El entorno mediterráneo ha originado cientos de especies perfectamente adaptadas a un clima muy duro. El largo periodo seco veraniego que han de combatir todas esas plantas ha hecho de ellas unas campeonas de la resistencia, que las lleva a superar condiciones no aptas para aquellas más delicadas. Ese potencial botánico para la jardinería de muchas zonas de España es explorado por personas entusiastas como Enric Sancho, director técnico de Cultidelta, empresa especializada en plantas mediterráneas en Amposta (Tarragona). Este vivero, que trabaja únicamente con profesionales del sector verde, cultiva y comercializa especies que ayudan a los paisajistas a afrontar el desafío que supone crear jardines en un clima cada vez más extremo. PREGUNTA. Usted lleva desde el año 1993 en el mundo de la horticultura. ¿Qué evolución ha visto desde sus comienzos hasta ahora? RESPUESTA. Efectivamente, comencé muy joven. Desde entonces, el cambio ha sido abismal. Por ejemplo, recuerdo cómo en aquella época se comenzaba a hablar del uso de especies aromáticas en jardinería como una gran novedad, pero ni remotamente se utilizaban conceptos como especies de bajo consumo hídrico, sostenibilidad o jardines sin riego, por citar solo algunos ejemplos. P. También habrá notado el cambio con respecto a las plantas que se usaban con relación a las actuales. R. En aquellos momentos, la paleta de especies no es que fuera reducida, pero sí que debo decir que no estaba evolucionada. Los jardines eran muy continuistas, sin pensar en un concepto tan importante en la actualidad como la falta de agua. Ahora, la paleta es muchísimo más grande, a priori una excelente noticia. Pero el problema es que, en muchos casos, se conoce la especie, pero no su manejo, factor fundamental y muchas veces olvidado o menospreciado. P. ¿Ha aumentado la sensibilidad del paisajismo hacia los retos medioambientales que se han de afrontar en un clima mediterráneo? R. Sorprendentemente, todavía nos encontramos con demasiados casos en los que algunos paisajistas no son conscientes del grave problema de falta de agua que tenemos en la Península. En otros casos, en proyectos donde los paisajistas están totalmente sensibilizados hacia esta problemática, el inconveniente puede ser la empresa de jardinería, que no sabe o no quiere aprender a gestionar el riego de una manera más responsable. Por suerte, cada vez son más los profesionales concienciados y dispuestos a aprender e intercambiar ideas y experiencias. P. En paisajismo se peca muchas veces de un uso muy frecuente de un número bastante limitado de especies. ¿Qué grupos de plantas potenciaría en los años venideros, por sus cualidades estéticas o por su capacidad de adaptación? R. Este empleo frecuente y repetitivo de ciertas especies tiene cierta lógica, ya que a nadie le gusta equivocarse, y al final es complicado salir de la zona de confort. Conocer el manejo y condiciones de uso de estas especies es fundamental para poderlas incorporar en los nuevos proyectos de jardinería. Pero, sobre todo, hay un factor clave: el sentido común. Particularmente, considero que en los próximos años va a ser muy importante -de hecho, ya lo está siendo- la utilización de las familias de las lamiáceas y de las leguminosas, en ambos casos el potencial es enorme. P. ¿Qué especies se deberían evitar en los diseños de los jardines actuales, por su poder invasor? R. Hay especies que, por supuesto, preocupan. La gramínea Nassella tenuissima podría ser un caso evidente, pero es complicado generalizar, ya que una especie puede ser invasora o no dependiendo de la ubicación. Aparte de algunas gramíneas , debería preocuparnos la posible utilización de asteráceas californianas -de la familia de las margaritas-, con un potencial invasor elevadísimo. P. En vuestro jardín experimental en Amposta (Tarragona) se cultivan un gran número de plantas para ver cómo es su aclimatación. ¿Cómo las cuidan para conseguir esa adaptación al medio? R. En estos momentos, tenemos más de 400 especies testadas en diferentes condiciones de orientación, de inclinación, con muy poco riego, con algo de riego, con distintos tipos de suelo, etcétera. Todo ello nos permite observar comportamientos muy sorprendentes, tanto positivos como negativos. El sistema de aclimatación que utilizamos desde el momento de la plantación es muy duro, estresando a las plantas, llevándolas al límite para saber cuál es su respuesta, tipo de crecimiento, endurecimiento... Siempre pensando en el peor de los casos: una situación en la que casi no dispongamos de agua de riego. Habitualmente, comento que este no tiene por qué ser el modelo a utilizar en la plantación de un jardín con riego "normal", pero ¿qué pasa cuando nos encontramos con situaciones complicadas, tanto por la falta de agua como por la existencia de un suelo determinado? Es una pregunta que debería hacerse cada profesional del ámbito verde. P. ¿Cómo debiéramos tratar una tierra en la que se quiera implantar un jardín nuevo? R. El suelo es el gran factor olvidado y, equivocadamente, demasiadas veces alteramos la parte superficial del suelo, con aportación de tierras vegetales de calidad, no teniendo en cuenta que lo importante no es la capa superficial, sino lo que tenemos debajo, a 25 centímetros. A nosotros, lo que debería interesarnos es que las plantas generen raíces pivotantes muy potentes que busquen el agua profunda, para que de esta manera no sean tan dependientes del riego. Por lo tanto, considero que es fundamental adaptar la paleta de especies a la calidad tanto física como química del suelo existente. P. ¿Qué regiones están aportando un nuevo horizonte de especies aptas para nuestro clima mediterráneo? R. El gran potencial está en otras regiones mediterráneas , o incluso en países próximos al nuestro. A mi parecer, considero relevante el uso de especies de California y del norte de México, de la mitad norte de Marruecos, de Grecia -especialmente, de su mitad sur e islas-. Deberíamos también potenciar el empleo de especies de la península Ibérica, ya que no somos conscientes de nuestra riquísima flora con potencial ornamental. P. ¿Cuál es el futuro de la jardinería y del paisajismo en las ciudades? R. Estamos en una época de transformación verde, donde la jardinería y el paisajismo no son un capricho, sino una necesidad, tanto desde un punto de vista ambiental como psicológico. Las personas necesitamos cada vez más una conexión con la naturaleza y la covid nos lo ha reafirmado. El papel de las ciudades como elementos verdes de transformación serán fundamentales , lo que significa que todos los profesionales vinculados a este sector estamos ante una oportunidad histórica para convertir nuestras profesiones en un elemento importantísimo en el diseño de las ciudades del futuro, cada vez más cercano.