Cádiz, Córdoba, Granada, Jaén, Málaga y Sevilla, provincias donde actualmente hay focos activos de lengua azul y donde el sector ovino-caprino vive momentos difíciles. Según organizaciones agrarias como COAG, UPA y Asaja, la situación recuerda a la crisis sanitaria de los años 2004-2007, y podría agravarse si no se actúa con urgencia desde todas las administraciones. La causa principal de esta alerta general es la rápida expansión del serotipo 3 del virus, altamente virulento y con efectos directos sobre la mortalidad de los animales, la producción de leche y el aumento de abortos en rebaños. La enfermedad ha impactado de forma notable en la economía de los ganaderos, especialmente en Málaga y Granada, zonas que hasta ahora habían registrado escasa incidencia. El vector que transmite el virus -un mosquito que se desarrolla en ambientes húmedos y cálidos- ha proliferado este año por las condiciones climáticas excepcionales: lluvias y un verano caluroso. Respuesta del sector En medio de este escenario, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha defendido públicamente que la vacunación contra la lengua azul vuelva a ser obligatoria en la Península Ibérica. En su intervención en un foro celebrado en Granada, el ministro afirmó que "sería lo correcto" y adelantó que el tema será discutido el 10 de septiembre en el Comité de la Red de Alerta Sanitaria Veterinaria (Rasve). No obstante, su planteamiento ha generado un aluvión de críticas por parte del sector ganadero. La vacunación obligatoria no es viable actualmente según los ganaderos, ya que no existen vacunas disponibles para todos los serotipos que circulan en Andalucía (1, 3, 4 y 8). Insisten en que los ganaderos están cada vez más concienciados sobre la importancia de vacunar, pero que para plantear la obligatoriedad es necesario que el Ministerio garantice el suministro suficiente de vacunas eficaces y con un enfoque "coordinado y riguroso" Desde la Junta de Andalucía también se ha elevado el tono. El consejero de Agricultura, Ramón Fernández-Pacheco, ha reprochado públicamente al Ministerio su falta de implicación y la ausencia de una estrategia común entre comunidades autónomas. Aunque Andalucía ha solicitado un encuentro multilateral con otras regiones, así como la activación de la reserva de crisis de la PAC para habilitar ayudas, hasta el momento no ha recibido respuesta. Las medidas en marcha La Junta de Andalucía ha intensificado su estrategia regional. Se han destinado ayudas para cubrir hasta el 50% de los costes asociados a la compra y administración de vacunas frente a los serotipos 3 y 8, y se mantienen dosis gratuitas para los serotipos 1 y 4. La Consejería de Agricultura mantiene contacto constante con agrupaciones sanitarias ganaderas, oficinas comarcales y laboratorios, y ha lanzado una campaña de concienciación para vacunar "en el momento adecuado", es decir, entre diciembre y abril. Desde el departamento dirigido por Fernández-Pacheco insisten en que "vacunar a tiempo salva vidas", y que las explotaciones que han seguido las pautas están registrando un menor impacto sanitario y económico. No obstante, reconocen que la solución definitiva pasa por una estrategia nacional bien coordinada y dotada de recursos suficientes. Además de vacunas, el sector pide claridad, diálogo y apoyo económico. Paqui Iglesias, secretaria de Ganadería de UPA Andalucía, calificaba en declaraciones a Europa Press la situación actual como de "desorden total". Ha denunciado que la voluntariedad en la vacunación ha provocado el desinterés de algunos laboratorios por producir dosis de los serotipos más activos, lo que agrava la crisis. Por su parte, ganaderos de diversas provincias señalan a este diario que las vacunas aplicadas no están dando los resultados esperados, lo que genera desconfianza y alimenta posturas negacionistas. El coste también es un factor de peso: los ganaderos están pagando unos 7,5 euros por animal entre vacuna y administración, algo inviable sin apoyo institucional. Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho