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De minúscula empresa familiar a superar los 2.000 trabajadores: la historia de éxito de Clasol Frutas y Verduras
La empresa, fundada en Castellón, ha cambiado el modelo de negocio de un sector arraigado a las tradiciones pero que ha demostrado tener capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos
Marc Solanes
17 octubre, 2023 - 9:25
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C ésar Claramonte no es un empresario del montón. Actual CEO de una destacada empresa hortofrutícola, esta figura es la viva representación de la evolución, adaptación y crecimiento de una PYME a las necesidades de la realidad de hoy. Desde sus humildes orígenes en los años 60 hasta el gigantesco salto empresarial del presente, la empresa que dirige ha demostrado que, con visión y trabajo, los grandes sueños se convierten en objetivos asumibles. Lo han logrado, además, de forma rotunda. Los datos no engañan: la facturación de la empresa ha crecido un 400% en apenas cinco años. Y la proyección para 2024 todavía va a seguir batiendo récords.
Ubicados en Burriana, Castellón, comenzaron como intermediarios en el negocio de los cítricos y las frutas de hueso. A pesar de no tener producción ni almacenes propios, la primera generación logró consolidar un negocio que acabó generando entre siete y nueve millones de euros en 2018, con apenas cinco empleados. Sin embargo, fue la segunda generación, con César al mando y las nuevas ideas aportadas por el equipo -y el saber hacer de sus padres, siempre presentes- cuando vislumbraron el potencial de crecimiento, que ha sido reconocido por Banco Santander nombrando a la empresa como la pyme del año de la provincia de Castellón en la edición de 2022 de estos premios que organiza junto a la Cámara de Comercio.
César Claramonte, actual CEO de la empresa Clasol Frutas y Verduras, durante una jornada de trabajo
Bajo su dirección, la empresa se transformó. Decidieron no solo ser intermediarios de frutas y verduras, sino también productores y envasadores. Implementaron su propio sistema de transporte, permitiéndoles controlar cada eslabón de la cadena, desde los primeros pasos del árbol frutal hasta la entrega final. A pesar de las dificultades que exigió la transformación del modelo de negocio, el resultado fue un éxito rotundo: este 2023, la facturación alcanzará la impresionante cifra de 50 millones de euros. "Hay que defender la producción local, y para ello hay que estar dentro de todas las partes del proceso. Además, los supermercados quieren proveedores con líneas cada vez más directas", cuenta Claramonte.
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Un sector que vive en la marejada permanente
El sector hortofrutícola en España se encontraba en un punto crítico en 2022. Por un lado, la industria ha tenido que hacer frente a numerosos desafíos, como la escasez de mano de obra en la agricultura debido a las restricciones de movilidad relacionadas con la pandemia y la presión constante de los costos de producción. Esto ha llevado a un aumento en los precios de algunos productos, como las frutas y verduras, en el mercado interno.
Sin embargo, también se vislumbran oportunidades para el sector. La creciente conciencia de los consumidores sobre la importancia de una alimentación saludable y sostenible ha impulsado la demanda de productos hortofrutícolas de calidad. Los agricultores españoles están adoptando prácticas más sostenibles y orientadas hacia la exportación, lo que les permite acceder a nuevos mercados internacionales. Además, la Unión Europea está implementando políticas agrícolas que promueven la agricultura ecológica y la reducción de pesticidas, lo que podría beneficiar a los productores hortofrutícolas que se adapten a estas normativas.
Así, la exportación española de frutas y hortalizas frescas en 2022 alcanzó los 12 millones de toneladas, un 10,4% menos que en 2021, debido a la "climatología adversa", según datos de la Federación Española de Asociaciones de Productores Exportadores de Frutas y Hortalizas (Fepex).
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La ubicación estratégica también ha sido clave. Con oficinas en la Comunidad Valenciana y almacenes de fruta en Murcia, han logrado servir tanto al mercado local como al europeo. Y no solo eso: su alcance se extiende fuera de las fronteras europeas hasta más allá del Atlántico. Sin embargo, el éxito no ha estado exento de desafíos. Según César, el camino ha sido arduo. "El sector hortofrutícola está lleno de particularidades y desafíos. Una de las principales amenazas son los grandes fondos que han comenzado a dominar el sector, dejando poco espacio para el pequeño productor". Ante esto, la solución de Claramonte ha sido clara: crecer y hacerse cada vez más fuertes. "Eso sí: seguimos siendo una empresa 100% familiar. Yo trabajo cada día con mis padres, y eso es lo que intento transmitir al resto del equipo".