Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid y especializado en economía agraria, Jaime Lillo fue nombrado director ejecutivo del COI (Consejo Oleícola Internacional) en junio de 2023. Con una dilatada experiencia en el sector, Lillo ha desempeñado a lo largo de su carrera papeles decisivos en las agenda agrícola española y europea de las últimas décadas. Ha trabajado como consejero jefe de Agricultura en la Representación Permanente de España ante la UE, donde coordinó negociaciones internacionales y asesoró a los ministros de Agricultura europeos entre 2010 y 2016. ¿Cuál es el papel del COI y cuáles son sus objetivos? El COI es una organización intergubernamental que se creo en 1959 bajo el auspicio de la ONU para favorecer el diálogo y fomentar la calidad y el comercio del aceite de oliva. Acapara el 95% de la producción mundial y está compuesto por 44 países, aunque la UE opera como un único miembro. Hay un triple objetivo. El primero es garantizar la calidad como responsables de la normativa internacional, definiendo los métodos para verificarla y los laboratorios encargados de hacerlo; el segundo es facilitar la transferencia de tecnología y el tercero la promoción y expansión del comercio, aunque en este último caso ahora recae más en cada miembro. España es el mayor productor del mundo, pero ¿quiénes son los mayores consumidores? España llega a producir un año bueno la mitad de todo el aceite mundial -de media supone el 40%- y es el mayor consumidor, con una media en los últimos cinco años de 481.000 toneladas. El segundo es Italia con 426.000 y el tercero Estados Unidos con 389.000. Gracias a las grandes campañas que se hicieron a finales del pasado siglo, siempre con el vehículo de la salud, el consumo de aceite de oliva se ha extendido más allá de los países del arco mediterráneo. ¿Estados Unidos está produciendo también cantidades significativas? ¿Hay temor a que Trump imponga aranceles como hizo con las aceitunas? Estados Unidos tiene una producción muy pequeña, fundamentalmente en California. Apenas produce el 1% del aceite que consume por lo que sería ilógico que se aprobaran aranceles. Es cierto que hay preocupación en el sector por una posible guerra comercial, pero sería ilógico. Todas las grandes instituciones norteamericanas, como la Universidad de Harvard, están defendiendo el consumo de aceite de oliva como producto saludable y si se imponen aranceles lo único que se va a conseguir es encarecer el producto y perjudicar a los consumidores. Jaime Lillo, director ejecutivo del COI/ Alberto Martín ¿Han aumentado mucho las importaciones de aceite de oliva en Estados Unidos? Sí, se han multiplicado prácticamente por cuatro en las tres últimas décadas. En los años noventa del pasado siglo rondaban las 100.000 toneladas y ahora se acercan ya a las 400.000 toneladas. Es sin duda el país donde más crece el consumo de aceite de oliva. "El liderazgo de España aceite de oliva es incuestionable; en un año bueno llega a representar la mitad de la producción mundial" ¿Y China? China está empezando a despertar ante el aceite de oliva y hay un potencial muy grande de crecimiento de cara a los próximos años, pero apenas hay producción y el consumo es todavía muy pequeño. La escasez de aceite por las bajas producciones en las dos últimas campañas han disparado los precios, ¿qué previsiones hay para la actual? Estaremos alrededor de 3,3 millones de toneladas, con lo que recuperaremos la normalidad efectivamente tras dos años muy malos. El año pasado la producción fue bajísima, con solo 2,5 millones y ahora aunque España se ha recuperado hay otros países, como Italia o Marruecos que no. De todos modos, es verdad que cada vez habrá más oscilaciones debido al cambio climático. Tendremos que convivir con esa fuerte variabilidad. Hay más capacidad que nunca, gracias a las nuevas técnicas que permiten incrementar la productividad por hectárea, pero el crecimiento de la producción, sin embargo, es cada vez menor debido a fenómenos meteorológicos extremos, y no solo por la falta de agua, sino también, por ejemplo, por las olas de calor. "Debido al cambio climático, tendremos que convivir con fuertes oscilaciones de la producción y el precio del aceite" Y eso repercutirá en los precios... Sí. Y eso no es bueno para nadie. No es bueno para los agricultores ni para los envasadores ni tampoco para los consumidores, que no entienden como puede haber diferencias tan grandes de un año para otro. La industria aceitera reclama en este sentido un plan hidrológico, ¿cuál es su opinión? Bueno, hay países que sí lo tienen, algunos vecinos como Portugal, donde el cultivo del olivo se ha expandido con fuerza. Yo no entro en las políticas que siga cada país, pero es evidente que el agua es un factor clave para la productividad y competitividad del olivar. No obstante, también es cierto que los olivos requieren menos agua que otros cultivos, lo que ha permitido su desarrollo en zonas de secano. Y el aceite de oliva permite además un aporte calórico saludable. "Cada vez hay mayor capacidad de producción e interés por el olivar a nivel mundial; es un cultivo saludable y sostenible" ¿Y el liderazgo español es claro? Sí, España no solo es líder en producción o comercialización, sino también en investigación, en el desarrollo de tecnología, en conocimiento y desarrollo del producto, en estudios científicos... Es llamativo, por ejemplo, lo que ha ocurrido con la distribución. Algunas de las grandes marcas italianas han sido adquiridas y están controladas ahora por grupos españoles. ¿Ha crecido el interés por invertir en el sector? Sí, es algo que no existía antes y ahora cada vez más. Hay un gran interés por el olivar. Y es que más allá como decía de ser un producto saludable, se trata demás de un cultivo sostenible. Por cada litro que se produce el olivo permite la absorción de 10 kilos de CO2. El oliva era un producto netamente mediterráneo, pero la tecnología está permitiendo que se cultive en países como Arabia Saudí. Aunque habrá oscilaciones en los próximos años, la tendencia es de crecimiento. Hay empresas que denuncian falta de control sobre la calidad... España tiene una de las normas de calidad más estrictas y está en la UE, que es donde más controles de aceite de oliva hay en el mundo. Hay un gran esfuerzo por poner en valor el aceite de oliva y si hay alguna sospecha hay cauces para denunciarlo.