El granado quiere echar raíces en Extremadura Cultivo emergente. En los últimos años, han ido aumentando poco a poco las hectáreas plantadas de este frutal en la región, cuyas condiciones son idóneas para su desarrollo Fue seleccionado como el cultivo invitado de la XXVIII edición de la Feria Internacional Agroexpo de Don Benito, celebrada en 2016. Ya por entonces, al granado se le definía como una posible alternativa a los frutales más tradicionales de Extremadura por su rentabilidad y su compatibilidad con las condiciones climáticas de la región. En aquel momento, ya se empezaban a ver las primeras plantaciones regulares en suelo extremeño, pero eran todavía muy jóvenes y la producción de granadas seguía siendo prácticamente insignificante.
La expansión de este cultivo en Extremadura durante la última década se ha llevado a cabo de forma paralela que en el resto del país. Tras veinte años (1990-2009) de estancamiento, la superficie plantada de granado a nivel nacional se incrementó desde las 2.285 hectáreas registradas en 2009 hasta las 5.716 en 2018, que es el último dato que recoge el informe 'Superficie y producciones de cultivo' que publica cada año el Ministerio de Agricultura. A ese aumento de las hectáreas hay que añadirle también que se ha duplicado el rendimiento de este cultivo, pasando de 10.000 kilos por hectárea a 19.100 de media en solo nueve años. El resultado: la producción de granadas se ha triplicado en ese lapso de tiempo, de 22.311 toneladas a 75.673.
En Extremadura, el casillero de hectáreas de granado en plantación regular se estrenó en 2010. Hasta entonces, solo había varios cientos de árboles diseminados por la región. Fue Mogalla, una empresa originaria de Cartaya (Huelva) pero que cuenta con tres fincas en Extremadura, la primera en probar con esta especie. «Hasta entonces, habíamos concentrado nuestro negocio principalmente en cítricos en las provincias de Sevilla y Huelva, pero ese año (2010) decidimos apostar por nuevos productos como granadas y caquis en Extremadura, para diversificar el riesgo de la empresa y ampliar la oferta a nuestros clientes», afirma Daniel Blanco, director comercial de Mogalla.
Arriba, una empleada de Mogalla revisa los ejemplares de la variedad acco, cultivados en lafinca Peñalobar. Abajo, varios recolectores, durante el primer día de cosecha, recogiendo granadas e la variedad mollar; y a la derecha, la central donde se supervisan una a una las grnadas recogidas. / CASIMIRO MORENO
Plantaron varias hectáreas en las fincas El Cedeño y Valhondo, situadas a medio camino entre Olivenza y Badajoz. Eran las únicas con granados de toda Extremadura. Con el paso de los años, se han sumado otras compañías y la presencia de este cultivo en el territorio autonómico ha ido en aumento. Según señalan los anuarios de estadística del Ministerio, en 2017 había ya 276 hectáreas en la región extremeña (230 en la provincia de Badajoz y 46 en la de Cáceres), pero solo 28 de ellas estaban en producción, pues el granado tarda entre dos y tres años en empezar a dar fruto. En esa campaña, la producción total de granadas fue de 378 toneladas, una cantidad muy escasa teniendo en cuenta las 65.000 del total nacional.
En cambio, en el último informe, correspondiente a 2019 y con datos aún provisionales, esa cifra se ha multiplicado por doce. Extremadura alcanzó las 4.700 toneladas y se convirtió ya en la tercera comunidad autónoma española con más producción de granadas, solo por detrás de Murcia y la Comunidad Valenciana. Muy lejos queda aún la provincia de Alicante, que sigue monopolizando el mercado nacional con más de 43.000 toneladas cosechadas.
Actualmente, Mogalla cuenta con alrededor de 150 hectáreas de este cultivo repartidas entre sus fincas. Ninguna otra empresa en Extremadura tiene más granados que ellos. Sol de Badajoz, afincada en Valdivia, es la única que se le acerca, con unas 80 hectáreas.
Además del granado, Mogalla también apuesta por otros cultivos alternativos que están empezando a hacerse un hueco en la agricultura regional, como el brócoli, el almendro o el caqui.
Son tres las variedades de granados que poseen en sus terrenos: wonderful, acco y mollar. La cosecha para ellos empezó a finales de agosto en la finca Peñalobar, entre Guareña y Don Benito, donde poseen la variedad más temprana de las tres: acco. Se caracteriza por un color rojo en el exterior y un sabor más bien agridulce. Este pasado lunes ya comenzaron a recolectar en las dos fincas oliventinas, en las que predominan más las variedades mollar y wonderful, algo más tardías. La primera de ellas, más dulce y con un aspecto cromático similar al crema, es la más común en España. La segunda, más roja y ácida, es la más cultivada en el mundo.
La cosecha se alarga hasta mediados de noviembre, y la recolección de cada fruta ha de hacerse a mano, pues no existe aún maquinaria especializada para llevarla a cabo. Conservadas en cámaras frigoríficas, las granadas aguantan sin problemas hasta principios de enero.
Buen rendimiento
Las condiciones climáticas de la región extremeña son adecuadas para el desarrollo de este cultivo, que además no es muy exigente en el tipo de suelo. Esa es otra de las razones por las que puede considerarse que tiene potencial para seguir creciendo.
Según los técnicos de la finca El Cedeño, la producción de sus plantaciones de granado suele rondar los 20.000 kilos por hectárea. Es una cifra similar a la que aporta el Ministerio de Agricultura para la provincia de Badajoz en 2019. Ese mismo informe refleja que son muy pocos los lugares de España donde se consiguieron rendimientos tan altos. Sin ir más lejos, Andalucía, con el doble de hectáreas en producción que Extremadura, recogió menos toneladas el pasado curso.
Extremadura fue el año pasado la tercera región más productiva, solo por detrás de Murcia y Valencia
Mogalla es la empresa con más granados en suelo extremeño: 150 hectáreas repartidas en tres fincas
Para esta campaña, si continúan con los mismos resultados, en Mogalla esperan recolectar un total de tres millones de kilos de granadas.
Cada año, el volumen va a más. Aun así, desde la empresa aseguran que es difícil competir con el este peninsular. Su clima les permite adelantarse dos semanas en la recolección, y, cuando se recogen las primeras granadas en Extremadura, las necesidades del mercado más urgente ya están satisfechas por los productores alicantinos.
Ser el primero en abrir el camino con un cultivo nuevo no está siendo sencillo para Mogalla: «Hemos tenido y seguimos teniendo problemas, porque no es un producto fácil agrícolamente hablando, aunque así pareciera a priori. Es un cultivo tedioso y con altos costes de producción, lo que nos hace competir en desventaja con respecto a otros países con costes más competitivos que los nuestros y que vienen con bastante fuerza, como son Egipto y Turquía», explica Blanco.
Poco consumo nacional
La mayor parte de las granadas producidas en territorio español acaban en el extranjero. En el caso de Mogalla, exportan principalmente a mercados europeos, como Reino Unido, Polonia o Países Bajos, y en menor medida a Canadá y a Oriente Próximo. A los supermercados españoles, sin embargo, no llegan muchos de sus ejemplares.
El consumo en España, aunque va en aumento cada año, no ha acabado de explotar. «A la granada lo que le falta es un poco más de marketing. A día de hoy, sigue siendo una fruta poco conocida a pesar de la multitud de propiedades beneficiosas que tiene para la salud», afirma el director comercial de Mogalla.
Otro de los destinos cada vez más común de esta fruta es la industria transformadora. Sigue siendo mayoritario su consumo en fresco, pero cada año se incrementan las toneladas de granadas que acaban convirtiéndose en zumo o mermelada.
El tiempo dirá si el granado puede consolidarse como un cultivo rentable para los agricultores extremeños. La posible mejora de la tecnificación del cultivo y el aumento del consumo jugarían a su favor. Pero la feroz competencia que se prevé procedente de otros países también amenaza con reducir los precios de venta en las próximas campañas.