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Más sequías, más largas y más intensas, resultado de la acción humana

21/03/2024
En: lavanguardia.com
Digital
Todos los expertos apuntan a un futuro con menos recursos hídricos debido al cambio climático y a la mala gestión de mares, ríos y acuíferos, y proponen cambios a largo plazo como la restauración del suelo, la gestión sostenible de tierras y del agua, y prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza Europa está viviendo la peor sequía de los últimos 500 años y el ciclo hidrológico se está desequilibrando a causa del cambio climático y la acción humana, señala el último informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Además, los datos recopilados por la ONU, basados en investigaciones realizadas en los dos últimos años, apuntan a "una emergencia sin precedentes a escala planetaria, en la que los impactos masivos de las sequías inducidas por el hombre apenas están empezando a manifestarse". Lo escribían los expertos de la Convención de la ONU de Lucha contra la Desertificación (CNULD) en el informe "Retrato global de la sequía", que presentaron en la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28), celebrada en Dubái (Emiratos Árabes Unidos) a finales de 2023. El informe, realizado en colaboración con la Alianza Internacional para la Resiliencia a la Sequía (IDRA), no se limita a poner sobre la mesa datos devastadores, sino que apunta algunas propuestas para mitigar los efectos adversos del cambio climático, como la restauración del suelo, la gestión sostenible de tierras y del agua, y prácticas agrícolas respetuosas con la naturaleza. "Adoptando técnicas agrícolas como cultivos resistentes a la sequía, métodos de riego eficientes, labranza cero y otras prácticas de conservación del suelo, los agricultores pueden reducir el impacto de la sequía en sus cosechas y en sus ingresos", señala el documento. La preparación ante los desastres y los sistemas de alerta temprana también son básicos, igual que la cooperación internacional, el intercambio de conocimientos y la justicia medioambiental y social. Precisamente, el lema del Día Mundial del Agua de este año es "Agua para la paz", que aboga por la cooperación entre países para hacer frente al reto mayúsculo al que nos enfrentamos. Gestión inadecuada Si ponemos el foco en España, los expertos señalan que ha habido "una gestión inadecuada de los recursos hídricos y una sobre explotación de los acuíferos. El cambio climático ha agravado el problema, pero ha hecho aflorar otros como los desequilibrios estructurales entre la demanda de agua y los recursos que tenemos disponibles para hacer frente a esa demanda", afirma Sofía Tirado Sarti, investigadora en el Programa de Energía y Clima del Real Instituto Elcano y profesora del área de Economía Cuantitativa en diferentes centros universitarios. "Tenemos que reducir los consumos y ser conscientes de la escasez de agua", advierte Tirado, que apunta otras posibilidades para el ahorro como utilizar recursos alternativos como el agua regenerada o las desalinizadora. "Pero tienen varios problemas, uno de ellos es el coste", recuerda Tirado. "De media, un metro cúbico de agua regenerada puede costar entre 35 y 50 céntimos, la misma cantidad de agua desalada cuesta entorno a los 90 céntimos, mientras que bombear un metro cúbico de agua dulce en una pequeña parcela cuesta entorno a los 10 céntimos". Estamos ante "una emergencia sin precedentes a escala planetaria, en la que los impactos masivos de las sequías inducidas por el hombre apenas están empezando a manifestarse" Para Tirado, hay que ir más allá de hablar de agua para consumo humano, para la industria o para la agricultura. Los ecosistemas también están afectados por la sequía y, especialmente, los acuíferos. "En el mundo, aproximadamente el 25% de los acuíferos están gravemente sobre explotados, y España es uno de los países de Europa con mayor sobreexplotación. A eso se añade el consumo de agua de forma ilegal. Según datos de WWF, se estima que en España hay más de medio millón de pozos ilegales". La situación es más grave en Catalunya, que hace unos meses decretó la emergencia por sequía. Annelies Broekman, investigadora en el grupo Agua y Cambio Global del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), asegura en la misma línea que Tirado que "en Catalunya, y también en el resto del mundo, hemos sobreexplotado las masas de aguas. Y cuando hablamos de consumo de agua no solo lo hacemos de volúmenes y litros sino también de contaminación. Nuestras cuencas están bastante mal en cuanto a salud ecológica, biofísica. Tenemos la mitad de los acuíferos contaminados y muy pocos ríos tienen un régimen de caudal ambiental aceptable. Ya hemos perdido más del 50% de la biodiversidad en Catalunya", destaca la investigadora, que recuerda que "el medio natural es la fábrica de agua, la base para que todo se desarrolle. Este medio está de rodillas y cuando llega la sequía eres más vulnerable". Resilencia Por este motivo, "lamento mucho la decisión de rebajar caudales ambientales en este momento de emergencia porque justamente los sistemas hidrológicos nos dan resiliencia", añade Broekman. "Ahora veremos como perdemos aún más biodiversidad, que es funcional, depura el agua. Un río vivo es una máquina depuradora increíble. Reducir caudales es hacerse daño a uno mismo. Destruir sistemas que tardan tiempos geológicos para recuperarse sale muy caro". Para la experta del CREAF, son vitales las políticas a largo plazo para la "restauración y recuperación de la funcionalidad biofísica y ecosistémica de las cuencas". Porque, defiende, se ha hecho una mala gestión del territorio. "El agua no solo se puede gestionar desde la ACA [Agència Catalana de l'Aigua]. Si piensas que absolutamente todo lo que hacemos tiene un impacto sobre el ciclo hídrico, es obvio que falta coordinación interdepartamental y una toma de conciencia por parte de todos los sectores". La investigadora considera que una buena estrategia de futuro debería ser "gestionar mejor los recursos, aprender a calcular los riesgos debidos al cambio climático y a las dinámicas globales, y transformar los modelos económicos que están detrás de la demanda de agua, para que podamos encontrar un equilibrio entre el territorio y los recursos naturales y también sociales". "Lamento mucho la decisión de rebajar caudales ambientales en este momento de emergencia porque justamente los sistemas hidrológicos nos dan resiliencia" Y no solo coordinación y toma de conciencia, también reducción del consumo. "Con la desalinización, por ejemplo, entran más caudales en el sistema de distribución de abastecimiento, pero es una huida hacia adelante si no frenamos la demanda", defiende Broekman. "La ampliación de la planta desalinizadora de la Tordera (en Blanes) tiene impacto sobre el delta, sobre el mar y en emisiones, también sobre el territorio. Pero lo grave es que tiene un impacto cultural y político porque la ciudadanía cree que hay barra libre y el agua que necesitaremos ya nos la fabricaremos. Eso es una distopía. No podemos prescindir del agua del medio y pensar que estamos bien porque abrimos el grifo y sale agua, aunque sea desalada. No puedes pensar en emanciparte de la lluvia como he oído a alguna persona. Es una distopía tecno optimista que no tiene en cuenta dinámicas reales". Oportunidad para el cambio Más allá de desalinizadora o depuradoras, "lo que quiero dejar claro es que todas las herramientas que tenemos son eso, herramientas que se suman y se complementan, pero debemos hilar más fino en cómo gestionamos cada cuenca con el objetivo de darle resiliencia a largo plazo", explica Broekman. "Es importante no ignorar el reto que tenemos, si desalamos más y la demanda crece, estamos cultivando la sed del mañana". ¿Y si seguimos así? "El coste de no hacer nada será mayor, no podemos seguir así, debemos aprovechar la ventana de oportunidad. La situación de sequía tiene que servirnos para cambiar, de una vez por todas, la forma de planificar y gestionar los recursos hídricos". Aunque sea por razones económicas: "Un estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente afirma que la sequía causa al año en Europa daños económicos de hasta 9 mil millones de euros. Si seguimos sin hacer nada, los costes podrían dispararse hasta los 25 mil millones anuales si el planeta se calienta 1,5 grados respecto a niveles preindustriales", concluye Sofía Tirado.
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