En pocos años, una tormenta perfecta ha agitado las economías de todo el mundo. Tras la pandemia y el confinamiento, que contrajo el PIB mundial en torno a un 4%, se disparó la demanda de bienes y servicios. Esa circunstancia, sumada a una oferta reducida y a la subida del precio de la energía, entre otros motivos, multiplicó los precios de productos y alimentos hasta límites insospechados. Sus efectos fueron catastróficos. En unos meses, una inflación voraz comenzó a devorar los bolsillos de los ciudadanos, a golpear las cuentas de resultados de las empresas y a destrozar las cadenas de suministro . Muy dañados tras la crisis pandémica, estos procesos de distribución son imprescindibles para garantizar el comercio mundial, la competitividad y el crecimiento económico de los países en los que operan. "Hasta 2020, la cadena de suministro era mover camiones y poco más. Hoy eso ha cambiado, porque tras la covid-19 nos hemos dado cuenta de que el abastecimiento ya no está asegurado", afirma el presidente de UNO Logística, Francisco Aranda. El remedio para evitarlo pasa por anticiparse al problema. Es decir, actuar antes de que sea demasiado tarde. Y para ello es imprescindible que las grandes empresas sean capaces de ejecutar una gestión global en toda su cadena de abastecimiento. El uso de las nuevas tecnologías es fundamental para conseguirlo. El big data , la automatización de procesos, la robótica y la inteligencia artificial han transformado el sector de la logística. Estas herramientas permiten a las empresas estar preparadas para actuar con rapidez ante cualquier imprevisto y hacer frente a la volatilidad de los diferentes suministros. Al igual que sucede con los bancos, las compañías también se someten a pruebas de estrés. Por ejemplo, ¿qué ocurriría si de pronto hubiera un incremento potentísimo de la demanda y se cerraran las fronteras de un país? ¿O si se produjera un fallo en un punto concreto del proceso de suministro? "Analizamos a fondo muchos parámetros para realizar una evaluación de riesgos con los proveedores clave, y establecer planes de emergencia. La idea es poder abordar hoy las posibles necesidades que puedan llegar mañana", insiste el presidente de la patronal de la logística. Saber convivir y manejar la incertidumbre estructural es vital para construir cadenas de suministro fuertes y resistentes, coinciden los expertos. Fluctuaciones monetarias, escasez de mano de obra, desastres naturales, aranceles que suben o bajan, el precio del petróleo, los conflictos geopolíticos... todos estos factores afectan a un sector sometido a tensiones permanentes . El director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, recuerda cómo la inflación se cebó con el precio de los alimentos, que en algunos momentos "superó el 15% en términos interanuales debido a las disrupciones de la cadena de suministros", explica. En un artículo publicado en la revista Harvard Deusto Business Review , Carles Roig, profesor de la escuela de negocios Esade, apunta tres grandes líneas de acción que deben acometer las empresas ante estos nuevos tiempos. En su opinión, son las propias cadenas de suministro las que alimentan la inflación, y no al revés. Ocurre porque "si la demanda supera a la oferta, se generan tensiones muy importantes de precios". Es urgente, sostiene Roig, "reconceptualizar el factor riesgo e incorporarlo en la toma de decisiones", lo que implica generar mayor visibilidad a lo largo de toda la cadena de suministro. Así es posible, prosigue, "conocer los acontecimientos en tiempo real y la solución predictiva a los problemas", porque detecta su origen, acota su procedencia y delimita sus causas. De esta manera, se minimizan riesgos. Asimismo, se deben " rediseñar las redes" que conforman dichas cadenas . La suma de distintos factores ha alterado el mercado de materias primas, con un aumento de los costes de transporte. Estas restricciones en la oferta hacen que los plazos de entrega se prolonguen, lo que "ha situado nuestro modelo industrial al límite de su resistencia". Por ello, este rediseño puede seguir dos caminos complementarios. El primero, escribe el profesor Roig, "se basa en relocalizar la producción según el modelo clásico de búsqueda alternativa de fuentes de suministro de bajo coste" que disminuyan la dependencia de China . Las alternativas son variadas: México y Centroamérica, Europa del Este u otros destinos del sudeste asiático (Malasia, Indonesia, Vietnam...). La segunda vía, más estratégica, pasa por recuperar y aproximar geográficamente parte de los procesos productivos para dar respuestas a los retos a largo plazo, minimizar la dependencia de terceros y superar el factor coste laboral . La apuesta por la sostenibilidad del negocio , el medio ambiente y los ecosistemas sociales es la última palanca que deben activar las compañías. "Situar los programas de cadena de suministro de forma continuada en la agenda corporativa de las empresas contribuye a desarrollar modelos de negocio con capacidad de competir a lo largo del tiempo", sostiene el experto de Esade. De hecho, este proceso logístico y operativo debería garantizar cero daños en los sistemas medioambientales y sociales. "Esto obliga a las empresas a ir más allá del beneficio económico y a extender su influencia e impacto en territorios en los que se opera, a través de normas y prácticas de comportamiento responsable", concluye Roig.