Ensayos de fertirrigación con distintos niveles de salinidad del agua en tomate
07/11/2019
En: agronegocios.es
Digital
El objetivo de este estudio es evaluar la influencia de dos calidades de agua de riego y tres niveles de fertilización con nitrógeno, fósforo y potasio (NPK) aplicados mediante fertirrigación sobre la producción y calidad de los frutos en un cultivo de tomate en invernadero.
Juana Isabel Contreras París y María Luz Segura Pérez. IFAPA La Mojonera (Almería).
En el escenario actual de cambio climático, en el que los recursos hídricos son cada vez más escasos y de peor calidad, para conseguir la sostenibilidad de la horticultura intensiva que se desarrolla en el sureste peninsular es necesario la incorporación de recursos hídricos no convencionales para el riego. Entre estos recursos no convencionales destaca por su volumen potencial el agua de mar desalada .
El agua desalada presenta una conductividad eléctrica (CE) muy baja pero un coste más elevado que la convencional debido al proceso de desalación al que es sometida. Por tanto, una opción interesante es mezclar este recurso nuevo con los convencionales de mayor CE para conseguir una calidad de agua adecuada a cada cultivo con los menores costes para el agricultor.
El tomate es uno de los cultivos hortícolas de mayor importancia en los invernaderos del área mediterránea y el que presenta mayor tolerancia a la salinidad, estando clasificado como moderadamente sensible a la salinidad (Ayers y Westcot, 1987).
El estrés salino puede producir una reducción de la absorción de nutrientes (Magán et al., 2005) afectando la productividad del cultivo de tomate. Por otra parte, la mayoría de los estudios realizados sobre tomate muestran que un incremento de la CE de la disolución nutritiva mejora la calidad de fruto de tomate (Contrera s et al., 2007; Chapagain y Wiesman, 2004). La calidad del agua adecuada será la que no reduzca la producción pero consiga un aumento de la calidad de fruto.
Un adecuado nivel de nutrientes en el medio puede reducir los efectos salinos , ya que los niveles de fertilización afectan el desarrollo del cultivo de tomate (Guzmán et al., 2003). El uso eficiente de la técnica de fertirrigación y un mejor conocimiento de las extracciones de nutrientes realizadas por la planta puede ayudar a mejorar la producción del cultivo (Bar-Yosef, 1986).
Bajas concentraciones de nutrientes pueden reducir la producción de la planta de tomate, al provocar deficiencias nutritivas. De la misma forma, altas concentraciones de nutrientes pueden producir desequilibrios nutricionales debido a interacciones entre nutrientes, originando reducciones en la producción (Grattan y Grieve, 1999).