El cava aragonés consolida sus ventas y prevé una campaña navideña "excepcional"
El cava aragonés consolida sus ventas y prevé una campaña navideña "excepcional"
Los productores vaticinan que el precio seguirá subiendo "por los disparados costes de producción"
Reyes de Aragón, referencia estrella de Bodegas Langa, el principal productor de cava en la Comunidad.
Bodegas Langa.
Tras los últimos tres años marcados por la pandemia, el desorbitado incremento de los costes de producción y un mercado vitivinícola que no termina de despegar, las bodegas aragonesas integradas en la Denominación de Origen Cava encaran la campaña navideña -que llega a suponer hasta el 80% de las ventas- con mayor optimismo. Ayuda que la calidad del espumoso aragonés se ha hecho hueco por méritos propios en los mercados, tanto en el nacional como en los internacionales, pero también que comienza a notarse una mayor alegría en el consumo.
Lo demuestran las cifras de Bodegas Langa -aunque Calatayud no está incluido en la denominación si lo está de manera excepcional esta elaboradora-, que prevé comercializar toda su producción, esto es, 500.000 botellas. "Las ventas están yendo de una forma excepcional", señala su gerente, César Langa, que para corroborar su argumento recuerda que una de sus referencias, el premiado Reyes de Aragón Gran Reserva ya está agotado y "es muy posible que se sigan agotando otras marcas".
Langa asegura que esta bodega bilbilitana comienza a ponerse "modo Navidad" una vez que terminan las fiestas del Pilar, en el mes de octubre. Y, así como el pasado año los pedidos llegaban con cuentagotas y casi a las puertas de las celebraciones, en esta ocasión, la campaña se ha activado antes que otros años. "Llevamos más días dedicados al cava, por lo que hemos llegado a la conclusión de que parece que se ha activado algo más el consumo y la gente ha hecho sus previsión antes o se han adelantado las compras", añade.
Su éxito en los mercados -exporta un 65% a más de 30 países- tiene mucho que ver, detalla Langa, con la apuesta por mantener la calidad, pero también ha contribuido "el reconocimiento del consumidor" , que cuando prueba sus cava, no solo repite, sino que incluso lo prescribe. "Ese es el mayor premio que tenemos, más que los galardones, las medallas y otro tipo de reconocimiento", destaca el propietario de esta bodega familiar con 150 años de historia, que comenzó a elaborar cava a mediados de los años 70. "Estamos avalados ya por muchos años en el sector y cada año vamos poco a poco a más", explica Langa, que recuerda que cuando empezaron a elaborar sus espumosos ya veían que cada ejercicio el cava aragonés ganaba más adeptos. "Se está confirmando y así va a seguir siendo. En Aragón no va a caber más que un cava, que es el de la tierra, eso está más claro que el agua", afirma César Langa con contundencia.
Nueva bodega
El gerente de Bodegas Langa reconoce que el consumidor ha ido aprendiendo que el cava no solo tiene apellido catalán. No ha sido fácil, puesto que, asegura, en los primeros años de presencia en el sector se les miraba "como un poco de reojo". Su trayectoria les avala y ahora " tras 40 años vendiendo cava por todos los rincones del país", los mercados ya no les observan con ese escepticismo sino "con el convencimiento de que van a comprar un producto de muchísima calidad, con muchos reconocimientos y que es un valor seguro", detalla. Eso, dice Langa, es lo que les ha ayudado "muchísimo" a seguir creciendo e invirtiendo.
De hecho, ahora tienen previsto "un importante desembolso" -prefiere no concretar la cifra-, para la construcción de una nueva bodega de unos 1.400 metros cuadrados para la elaboración de sus vinos y cavas. Se realizará en distintas fases, que se acompañarán con la adquisición de viñedo, para que, según la previsión de la familia Langa, en la próxima primavera la obra civil esté terminada.
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Guerra de Ucrania
En la importante campaña navideña está inmersa también Bodegas San Valero (BSV), situada en Cariñena, municipio aragonés que, junto con Ainzón, forma parte de la denominación de origen suprautonómica del cava, que espera comercializar este año unas 200.000 botellas (el 30% se exporta) de sus dos referencias -Monte Ducay y Particular, entre los que se encuentra su exclusivo Blanc de Noir, un cava blanco único elaborado con garnacha tinta-.
Su responsable de Marketing, Javier Domeque, reconoce que la cifra de ventas es inferior a la del pasado año y se explica por el impacto de la guerra en Ucrania. " Nuestro cava tenía un importante mercado en Rusia, que ha desaparecido totalmente con el conflicto bélico" , detalla Domeque. Pese a ello, en la bodega están satisfechos con los resultados de sus espumosos en unos mercados que "comienzan a mostrar una mayor alegría y los pedidos están llegando con más fluidez". Mucho ha tenido que ver su decisión de abrir las puertas de la distribución alimentaria para su reseña Particular, destinado hasta ahora al canal horeca. "Apostamos por la multicanalidad y estamos incrementando las ventas", destaca.
Prudencia desde Ainzón
Desde Ainzón , dos bodegas lucen el sello de calidad en sus producciones de cava. Una de ellas es Bodegas Bordejé, pionera en Aragón en la elaboración de estos vinos, que produce (alrededor de 200.000 botellas) desde hace seis décadas. La otra pertenece al Grupo Ruberte, con sede en Magallón, a cuya larga trayectoria vinícola añadió en 2016 la elaboración de espumosos con su bodega Monasterio de Veruela . Algo menos optimista se muestra la enóloga y gerente de este grupo, Susana Ruberte, que asegura que el escenario actual continúa "demasiado tranquilo y con retraso en los pedidos".
Por eso, esta bodega prevé un ligero descenso del 5% en sus ventas respecto a las 20.000 botellas que se comercializaron el pasado año. La mayor parte de ellas se quedan entre los consumidores españoles, aunque también exporta a Suiza, "un mercado que está respondiendo muy bien", añade Ruberte, que se muestra orgullosa de la buena acogida de sus dos referencias -Monasterio de Veruela y Camino de Moncayo- y especialmente de su gran reserva (seis años y medio de crianza). " Eso es lo que mejor nos está funcionando. Es un producto con el que vamos creciendo todos los años", explica.
En lo que todos los productores coinciden es que los brindis serán este año un poco más caros, ya que ante el disparado incremento de los costes de producción (más del 30%), las bodegas han tenido que incrementar, entre un 5% y un 10% los precios de los productos. Subidas que Langa augura que volverán a repetirse en 2024 "porque ha habido menos cosecha y la demanda de burbujas está disparada".
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