La investigación, iniciada hace medio siglo, se ha basado en la mejora genética clásica de otras variedades existentes Un equipo del Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) trabaja para registrar una nueva variedad de almendra más productiva y resiliente en el cambio climático. Bautizada como 'Divina', se ha obtenido a partir de la mejora genética clásica de anteriores variedades que actualmente ya están presentes en el mercado. Entre las características de esta almendra el responsable del programa de mejora del almendro del IRTA, Ignasi Batlle, destaca la floración más tardía, la capacidad de autofertilizarse, la calidad del fruto y la resistencia que ofrece frente a condiciones de sequía. Después de medio siglo de investigación, ahora el proyecto encara el último paso antes de comercializar la nueva variedad, que podría tardar hasta ocho años. Cosecha más tardía Los investigadores han logrado retrasar la floración hasta dos meses, a principios de abril para evitar daños por heladas Por ahora, el IRTA tiene en el mercado cuatro variedades de almendra y cuenta con una decena de ejemplares seleccionados, de los que apuesta por registrar una nueva variedad, que será bautizada como 'Divina'. La investigación se basa en la genética clásica, a través de un método que poliniza una flor de almendro con dos parentales previamente seleccionados, se extrae la semilla y se germina. Por último, se planta en una finca experimental ubicada en el Mas Bové de Constantí (Tarragonès) y se hace un seguimiento para determinar sus cualidades. Cada año, el organismo produce unas 5.000 semillas pero sólo pasan a ser seleccionadas entre el 1 y el 2%. Para evitar ser descartadas por los investigadores, los nuevos almendros deben cumplir una serie de requisitos; uno de los factores determinantes es mantener la productividad en condiciones de sequía o de menor riego, un elemento clave en un contexto de cambio climático. De esta forma, los almendros del IRTA que superan las fases de selección son aquellos que producen un mínimo de 1.500 kilos de grano por hectárea y año. A la lista se suman otros elementos como la capacidad de las plantas de ser autocompatibles o la calidad del fruto seco. Plazos Los investigadores calculan que habrá que esperar entre siete y ocho años para que pueda ser comercializada Es el caso de la selección 'Divina', con la que los investigadores han logrado retrasar la floración hasta dos meses, a principios de abril. Con este avance, el responsable del programa de mejora del almendro del IRTA, Ignasi Batlle, confía en que se puedan evitar episodios de heladas que estropean las flores y por tanto, la cosecha de este cultivo. En estos momentos, el proyecto se encuentra en su última fase, la de registro, que podría alargarse tres años. Según el IRTA, habrá que esperar entre siete y ocho años para que pueda ser comercializada y utilizada por los agricultores. Antes de ser registrada, quedan pendientes otras pruebas de adaptabilidad de este ejemplar de almendro 'Divina' más allá de los terrenos de Mas Bové, en otras condiciones climatológicas. Así, se ha iniciado la plantación y seguimiento de esta selección en otras fincas en las que habitualmente se cultiva este cultivo, como es el caso del Valle del Ebro, Castilla la Mancha, Andalucía, Extremadura y la zona de Levante. En cuanto a la calidad del fruto seco, ya se han puesto en marcha las catas de consumidores y paneles entrenados para determinar tanto la calidad como el recibimiento que podría tener esta nueva almendra entre los potenciales compradores. En el caso de las catas de consumidores, los participantes deben puntuar las diferentes muestras proporcionadas a ciegas, mientras que los miembros del panel entrenados deben evaluar las almendras mediante una escala de valores estandarizada. Todo ello permite detectar posibles defectos en los frutos ya la vez testear la respuesta de los futuros clientes ante el nuevo producto, tal y como ha apuntado la investigadora posdoctoral en frutos secos Leontina Lipan. "Trabajamos para los agricultores, pero pensando en los consumidores. La parte agronómica va dirigida al campesino y la parte de calidad al consumidor, al final se benefician los dos, es una simbiosis", ha remarcado Batlle.