Somos Rioja

18/10/2023
En: lavanguardia.com
Digital
Der Mensch ist was er isst*. Somos lo que comemos y somos también lo que bebemos: muchos de nosotros somos materialmente riojanos, edificados con ladrillos de ese tempranillo cultivado a la vera del río Oja. Hemos crecido con el vino de rioja, con aquellos crianzas, reservas y grandes reservas que han bebido nuestros padres y cuyo hábito nos ha sido legado. La Rioja, en cuya capital, Haro, se encuentra la sede de la bodega CVNE edificada por Gustave Eiffel en 1890 y una de las protagonistas de la selección de vinos de Gourmet La Vanguardia: Grandes Riojas para un gran otoño; es la cuna de la variedad de uva patria por antonomasia, la tempranillo, variedad de uva propia de la rioja que tantas veces se ha vinificado con un coupage grabado a fuego en nuestra memoria: tempranillo con mazuelo (cariñena) y graciano. Una uva temprana con ochenta y ocho denominaciones distintas que se originó en este territorio a partir de una hibridación espontánea, autorizada en treinta y ocho denominaciones de origen españolas, y que se manifiesta bien en Toro y la Ribera del Duero, pero que es en La Rioja donde alcanza su máximo esplendor. Así como Miles, protagonista de la película Entre copas (Alexander Payne, 2004), tiene como uva preferida la pinot noir, a mí, la variedad tinta que más recuerdos me evoca es la tempranillo. Guardo en mi bodega algún pequeño tesoro entre los que se encuentra un Imperial GR de 1999 que quizás, algún día, acabe escanciado -cómo hizo el deprimido escritor en la película con su Cheval Blanc del 61- en un vaso de papel en alguna hamburguesería de mala muerte o, más probable, en el Bar Torpedo. En esta DO de la cuenca del río Ebro, que ocupa cuatro provincias, Burgos (un enclave testimonial), La Rioja, Álava y Navarra y que se divide en tres subzonas, a saber, La Rioja alta, la Rioja alavesa y la Rioja oriental, antaño Rioja baja, hoy en día conviven dos formas de vinificar la tempranillo, la vertiente clásica que tiende a los vinos de burdeos (Imperial y Viña Real) y la elaboración moderna donde predominan vinos monovarietales o con coupages con mayor proporción de garnacha u otras variedades autóctonas o internacionales (Finca Valpiedra Reserva, 100% tempranillo). Mención aparte merecen los grandes desconocidos de La Rioja, los reservas blancos. Así como la uva tinta riojana por excelencia es la tempranillo, su equivalente blanca es la viura, conocida como macabeu en Cataluña y macabeo en el resto de España. La viura se suele mezclar con malvasía y se cría en barricas de roble francés o americano lo que le confiere una excepcional capacidad de guarda, siendo frecuente que se comercialicen seis y hasta diez años después de su cosecha. Una advertencia: que sean blancos no significa que vayan a ser económicos. Para la selección de vinos tintos de -y para las que están por venir- propongo una experiencia tan educativa como lúdica: juntaros tres parejas y disfrutad los vinos a ciegas compartiendo las copas, que deberían ser tres por equipo y de buena calidad. El degustar, comparar y comentar los vinos a ciegas, os va a dar este punto de objetividad, de concentración y, sobre todo, de humildad para conocer vuestros propios gustos y descubrir por vosotros mismos las características intrínsecas y diferenciales de cada uno de los vinos de esta propuesta: En el Imperial Reserva 2018: la persistencia en boca. En el Viña Real Reserva 2017: la delicada acidez propia de la Rioja alavesa. En el Finca Valpiedra 2016: el varietal tempranillo (sedosidad y frutos rojos: cereza, fresa y frambuesa). Así que a disfrutar y ¡ a jugar ! * Somos lo que comemos. Ludwig Feuerbach (1804-1872), filósofo y antropólogo alemán.
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