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Estos son los alimentos que podrían desaparecer por la sequía

02/05/2023
En: lavanguardia.com
Digital
El cambio climático podría acabar con alimentos fundamentales, como las hortalizas 'Burger meat', la carne picada del supermercado que en realidad no lo es En la actualidad, un 40% de personas en todo el mundo sufre escasez de agua y hasta 700 millones corren el riesgo de ser desplazadas como resultado de las sequías hasta 2030, según datos de la FAO. Por lo que respecta a España, un 27% del país se encuentra a estas alturas en situación de alerta o escasez de agua, según el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), que añade que el pasado mes de marzo ha sido especialmente seco en la península, con un crecimiento de las llamadas unidades territoriales de sequía (UTS), que han pasado de 22 a 28. "La situación es extremadamente preocupante. Si no se revierte con medidas contundentes que impliquen una estrategia de transición agroecológica no habrá vuelta atrás", explica la coordinadora del área de agroecología y soberanía alimentaria de Ecologistas en Acción, Elisa Oteros. "Ahora mismo estoy en Sevilla y el termómetro marca 37ºC a finales de abril. Los embalses se encuentran muy bajos y no es algo circunstancial, sino una tendencia que no tiene vuelta atrás si no se dan cambios drásticos y urgentes. Se sabe que dentro del clima mediterráneo hay ciclos meteorológicos en los que la sequía es recurrente, que pueden durar entre 4 y 5 años. Ya hemos sobrepasado con creces esa cifra y en las últimas décadas no se ha llegado a recuperar el nivel de los acuíferos", subraya. Por su parte, el director de la ONG Justicia Alimentaria, Javier Guzmán, añade que esta situación "de emergencia extrema" vulnera un derecho fundamental: el de la alimentación . "Sin duda, la alimentación es uno de los grandes temas de los próximos 40 años, un derecho fundamental que hemos dejado en manos de las empresas ante la pasividad de los gobiernos. No existe ni una sola política pública en materia de alimentación y lo mínimo que deberíamos hacer como sociedad civil es empezar a enfadarnos", señala Guzmán. Si no lo hacemos es, en buena parte, porque "existe cierta connivencia de los poderes públicos para no explicarnos bien en qué situación nos encontramos. Además, al no implementarse políticas drásticas es fácil que el ciudadano acabe pensando que si es tan grave y no se hace nada, será que no es tan grave". La falta de agua, sin embargo, afecta ya a amplios sectores de la población, desde los productores al transporte o la distribución y, por supuesto, al bolsillo de los consumidores . "De momento, lo único que se está haciendo es poner tiritas en forma de ayudas, subsidios y subvenciones a una enfermedad que es sistémica y que requiere un cambio de raíz en el modelo agroalimentario", explica Oteros. Por su parte, Guzmán destaca otras medidas que suponen, en definitiva, pan para hoy y hambre para mañana. "Se están abriendo pozos ilegales y se están buscando soluciones hipertecnológicas que mejoran la eficiencia en el uso del agua, cuando lo que hay que hacer es erradicar un modelo de agroexportación fallido, basado en un recurso que no tenemos ni teníamos cuando se implantó: el agua". Sin embargo, es cierto que estas medidas han dado lugar a una disminución en el consumo de agua en términos relativos, "especialmente a partir de la gran sequía de principios de los noventa", indica Oteros. La experta denuncia que estamos ante la llamada paradoja de Jevons, la cual afirma que a medida que el perfeccionamiento tecnológico aumenta la?eficiencia?con la que se usa un?recurso, es más probable un aumento del?consumo?de este recurso que una disminución. Concretamente, la paradoja de Jevons implica que la introducción de?tecnologías?para una mayor?eficiencia en el uso del agua?pueden dar lugar, paradójicamente, a un aumento en el consumo total de?esta. Esta contradicción se da también en ganadería , según subraya el responsable de Agricultura y Ganadería de Greenpeace España, Luís Ferreirim: "Es cierto que las emisiones de gases de efecto invernadero por cabeza de ganado se han reducido en los últimos años, pero también los es que se ha multiplicado el número de animales a causa del consumo creciente de carne y derivados". A día de hoy, la situación afecta a gran parte de cultivos , incluso a los de secano. Esto se debe en buena parte, según señala Oteros, al aumento progresivo de la evapotranspiración en las plantas. "El incremento progresivo de las temperaturas hace que, por decirlo de forma sencilla, las plantas también suden, ya que se ven obligadas a perder agua, que luego tienen que reponer, para mantener la temperatura baja. Si a esto añadimos que no existe un patrón de lluvias estable, sino que los patrones actuales son erráticos, el desastre está servido: pasamos de sequías a lluvias torrenciales y ningún cultivo está preparado para ello", afirma. Aguacates y mangos Ningún cultivo se libra, pues, de los efectos de la sequía, aunque existen algunos que la sufren especialmente. Es el caso de aguacates y mangos. Los primeros se producen mayoritariamente en Málaga y abastecen a buena parte de Europa, mientras que los mangos se cultivan sobre todo en Granada y se abastecen de los acuíferos que almacenan el agua procedente de Sierra Nevada. "Es un sinsentido que se produzcan aguacates en una zona casi desértica como Málaga para exportarse a Europa, mientras que a su vez en Málaga se ven obligados a importar otros alimentos", considera Oteros. Como también lo es que haya quien desayune todos los días un aguacate, aunque podamos hacerlo y los tengamos al alcance. "No se trata de dejar de comer aguacates para siempre, pero no tiene sentido consumir a diario un alimento que no forma parte del territorio y cuya producción supone un estrés climático de gran magnitud", continúa la responsable de Ecologistas en Acción. De hecho, el agua que necesitan estos cultivos tropicales procede, en el caso de Málaga, del Pantano La Viñuela, que se encuentra ya al límite. "El año pasado llegó ya al 9%, cuando por debajo del 10% no se puede extraer agua porque es lodo", explica Oteros, quien recuerda que en la actualidad muchos agricultores de la zona están retirando aguacates. Brócoli y otras verduras y hortalizas La sequía no afecta únicamente a cultivos tropicales, sino que también está provocando escasez en otros alimentos de los que tradicionalmente ha habido abundancia. Lo explica Oteros: "En las últimas semanas nos están entrevistando desde medios extranjeros porque está habiendo una escasez de brócoli, calabacín y pepino en sus mercados". Esta situación es el resultado de un modelo que, como asegura Guzmán, tiene los días contados: "Nos hemos convertido en una plataforma agroexportadora, conectada con los mercados globales y desconectada de los autóctonos. No tiene ningún sentido que el 30% de la fruta y verdura que se consume en Europa proceda de dos provincias españolas: Almería y Granada. Teniendo en cuenta que todos los días salen de Almería 1.500 camiones de verdura hacia Europa, ¿cómo no van a estar esquilmados los acuíferos?". Cereales de verano Otro sector afectado por la sequía es el de los cereales de verano. "Estos cultivos intensivos de verano, como es el caso del maíz, ya no se pueden plantar en muchos territorios, de manera que numerosos agricultores han renunciado a invertir en siembra teniendo en cuenta las restricciones actuales", explica Guzmán. Y las previsiones, que no son nada halagüeñas. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) apunta que nos podríamos enfrentar a un verano inusualmente cálido con lluvias por debajo de lo normal, lo que supone un "caldo de cultivo" para la propagación de incendios, cosa que también afecta a los campos. Para Guzmán, "la desaparición silenciosa de estos productores significa probablemente que ya no habrá relevo generacional", teniendo en cuenta además que el incremento del precio de los seguros es inasumible para muchos de ellos. El cerdo y otras carnes Para Oteros, es fundamental "reducir el consumo de carne, ya que estamos llegando a una ingesta de 1 kilo por persona a la semana, cuando la OMS recomienda entre 200 y 300 gramos. Esto significa que se está potenciando la ganadería intensiva, muy demandante de agua, en detrimento de la extensiva, que mantiene el paisaje y la economía local y contribuye a generar empleo". En este sentido, hace tiempo que la Plataforma para la Ganadería Extensiva y el Pastoralismo trabaja en la creación de un sello que permita diferenciar las carnes procedentes de ganadería extensiva. Oteros señala que la reducción del consumo de carne a nivel global es en primer lugar responsabilidad de las administraciones y que más allá de poner el foco en el consumo individual habría que hacerlo también en el colectivo: "Hospitales, comedores infantiles y otros entes públicos deberían ser los primeros en dar ejemplo y ofrecer menos carne y más fruta y verdura, así como proteína vegetal. Es cuestión de voluntad". Guzmán coincide con ella y recuerda que en la mayoría de países del entorno "existe una ley estatal de compra pública que establece una serie de restricciones para garantizar una adquisición justa, saludable y respetuosa con el medio ambiente por parte de las administraciones públicas". Desde Justicia Alimentaria hace tiempo que se reclama, de momento sin resultado, una ley de compra pública basada en modelos como el de Francia o Finlandia. Aceite de oliva y vino Incluso algunos alimentos profundamente arraigados en la cultura mediterránea están sufriendo ya las consecuencias de la sequía. Es el caso del vino y el aceite de oliva. "Es muy posible que llegue a haber escasez de aceite de oliva en el mercado, porque al final lo que estamos haciendo desde comunidades como Andalucía, Murcia o Levante no es más que exportar nuestra agua, la poca que tenemos", señala Oteros. Lo mismo ocurre con el vino, ya que "las viñas están que no pueden con ellas mismas", en palabras de Balbina García, responsable de Viñas que atrapan, un proyecto situado en Costers de l'Anoia (Penedès, Barcelona), que se basa en la elaboración de vinos de mínima intervención, procedentes de viñas recuperadas y con agricultura regenerativa. "Si la cosa sigue así es probable que tengamos un 70% menos de uva este año. Esto supone el hundimiento definitivo para muchos viticultores", explica García. A estas alturas del año, los viñedos deberían tener el doble o incluso el triple de masa foliar, lo que significa que "no van a aguantar, no arrancarán si no llueve", concluye la viticultora. Algunos pasos a seguir Este cambio radical en el modelo agroecológico que se reclama desde diversos frentes debería traducirse en una serie de cambios, según indica Ecologistas en Acción. "Hay que transformar los cultivos que se han hecho de regadío al secano, así como recuperar variedades hortícolas, frutícolas, cereales y razas ganaderas mejor adaptadas a la escasez de agua, para que sean menos demandantes. Por otra parte, es necesario trabajar en la reducción o eliminación de pesticidas y reducir los monocultivos, que son más vulnerables a las plagas. También es fundamental una diversificación del paisaje, potenciando los elementos naturales que hacen que los ecosistemas sean más resilientes", enumera Otero. La experta también destaca la necesidad de "reconectar agricultura y ganadería, que nacieron juntas y se necesitan mutuamente. La agricultura necesita ganadería para la fertilización del suelo y la ganadería es el complemento perfecto para aprovechar los restos de cosecha. Es necesario que estén bien acopladas, como lo han estado siempre". Por último, es fundamental "caminar hacia la soberanía alimentaria, de manera que lo que se produce sirva para alimentar a las personas que vivan lo más cerca posible".
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