«La pandemia ha demostrado que el campo es un sector esencial»

27/07/2021
En: elmundo.es
Digital
Carles Peris es el secretario general La Unió de Llauradors i Ramaders «La pandemia ha demostrado que el campo es un sector esencial» BERTA RIBÉS Enviar por email Comentar «El momento es ahora o nunca, si no nos apoyan frente a la competencia de Sudáfrica será una nueva traición de la política hacia los citricultores», alerta Peris Carles Peris es el secretario general La Unió de Llauradors i Ramaders. E.M. En pocos meses cumplirá tres años al frente de La Unió de Llauradors i Ramaders. ¿Qué balance hace de este periodo? l balance está marcado sin duda por desgracia por la pandemia de la Covid-19, que lo ha impregnado todo a lo largo del último año y medio. Hasta esa fecha había sido muy intenso, repleto de reivindicaciones de nuestro sector agrario que concluyeron en la manifestación histórica del 14 febrero del pasado año en València. Luego, durante el periodo de la Covid, hemos seguido con la intensidad de la acción reivindicativa y el trabajo, pero siempre bajo las normas de seguridad sanitaria del momento.La organización está siendo capaz de crecer en unos momentos complicados para la mayoría de sectores. La apuesta por un papel fundamental de las mujeres y los jóvenes que en estos momentos están liderando responsabilidades sectoriales. También observamos un aumento de personas profesionales que quieren vivir de la agricultura y la ganadería. La próxima revisión del acuerdo comercial de la UE con Sudáfrica preocupa y ocupa a La Unió. ¿Qué margen de maniobra existe para proteger a la citricultura europea? El margen es más bien reducido en una Comisión Europea mucho más preocupada por el comercio que por sus productores, pero nosotros no tiramos la toalla. El próximo mes de octubre, cuando toca revisar el acuerdo comercial de la UE con Sudáfrica, nos jugamos mucho y entre ello poder introducir modificaciones que darían importantes equilibrios a las reglas del juego actual que ejercen una competencia desleal hacia nuestras producciones. La Unió hemos sido la primera organización en presentar un amplio estudio a la Comisión Europea para que el acuerdo actual se revise y se puedan tomar decisiones en favor del sector citrícola castellonense. Lanzo desde aquí un mensaje a todos los gobernantes y políticos para que nos apoyen, el momento es ahora o nunca, porque si conseguimos cambiar las reglas actuales del acuerdo sentará un precedente importante. Si no nos apoyan ahora será una nueva traición de la política hacia los citricultores castellonenses y europeos. ¿Cuál ha sido el balance para el sector citrícola de la Comunidad Valenciana en la última campaña? El balance es agridulce. Partíamos con un aforo de 3,5 millones de toneladas, que estaba dentro de la media de las últimas campañas. Dado que la demanda y el consumo han repuntado por los beneficios de los cítricos para reforzar el sistema inmunológico frente a la pandemia, nos ha permitido exportar bien y de forma ordenada, para percibir unos precios razonables en muchas de las variedades. Sin embargo, en la parte negativa del balance debemos situar las dos variedades con mayor tonelaje, como la Clemenules y la Navelina, que se han liquidado por debajo del precio del coste de producción. También continuamos con las dificultades de poder llegar a nuevos mercados por diversos motivos, entre ellos unos protocolos duros de exportación que nos impiden crecer en algunos destinos, el veto ruso que sigue vigente o los aranceles impuestos por el Gobierno de Trump que afortunadamente han desaparecido. ¿Qué previsiones existen para la próxima temporada? Nuestra previsión de aforo para la próxima campaña es que será un poco inferior al de la pasada tanto en la Comunidad como en el conjunto del Estado. En la provincia de Castellón ese descenso será aún más acusado por la tendencia a la alternancia de la variedad estrella que es la clemenules. Si se mantiene el nivel actual de consumo y demanda puede ser una campaña estable en cuanto a precios y con una exportación ordenada. Pero antes de empezar la próxima campaña contamos ya con factor bastante negativo que amenaza buena parte de la citricultura castellonense, como es el del incremento de coste que provoca combatir una plaga importada como es la del Cotonet de Sudáfrica, algo que supone ya de media unos 0,14 euros por kilo, una auténtica barbaridad a la que debemos hacer frente los agricultores. Aprovecho para pedir apoyo y sensibilidad ante el problema del Cotonet, un SOS y emergencia nacional sobre el que hay que poner el foco que nos permita erradicarlo en el plazo más breve de tiempo. En el campo de la provincia de Castellón no sólo existe el sector citrícola. ¿Cuál es la salud del campo y la ganadería provincial? La salud del sector agrario castellonense siempre se encuentra al límite, aunque hemos creado resiliencia después de tantos años en crisis. En los sectores ganaderos, tras los problemas de consumo por la pandemia, se han logrado estabilizar poco a poco el ovino-caprino o el porcino, y atraviesan por mayores dificultades el vacuno, cunícola o avícola, todos ellos de vital importancia para la economía y fijación de la población en zonas rurales. Son también sectores que sufren un incremento de los costes por la subida de los precios de los insumos, por los piensos.Los cultivos de zonas interiores de frutos secos como la almendra o la avellana, que están en zonas desfavorecidas, de secano, no atraviesan su mejor momento con producciones bajas y unas ayudas de la PAC que no se corresponden al esfuerzo generado. Tal vez lo contrario que el algarrobo que está emergiendo como un cultivo cada vez más rentable y demandado cuando hasta hace poco pensábamos que desaparecería. Lo mismo que el olivar tradicional castellonense que tampoco goza de buena salud con unos precios realmente muy ajustados. Los cereales también tienen padecen altibajos en precios y sufren la especulación. Las hortalizas, y el melón y la sandía mantienen un mayor equilibrio dependiendo de las circunstancias climatológicas. La cereza por ejemplo es un producto muy sensible agronómicamente que en ocasiones deja una baja rentabilidad. Y los nuevos cultivos de caqui y granado están prácticamente descartados en nuestras comarcas debido a los problemas agronómicos que tienen. Solo alberga cierta esperanza en cuanto a nuevos cultivos el del aguacate que sí está creciendo en la provincia. ¿Cómo ha afectado la pandemia a la agricultura y la ganadería? Pues como a toda la sociedad, hemos vivido momentos duros y negativos, nos hemos debido adaptar rápidamente a las circunstancias complicadas, pero hemos dado la talla como sector. Se ha comprobado que somos un sector esencial al cual se debe apoyar y sobre el cual tener una mayor sensibilidad. Me gustaría que esta pandemia sirviera para que los consumidores se concienciaran de la necesidad de apostar por las producciones locales más próximas, que las exigieran en las tiendas y supermercados. Nuestras producciones son sinónimo de calidad, de fijación de la población en las zonas rurales, de contribución hacia el medio ambiente, de lucha ante el cambio climático, etc. No es lo mismo comprar una mandarina de Nules que traerla de Sudáfrica, ni comprar un kilo de carne de cordero de Vall d'Alba que comprarla de Nueva Zelanda. Consumidores a través de una compra consciente y responsable, gran distribución a la hora de adquirir los productos que venden en sus tiendas e incluso Administraciones deberían tener en su cabeza esa apuesta por las producciones de proximidad. ¿Cuál es el futuro? Realmente es complicado, pero yo soy optimista por naturaleza y no me resigno a caer en un discurso derrotista. Hemos de pensar que a pesar de todo seguimos adelante, que tenemos un tejido productivo vivo, y sobre todo que desde La Unió tenemos unas ganas inmensas de luchar por un futuro mejor para nuestros productores. Me gustaría trasladarles a los agricultores y ganaderos que en nuestra organización tienen el mejor lugar para defender sus intereses. Somos agricultores y ganaderos y conocemos sus problemas. Unidos lograremos más cosas que si lo hacemos de forma individual. Conforme a los criterios de The Trust Project
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