la apertura de esos mercados. Estamos en ese sentido muy proactivos. En China está avanzadísima esa cuestión y estamos muy contentos porque se abrirá de forma inminente, al igual que en otros países de Asia. También en los países de Oriente Medio y Norte de África. La intención es poder estar en el mayor número de mercados.
-Estamos a las puertas del 'Brexit'. ¿Cómo puede afectar al sector?
Reino Unido es el mayor productor de carne de cordero de Europa, por delante de nosotros, que somos los segundos. Aunque es nuestro principal competidor, desde la Interprofesional no vemos el Brexit como una opción buena o favorable para los intereses de Europa y para España. La salida de Gran Bretaña no es beneficiosa porque la UE pierde fuerza y presencia. Además, perdemos la potencia de un país muy importante en la aportación de recursos a la Política Agraria Común, de la que se beneficia España y el sector ovino, y que nos permite tener los niveles de calidad, seguridad alimentaria y sostenibilidad más importantes del mundo. Aparte de eso, pero si ellos han decidido salirse, y pensando comercialmente, ahí vemos una posibilidad porque se va el principal exportador de carne de cordero para Europa. Ahí tenemos que posicionarnos y pedir a nuestras administraciones que si ellos salen nosotros quedaríamos como primer productor y eso tendría que valorizarse dentro de las negociaciones. La carne de cordero española tiene que coger ese hueco que deja Gran Bretaña y posicionarnos fuertemente como primer productor y abordar esos nuevos mercados. Ya estamos trabajando y haciendo estudios para ver donde actualmente están posicionados y podemos crecer en esos nichos de mercado.
-Hace unos días veíamos a ovejas pastando en la Casa de Campo; en Castilla la Mancha están las ovejas bomberas ¿está reconocida suficientemente la sostenibilidad de este tipo de ganadería?
-Está claro que no porque aportamos mucho en materia de sostenibilidad y lucha contra el fuego. Si una mínima parte de todos los recursos que se destinan a extinción de incendios se dedicase a ayudar a los productores a hacer cortafuegos se haría una labor medioambiental brutal. Estamos haciendo una campaña importante para promocionar el valor de la sostenibilidad del sistema de producción de nuestros corderos porque no hay que olvidar que los rebaños están pastando todo el año. La oveja es la mejor forma de prevención de incendios, es un animal ecológico totalmente. En todos los parques nacionales el sector ovino está presente porque es una ganadería super sostenible y ha mantenido durante siglos esos ecosistemas.
Tenemos que saber transmitir al consumidor y a nuestras administraciones que uno de los principales valores de nuestro medio ambiente es el ovino.
-En sus campañas de promoción piden al consumidor que busque el origen nacional de la carne de cordero. ¿se combate suficientemente el fraude desde la Administración?
-La importación de corderos de fuera tiene un doble efecto negativo. Se produce mucho más barato y son una competencia desleal y al ser cordero con un sabor mucho más fuerte provoca el rechazo del consumidor esporádico hacia esta carne y le posiciona en su contra. Estamos en un mercado común en el que no puede haber restricciones y por eso intentamos diferenciarnos. Pero en el caso de productos de fuera que se sacrifican en España para que parezcan producto español, el etiquetado es tan farragoso que el consumidor no es consciente de lo que compra. La administración tiene que actuar si hay fraude o engaño de una manera rápida y así lo exigimos. Pero el propio sector tiene que ser más proactivo en la denuncia o en la visualización de este tipo de prácticas, aunque no de manera populista o amarillista porque va en contra de todos.
-¿Cómo está apoyando Interovic la incorporación de los avances tecnológicos en el sector?
Tenemos una comisión de I+D+i donde hay un elenco de investigadores importantes que aborda las cuestiones que propone el sector. Somos proactivos en este sentido porque está claro que tenemos que innovar muchísimo tanto en industria, como en trasformación y en producción.
-Recientemente se aprobaba una rebaja de módulos para varios sectores, pero no para el ovino y caprino. ¿Se ha equivocado el Gobierno?
-El sector del ovino, tanto en cuestiones medioambientales como de desarrollo rural o fijación de población, es fundamental porque además actúa en sitios donde no existe posibilidad de otros aprovechamientos. Para eso necesitamos una discriminación positiva y vamos a ser mucho más proactivos en pedir beneficios fiscales, que son necesarios para que nuestra actividad no deje de existir como ha ocurrido ya en algunas zonas.
-¿Qué esfuerzos está haciendo el sector en reducción de consumo de antibióticos?
Son tendencias que evidentemente apoyamos pero que hay que coger con un poco de precaución. Muchas veces puede parecer que se ha estado utilizando los antibióticos indiscriminadamente y en realidad sólo se usan, como en humanos, cuando se necesitan. Tienen que quedar ante el consumidor meridianamente claro que existen unos controles super estrictos para todas las producciones y eso pasa por mostrar una serie de garantías a mayores a aquellos que no conocen cómo producimos para que vean que las cosas se están haciendo bien. Y nos vamos a poner las pilas en ese sentido para certificar lo que realmente hacemos. Los antibióticos son necesarios porque no podemos dejar morir a los animales, pero se utilizan de una manera supercontrolada y para eso están los servicios veterinarios, que son los que prescriben. La legislación europea es la más estricta del mundo. Apostamos también por la labor preventiva con mejores sistemas de manejos para paliar algunas patologías, vacunar más, etc. Pero eso son también mayores costes en la producción que tienen que ser reconocidos y asumidos por los consumidores. Ahí hay que ser un poco consecuente.
Descárguese la última revista de Agro