La patronal Fiab alerta del impacto de la sequía en agricultura y ganadería El aceite de oliva dispara su precio a 9 euros el litro ante la caída de la producción El río Muga a su paso por Peralada (Gerona) efe La sequía preocupa a la industria de alimentación y bebidas , que alerta ya de la «grave situación» generada por la falta de lluvias. Si hasta ahora había sido sobre todo el campo el que ha lanzado las alertas sobre el impacto de la sequía en las cosechas, los efectos llegan ya a la industria, que temen que el suministro se vea afectado. Este jueves, la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas ( FIAB ) ha alertado de la grave situación provocada por la escasez de precipitaciones, que, junto a las altas temperaturas registradas en las últimas semanas y una situación de sequía hidrológica en amplias zonas de España, «está teniendo un fuerte impacto en la agricultura y la ganadería y, por tanto, en la industria elaboradora de alimentos», describen. La patronal de la industria insiste en que el agua es un recurso clave para la industria de alimentación y bebidas, y asegura que «lleva años optimizando y reduciendo su consumo en todos los procesos sin comprometer las exigencias de higiene o seguridad alimentaria y que es indispensable para garantizar el abastecimiento y evitar la escasez de determinados productos». Por eso, las empresas del sector exigen que su acceso al agua sea prioritario . «Es imprescindible que la industria de alimentación y bebidas reciba un tratamiento especial en estas circunstancias tan graves y que tenga un acceso preferente al agua para poder garantizar un suministro estable y seguro de alimentos y bebidas», recalca el director general de FIAB, Mauricio García de Quevedo. Un nuevo plan hidrológico En esta línea, la petición de la patronal va más allá, y señala la importancia de desarrollar un Plan Hidrológico que contemple « nuevas interconexiones y trasvases entre cuencas , así como de planes de inversión en ampliaciones, desarrollo y modernización de infraestructuras de almacenamiento de agua y de riego». Cree la industria elaboradora de alimentos y bebidas que es esencial que se impulse del uso de los recursos no convencionales de agua, entre los que cita la reutilización y la desalación, indispensables para mitigar los efectos del cambio climático. «La reutilización de agua regenerada es clave para alcanzar la seguridad hídrica en nuestro país», ha asegurado Fiab. La preocupación por la sequía está siendo generalizada en el sector agrario en los últimos meses, impactando ya en los precios de productos como el aceite de oliva , disparados por la falta de agua. «Si ahora empezara a llover intensamente cuatro semanas, automáticamente los precios caerían en picado», ha declarado también este jueves el ministro de Agricultura, Luis Planas, que insistió en que se trata de «un problema que no tiene una solución administrativa o política», recalcando en la importancia de que llueva para que bajen los precios mediante el aumento de la producción. Con todo, en julio el Gobierno dio luz verde a 357,7 millones de euros en ayudas directas extraordinarias a los sectores agrícolas más afectados por las consecuencias del segundo año de sequía y por el incremento de los costes de producción por la guerra en Ucrania: la mayoría -268,7 millones- estaban destinados a cultivos herbáceos de secano y de determinados cultivos industriales (tomate de industria y arroz) y el resto -81 millones- a determinados cultivos leñosos (frutales de pepita, de hueso, tropicales, cítricos y frutos de cáscara), así como a la cereza del Valle del Jerte (Cáceres), a la que se asignó 8 millones. La falta de lluvia es una preocupación en toda Europa. De hecho, en a Reunión Informal de Ministros de Agricultura de la Unión Europea se tratará el tema de la producción alimentaria con nuevas tecnologías ante la sequía. «Es uno de los aspectos en los que hay que tener en cuenta la aplicación de las nuevas tecnologías para la producción agroalimentaria», todo ello «en un momento claro de cambio climático y ya no es un problema de tener, como antes, unos períodos de sequía que podían producirse cada ocho o diez años. Ahora se produce de una forma más intesa y cercana», ha insistido Planas.