Hay pocos suelos tan singulares, estética y vitícolamente, como las albarizas, tierras blancas constituidas mayoritariamente por caparazones (frústulas) de diatomeas. Conforman un manto muy poroso y ligero que permite el desarrollo reticular de la cepa a la vez que refleja la luminosidad sobre las hojas de la vid. Un suelo con distintas composiciones que dan lugar a una amplia familia de albarizas: Tosca de Barajuela, Tosca Cerrada, o Tosca de Lentejuelas, en el Marco de Jerez; Albero de Lomos Blancos, Albero de Toro, Albero de Moriles Bajos, o Albero de Pardillo, en Montilla-Moriles. Tierras con distintas proporciones de calcio, sílice, arena y arcilla que determinan su textura y retención de la humedad, lo que supone un impacto significativo en el carácter y la calidad de los vinos. Pero, sobre todos, son capaces de convertir uvas mediocres en varietales excelsos. Las tierras albarizas y alberos son el sostén edafológico de nuestros grandes vinos generosos, tanto en el Marco de Jerez como en la sierra de Montilla (Córdoba). Pero también de vinos tranquilos, sin el añadido de alcohol vínico (encabezado) una oferta complementaria de alto valor estratégico en tiempos donde el consumo de finos, manzanillas, amontillados y generosos desciende y no tiene visos de recuperarse. Felizmente, las resistencias iniciales se van diluyendo según aumenta la calidad de estos vinos que se benefician no solo de las virtudes vitícolas de las tierras albarizas, sino de una enología de precisión que recurre hábilmente a la magia de la crianza biológica, el velo de flor utilizado con mesura capaz de aportar complejidad, morbidez y recuerdos calizos (tiza y yeso). Inteligentemente, la Denominación de Origen Montilla-Moriles los ampara sin complejos, mientras que en el Marco de Jerez, sustentado por el prestigio de los vinos generosos, el tema era tabú hasta poco, y todavía hoy persisten las reticencias. A estas alturas es evidente que el Marco de Jerez no puede circunscribir exclusivamente sus pagos de albarizas a la producción de los maravillosos vinos generosos. Es lógico que, antes de dar el paso definitivo, asegure los parámetros de calidad exigibles, las variedades autorizadas, con protección y apoyo a las autóctonas como perruno, cañocazo, mantúa o uva rey. La calidad alcanzada por los vinos tranquilos de albariza debería bastar para vencer resistencias. Así lo evidencia esta selección de grandes blancos de fuerte personalidad, frescos, secos y muy aromáticos, nacidos de las tierras albarizas.