El texto de ley debería haber sido sometido a la Comisión Europea para que «esta y los Estados miembros puedan formular observaciones», explica el Ejecutivo en una carta dirigida al presidente del parlamento
El Gobierno austriaco en funciones se niega a aplicar la prohibición del glifosato votada el pasado verano por el parlamento y que debería entrar en vigor en enero de 2020. Austria se convertía así en el primer país europeo en prohibir el uso de un fertilizante por el que la empresa química alemana Bayer ha debido afrontar multimillonarias multas en EE.UU., pero el ejecutivo alega ahora que la propuesta no fue sometida a las instancias europeas debidas y en estas condiciones rechaza la decisión de parlamento.
El texto de ley debería haber sido sometido a la Comisión Europea para que «esta y los Estados miembros puedan formular observaciones», explica el gobierno en una carta dirigida al presidente del parlamento. Sería poco probable que la Comisión Europea emitiese un dictamen favorable, puesto que esta misma institución tenía decidida previamente la prohibición , pero con una moratoria que dura hasta 2022, para que el sector agrícola tuviese tiempo de adaptarse.
La prohibición del glifosato, por otra parte, fue aprobada gracias a una alianza de diputados de la oposición (socialdemócratas, Verdes y extrema derecha) contra la voluntad de los conservadores del ÖVP, que posteriormente a esa votación han vuelto a ganar las elecciones generales de octubre y que constituyen el principal grupo en la cámara. El ÖvP calificó en su momento la iniciativa como «populista» y «una bofetada para todos los agricultores que usan esta sustancia de forma correcta».
En Estados Unidos, el herbicida se comercializa desde la década de 1970 con la marca Roundup y la empresa Monsanto, propiedad de Bayer, ha sido allí condenada en varios juicios en los que han quedado establecidos los efectos cancerígenos del producto. En 2015, el grupo de investigación sobre cáncer de la Organización Mundial de la Salud, el IARC la Salud, clasificó el glifosato como «posiblemente cancerígeno para humanos». Inspirada por Austria, Alemania había anunciado también su prohibición a partir de 2023.
La química alemana Bayer, por su parte, ha lamentado las prohibiciones y había advertido que la decisión del parlamento austriaco es legalmente es «impugnable». «Entra en contradicción con extensos estudios científicos sobre el herbicida», se había quejado la empresa alemana en un comunicado , insistiendo en no hay suficientes evidencias científicas que corroboren la relación del glifosato con el desarrollo del cáncer y recordando que en que tras la expiración de la patente, el glifosato es utilizado también por muchos otros proveedores.
En marzo de 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), publicó un informe afirmando que sus efectos en los seres humanos son «probablemente cancerígenos». Otros institutos, incluido el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos (BfR) en Alemania y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa), consideran también el glifosato como un riesgo agudo para la salud. En mayo de 2016, sin embargo, un panel de expertos de la Organización Mundial de la Salud llegó a la conclusión de que «el glifosato no es cancerígeno», aunque ese equipo fue objeto después de reiteradas denuncias de que los investigadores que participaron en las evaluaciones pertenecían a una red financiada por fabricantes de productos fitosanitarios. A escala global ya son 18 las naciones que han optado por vetar o restringir el uso de este agroquímico. Un jurado popular de Oakland (California) condenó el año pasado a Monsantoa pagar 2.000 millones de dólares a una pareja , por considerar establecido por los peritos judiciales el herbicida les había causado cáncer por su continuado uso en el jardín de la casa, sentando jurisprudencia de cara a los más de 13.000 juicios pendientes en ese país.