Menú Extremadura El ojo que impide desde el aire el robo de aceitunas La Policía de Villanueva de la Serena dispone de un dron que ha detectado delitos en fincas Una furgoneta cargada de aceitunas sale de un olivar camino de la almazara. Alguien avisa a su conductor de que cinco kilómetros más adelante hay un dispositivo de la Guardia Civil. Entonces decide desviar su ruta y meterse por una carretera secundaria para esquivar el control policial, pero es demasiado tarde. Un dron ha detectado desde las alturas su maniobra sospechosa y una patrulla se dirige ya hasta el punto exacto de ubicación para comprobar que la carga de aceitunas es de procedencia legal. Es uno de los muchos controles que durante estos días se llevan a cabo de forma aleatoria en las comarcas olivareras para evitar el robo de aceitunas. Sin embargo, este año esa vigilancia se ha reforzado desde el aire a través del dron con el que cuenta la Policía Local de Villanueva de la Serena. «Nosotros vamos a requerimiento de la Guardia Civil, previa autorización del Ayuntamiento, para vigilar grandes superficies que desde tierra no es posible, así como controlar ciertas actividades que de otra forma sería inviable», explica el oficial de la Policía Local villanovense y piloto de drones, Alfonso Corbacho. El que posee la Policía Local de Villanueva es el segundo dron para este fin que hay en Extremadura, junto al de la policía placentina. «Presta un servicio muy eficaz para prevenir robos agrícolas ya que principalmente hacemos una labor disuasoria», especifica otro de los pilotos policiales, Francisco Torrado. Y es que desde que se anunció que están usando el dispositivo en esta campaña olivarera, los delitos en el campo se han reducido considerablemente, «ya que la mayoría rehúyen de sus intenciones», dice. La Policía Local se suma a los siete agentes rurales que hacen más efectiva la labor de vigilancia en campo, durante el transporte y en los puntos de entrega de los frutos. Por su parte, la Guardia Civil cuenta tanto con agentes uniformados como con otros de paisano y con coches camuflados que no solo vigilan en las explotaciones, sino también en las almazaras. Saben que diciembre y enero son meses clave para que los delincuentes se apropien de aceitunas que no les pertenecen, «por eso al consistorio villanovense le interesa que los agricultores de su demarcación se sientan seguros y por eso lo ponen al servicio de la Guardia Civil, para ampliar el servicio», explican. Al contrario de lo que se pueda pensar, la oscuridad de la noche no merma la capacidad de vigilancia de este servicio aéreo. Corbacho señala que el dron lleva incorporado una cámara térmica «de las más sofisticadas del mercado». Se trata de una Zenmuse XT de la marca DJI, «muy potente» que graba en 4K y tiene visión normal y termográfica, comenta mientras señala en la pantalla unas manchas de color rojo sobre el vehículo policial que hay debajo del dron. Esto significa que detecta cualquier punto de calor, no solo humano, sino también un vehículo que esté en movimiento o que se haya utilizado recientemente. «Si un coche se detiene para ocultarse porque detecta que hay vigilancia, igualmente va a seguir marcando calor y lo veremos», cuenta. Además, los pilotos luminosos que tiene el dron en funcionamiento pueden ser desactivados para no ser visto durante la noche. Incluso, el mal tiempo tampoco impide realizar su labor, puesto que funciona en condiciones de niebla o humedad. «El último día que realizamos el servicio, cerca del poblado de La Encomienda, hacía bastante viento y no fue impedimento, ya que el aparato pesa seis kilos y grabó con una estabilidad sorprendente», apunta uno de los agentes, ya puede aguantar rachas de aire de 50 kilómetros/hora. El dron, adquirido a principios de año, se ha ido dotado de complementos para tener un uso más amplio y mayor autonomía, gracias a los tres pares de batería con que cuenta, que permite el vuelo durante unos 35 minutos cada par, «por lo que casi puede volar ininterrumpidamente si fuera necesario». También se ha dotado recientemente de un sistema de paracaídas «por si tenemos que volar sobre el casco urbano, para aminorar impactos». Cuatro son los pilotos con que cuenta la unidad aérea de la comisaría villanovense, además de un ingeniero de Telecomunicaciones para las labores de mantenimiento y actualización. Y todo para evitar, por tierra o por aire, que alguien escape con el fruto del olivar ajeno. Tendencias Coronavirus Las caras del deporte Crónica negra Sucesos HOY Agro En Salsa