La gestión de malas hierbas, la salinidad de la tierra y el calentamiento del agua son las principales complicaciones que superar Los arroceros del Delta de l'Ebre ya siembran arroz. Lo harán hasta finales de mayo después de la inundación de los campos, este año con un esperado y desconcertante recorte de la concesión del agua de los canales de riego por parte de la CHE (Confederació Hidrogràfica de l'Ebre). La inundación de campos se ha hecho como de costumbre, pero este lunes el agua que baja por los canales de riego de la derecha e izquierda del Delta de l'Ebre ya se han reducido a la mitad. Los agricultores se ven condicionados por las diferentes estrategias que han adoptado las comunidades de regantes con la mitad de los recursos: en el hemidelta izquierdo con un cabal estable de un máximo de 11 metros cúbicos por segundo y, en el hemidelta derecho con 13 metros cúbicos por segundo de concesión y aportaciones "intermitentes" en los campos, abriendo y cerrando el agua cada diez días. Alternativas para seguir cultivando arroz Esta situación, de entrada, ya ha hecho que los arroceros de la izquierda del Ebre mantengan "la tendencia" a sembrar cerca de la mitad de los cultivos en seco, una gestión que se ha extendido en las últimas campañas para convivir con la plaga del caracol manzana y que ahora, con la recortada de la concesión de riego, "ha beneficiado el inicio de la campaña", según el presidente de Arrossaires del Delta, Jordi Casanova. En cambio, en el hemidelta derecho, el anuncio de la recortada de la concesión ha hecho que muchos arroceros, sobre todo en la zona de la Ràpita, hayan decidido sembrar por inundación en lugar de en seco, para evitar la salinización de los campos. Según ha detallado Marcel Matamoros, presidente de la Cambra Arrossera del Montsià, también confían en que así la planta aguante los diez días que no entrará agua. De hecho, en algunos cuadros donde habían sembrado en seco en la zona del litoral, cuando ha entrado el agua dulce y ha subido la capa freática y salina, ya se han visto plantas secas. "Si cierras el agua y dejas el campo sin agua nueva durante 10 días, ese arroz no lo aguantará", ha advertido Matamoros. "No sé cómo lo gestionaremos, no sabemos cuál es la solución, pero cerrar el agua diez días será complejo y será necesario estar atentos para gestionarlo bien. Es muy complicado", ha añadido. Complicaciones de la campaña de este año La salinización por falta de agua dulce se prevé que sea una de las principales complicaciones de la campaña de este año, pero no será la única. Tanto el hemidelta izquierdo, donde plantean reutilizar el agua de los desagües, como el derecho, donde las aportaciones serán intermitentes, si no entra agua dulce nueva en los cuadros, continua el calor, la sequía y sigue sin llover, puede verse comprometido el crecimiento tanto de la planta como del grano. Que haya escasez preocupa sobre todo a mediados de verano, "momento que la planta necesita más agua para llenar el grano y poner quilos de producción", como ha recordado Toni Domingo, técnico de campo de Arrossaires del Delta. "Si no tenemos agua dulce y fresca y usamos la de los desagües, tendremos afectaciones por salinidades" ha concluido. Las limitaciones de manejo del agua de riego en los campos tampoco permitirán tratar bien las malas hierbas porque no se podrá rebajar el nivel del agua para aplicar correctamente los herbicidas. Las restricciones de productos fitosanitarios ya hace unas cuantas campañas que provoca muchos dolores de cabeza a los arroceros para reducir las malas hierbas y este año deberán temer también por la "efectividad" de los que apliquen. Como ha explicado Domingo, es necesaria una baja lámina de agua para aplicar a los productos fitosanitarios. "Toda la hierba que no mataremos ahora, en estos próximos quince o veinte primeros días de cultivo, se nos escapará seguro", ha advertido. También el caracol manzana, ahora muy controlado después de quince años de lucha, volverá a los campos si se bomba el agua de los desagües. Los arroceros se mantienen con "esperanzas" por seguir con el plan A En Arrossaires del Delta de l'Ebre no tienen ganas de pensar "en el plan B" si la campaña va mal o es nula. "Tenemos que encontrar la manera de salirnos con el plan A y poner las esperanzas aquí", ha defendido Casanova, a pesar de reconocer que "se tienen que hacer los deberes" y contemplar cómo conseguirlo en otros escenarios. Si fuera necesario comprar fuera, no se podrían asumir ni los volúmenes que se mueven ni la calidad y las particularidades del arroz que se hace en el Delta de l'Ebre. Además, la Cambra Arrossera del Montsià reconoce que la situación de secado que ya hace algunas campañas que sufren en algunas zonas los arroceros de Extremadura, Andalucía o Italia, les han hecho plantear alternativas y calcular para "abastecer a sus clientes y mantener la infraestructura que tienen" en caso de situación extrema. "Comprar fuera es posible así como importar arroz, pero iremos viendo cómo va la situación", ha apuntado Matamoros.