El callejón sin salida del aceite de oliva: muy escaso y a precio de oro

25/09/2023
En: elmundo.es
Digital
Las previsiones para esta campaña son tan dramáticas como la anterior y se da por hecha una nueva subida Venimos de una cosecha dramática . Y este año nos enfrentamos a una cosecha aún peor. El aceite de oliva ha subido su precio más de un cincuenta por ciento. Pero aún no ha tocado techo. Dicho de otro modo: Es casi seguro que en diciembre próximo estemos pagando el litro de zumo de aceituna por encima de los nueve euros. Las perspectivas no son buenas, reconoce Francisco Vañó, dueño de Castillo de Canena (Jaén), la marca de aceite de oliva virgen extra con mayor prestigio y mayor reconocimiento en el planeta. España es el principal país productor de aceite de oliva. Andalucía la región que más produce y Jaén, con distancia, la provincia que atesora el mayor olivar del mundo, más de sesenta y ocho millones de olivos que conforman el mayor bosque hecho por la mano del hombre en el planeta. España, por tanto, establece los precios. La campaña pasada cerró con una producción de unas setecientas mil toneladas de aceite de oliva cuando la media supera el millón trescientas mil. Este año las previsiones pueden ser lo mismo de dramáticas. "Superar el umbral de los diez euros por litro de virgen extra sería una muy mala noticia", advierte Francisco Vañó. "Sigo pensando, en todo caso, que el aove es un producto barato. El aceite de oliva virgen extra de altísima calidad es posiblemente el producto gourmet más al alcance de cualquier bolsillo. No se puede comparar con un buen salmón, un buen champagne, una langosta, un foie o cincuenta gramos de caviar que alcanzan precios prohibitivos. Pero una botella de medio litro de aove premium de veinticinco euros es un lujo que puede permitirse cualquiera". El mercado comenzó a descontar a partir de junio pasado, cuando se supo que la floración y el cuajado del fruto habían sido extraordinariamente escasos, las posibles pérdidas que presumía iba a obtener en la siguiente campaña. Y no se equivocó. En esta campaña, como en la anterior, habrá poco aceite y la misma demanda de siempre, de modo que el precio subirá. ¿Hasta cuánto? Aún es pronto para decirlo, pero algunos analistas y consultores acostumbrados a hacer cuentas en los mercados de futuro hablan incluso de hasta diez euros por litros o aún más a partir de principios de 2024. Francisco Vañó es un agricultor heterodoxo , un intelectual sólido, dueño de una caudalosa biblioteca y presidente aún del Consejo Económico y Social de la Universidad de Jaén. Reconoce que las últimas lluvias caídas sirven sobre todo para que el olivo sacie algo su sed, el fruto se hidrate y la capa vegetal que lo rodea cobre fuerza, la evapotranspiración se reduzca y el árbol retenga una humedad que lo ayudará en los momentos de estrés hídrico. "Pero sobre todo esta agua servirá para preparar la cosecha del año próximo, los tallos tiernos, las crecidas donde primero florece y luego fructifica la aceituna con la que se obtendrá el aceite de la cosecha del otoño de 2024", informa. Y todo, eso sí, contando con que venga una otoñada buena y una primavera lógica, es decir, dos estaciones generosas en lluvia. La campaña del olivo comienza estos días y las perspectivas son trágicas. Aún peor: doblemente trágicas porque venimos de una campaña anterior de escasísima producción. En la abacería del agricultor andaluz se tiene como lugar común que detrás de una campaña mala viene otra buena, pero dos campañas malas no lo recuerdan ni los más viejos del lugar. "Una tercera cosecha tan terrible como esta y tan mala como la del año pasado situaría a territorios andaluces como Jaén en una situación de crisis insalvable", pronostica Francisco Vañó. En contrapartida, la calidad de aceite de oliva que se elabore este año será alta. Hay poca aceituna y está previsto que se recolecte en apenas unos días. Las almazaras estarán cerradas antes de Reyes y las primeras botellas de aoves de cosecha temprana, con ese maravilloso color verde clorofila que se pierde al cabo de unas semanas, estarán en los anaqueles de las mejores boutiques de alimentación desde mediados de noviembre. En estas dos cosechas malas no solo ha influido la climatología adversa, el cambio climático, la escasez de lluvias. Para Francisco Vañó la escasa inversión en infraestructuras hidráulicas acentúa también la crisis de la agricultura en la mitad sur peninsular. En la pasada campaña la floración del olivo comenzó a últimos de abril, cuando lo habitual en comarcas de larga tradición oleícola como La Loma era que el árbol floreciera la segunda o tercera semana de mayo. Tras varios meses sin llover la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir decidió cortar los riegos en un momento crítico, cuando el árbol necesita más agua que en ningún otro momento del año. "Hay que aceptar que estamos ante un cambio de ciclo -sostiene Vañó- y es necesario que abordemos de una vez por todas la selección de cultivos. Sé que esto es políticamente incorrecto, pero no es posible, por ejemplo, seguir cultivando arroz en Andalucía. Y a la vez es obligatorio privilegiar cultivos como el olivo, el pistacho o la almendra que precisan de menos agua". "Es más -añade el dueño de Castillo de Canena-: es inaplazable hacer un cálculo básico, uso de metro cúbico de agua partido por impacto social. Es decir, cuánta riqueza creas con un metro cúbico de agua. Esa ecuación da como resultado que el cultivo más social es con distancia el olivo tradicional o semintensivo". Es necesario, además, incentivar la construcción de balsas para almacenar agua invernal y, lo más importante, acometer de una vez por todas un plan hidrológico nacional donde la España húmeda sea generosa con la España seca. "Sé que esto que pido es una quimera, una incorrección política hoy día en nuestro país, pero te aseguro que tarde o temprano tendremos que abordar un debate bajo estos presupuestos. Y cuanto antes lo hagamos mejor", reclama el empresario. Francisco Vañó es presidente de Grandes Pagos de Olivar, la aristocracia del cultivo mediterráneo por excelencia . La institución, creada en 2005, vela por la excelencia del producto, el cultivo tradicional, la mejora de la agricultura, la comercialización y el marketing. Todas las regiones productoras de España están representadas en la asociación. Castillo de Canena representa a Andalucía. Y todas juntas son embajadoras del mejor aceite de oliva a nivel internacional. Los miembros que conforman esta agrupación de grandes marcas toman las decisiones por unanimidad y, en un sector muy desunido y poco solidario, Grandes Pagos de Olivar constituye una hermandad que practica la política de puertas abiertas, la transparencia absoluta y el trasvase de información que ayuda a todos sus miembros a mejorar su actividad en todos los campos. "Una vez al semestre las siete marcas que conforman Grandes Pagos de Olivar visitan la almazara de uno de ellos. Esa jornada sirve para poner en común los avances, mejorar aspectos y compartir experiencias que ayudan a engrandecer el producto", dice Vañó. Formar parte de Grandes Pagos de Olivar no es sencillo. Se precisa de un pago, es decir, de una tierra que cumpla características ecológicas singulares , una variedad específica, almazara y una marca reconocida, estructura comercial, una comercializadora de prestigio, una estrategia y plan director a medio y largo plazo y, cómo no, un respeto escrupuloso por los valores de la agricultura clásica y el medio ambiente. "No puedes crear una gran marca en dos años. Se necesita poso, tiempo, mucho trabajo, exigencia, dedicación, estructura e inversión", reconoce Francisco Vañó.
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