¿Qué cantidad de agua se destina a la agricultura en el mundo?
El agua dulce que se destina a los regadíos alcanza un 70%, superando el 95% en algunos países
Agricultura 2000
11:52 · 21 ago. 2023 / actualizado a las 14:22 · 21 ago. 2023
Cuando Marruecos , la frutería particular de la Unión Europea , le vende por ejemplo una sandía a España , está comerciando con agua . Es el precio a pagar por ser una potencia agrícola : el país es uno de los más estrés hídrico sufre en el mundo, su disponibilidad de agua renovable se ha reducido a una cuarta parte entre 1960 y 2020 y el 88% de su extracción de agua dulce va a parar a la agricultura.
La media global no es muy inferior: se sitúa en el 71%, según datos de 2020 del Banco Mundial. Y a pesar del estrés que esa demanda supone para la cadena global de abastecimiento hídrico, los regadíos no van a hacer si no aumentar en los próximos años. Combinar esa expansión con el crecimiento demográfico , la urbanización y el cambio climático sin comprometer la disponibilidad de agua es de hecho uno de los grandes retos del futuro.
La población de mundial no para de aumentar, y de aquí a 2050 habrá sumado dos mil millones de personas más que necesitarán alimentos y fibra para satisfacer sus necesidades básicas. Si además tenemos en cuenta que la dieta media global cada vez incluye más calorías y proteínas debido al alza de los ingresos en el mundo en desarrollo, no cabe duda de que la agricultura deberá incrementar su producción. Según el Banco Mundial , el aumento deberá ser concretamente del 70% para mediados de siglo.
En ese contexto, los cultivos irrigados están llamados a protagonizar gran parte de ese crecimiento: los regadíos son el doble de productivos que la agricultura de secano , de manera que suponen el 20% del área cultivada del mundo pero producen el 40% de toda la comida.
Por regiones, el norte de África, Oriente Próximo, Asia central y América Latina son las que destinan un mayor porcentaje de su extracción de agua dulce a la agricultura . En Somalia, Afganistán, Nepal, Mali, Sudán, Laos y Madagascar esa proporción supera incluso el 95% .
Son por lo general países con poblaciones de tamaño considerable pero sin suficiente poder económico para importar productos agrícolas en cantidad , como hace la Unión Europea con Marruecos , o territorios con climas desérticos que dependen del agua desalinizada ?más cara de suministrar? para saciar la sed de sus ciudadanos y reservan la dulce para el campo.
La creciente demanda hídrica de la agricultura requerirá que se redistribuyan los recursos y el consumo de cultivos poco productivos se canalice a plantaciones intensivas más rentables . Esa transformación, además, deberá ser global para que los regadíos reciban un nuevo empujón sin sacrificar reservas de agua. Es decir, las regiones más estresadas hídricamente tendrán que tener acceso a importaciones de comida baratas, abundantes y constantes.
Junto con la alineación de la producción agrícola y la disponibilidad de agua, para superar el reto demográfico y alimenticio también será necesario mejorar la regulación, reparto y mantenimiento de los sistemas de irrigación y drenaje.
En este sentido, las confederaciones hidrográficas suelen tener poca capacidad para hacer cumplir las asignaciones de agua, las instituciones públicas a menudo se centran en proyectos de escala y dejan de lado la gestión del riego a pequeña escala y las organizaciones de agricultores afrontan cada vez un mayor desequilibrio entre los precios del agua y las políticas de apoyo a la agricultura. Sin superar todos esos obstáculos, el pozo de los regadíos pronto tocará fondo.