«El campo está abrasado, todo es a base de echar alpacas y sacos de pienso»

10/02/2022
En: elperiodicoextremadura.com
Digital
Las consecuencias en el agro de la ausencia de precipitaciones «El campo está abrasado, todo es a base de echar alpacas y sacos de pienso» La falta de lluvias obliga a muchos ganaderos a recurrir, apenas iniciado el año, a alimentación complementaria para sus animales Ver noticias guardadas El ganadero Justo Gómez Calero, en su explotación de Torremocha. SILVIA SÁNCHEZ FERNÁNDEZ «Ahora mismo me coges echando seis alpacas a doce vacas», respondía al otro lado del teléfono la mañana del pasado martes Justo Gómez Calero, un ganadero de la localidad cacereña de Torremocha. La ausencia de lluvias está obligando a muchos ganaderos como él a recurrir ya, apenas iniciado el año, a alimentación complementaria para los animales, supliendo con pienso, heno y paja la escasez de hierba en el campo. De momento, algunos aguantan tirando de las reservas de producciones para autoconsumo, pero si la falta de agua persiste, en el horizonte se vislumbra un verano complicado. «Todo es a fuerza de echar alpacas y sacos de pienso. La hierba está nacida, pero con las heladas que ha habido y sin llover, el campo está abrasado», remarca Justo Gómez, que junto a sus dos hermanos tiene una explotación con unas 160 vacas. Además, cuenta con unos sesenta cerdos, «la reposición para el año que viene», aclara. «Somos de los pocos que en el pueblo tenemos el 'apaño' de las alpacas que hacemos para nosotros, pero hay gente a la que la sequía les está afectando muchísimo », esgrime. También para los cerdos la cosecha propia de cereales les está permitiendo reducir el impacto de la sequía por el momento. «A los cochinos les mezclo trigo con el pienso compuesto que compro. Así que en vez de echarle un saco de compuesto, me vale con medio», cuenta. Para el verano, «tenemos la esperanza de coger lo que tenemos sembrado», que sería suficiente para hacer «seis o siete mil» fardos que podrían consumir el próximo ejercicio. Pero que sea así también dependerá de la climatología. Él confía en que se repita una situación parecida a la de 2018 , cuando a estas alturas del año «estaba el campo que no había más que tierra pura, polvo por todos lados. No agachaban los animales la cabeza, y el 27 o 28 de febrero empezó a llover fuerte y hubo luego una gran primavera».  Juan Bonilla camina por su finca, entre los términos de El Carrascalejo y Aljucén, en una imagen tomada en 2020. JORGE ARMESTAR Alrededor de 1.300 ovejas tiene Juan Bonilla en su explotación, repartida entre los términos de dos localidades de la provincia de Badajoz, El Carrascalejo y Aljucén. Cada día sus animales están comiendo alrededor de mil kilos solo de pienso, el doble de lo que sería normal en esta época. «Tuvimos algo de suerte y hubo una buena montanera, pero a mediados de enero se acabó la bellota, y como hierba no hay, pues a base de pienso, paja y heno. Un mes echándole todos los días », lamenta este ganadero. También es agricultor y la campaña pasada tuvo la precaución de guardar «bastante» producción por lo que todavía le queda algo de forraje, «pero ya estoy comprando maíz y pienso compuesto», detalla Bonilla, que resalta también «la subida tan grande» de precios a la que tiene que hacer frente. «El año pasado compré el maíz a veinte céntimos y este a 31 y 32 céntimos. El problema es que al agricultor no se le ha repercutido esta subida, que va para al almacenista o la multinacional». Más que la situación a corto plazo, le preocupa la que puede presentarse más adelante. «Estamos a mediados de febrero y si esto no cambia, el ganado lo mantienes, aunque sea perdiéndole dinero, pero la cosecha se te va y el año que viene no habrá ni heno, ni paja, ni pienso y todo va a tener que ser comprado». Jacinto Guerra acaricia a uno de sus dos border collie en su explotación de ovino en Cabeza del Buey. «La hierba se está acabando y ya le estamos empezando a echar grano y paja a las ovejas» , detalla Jacinto Guerra, un ganadero de Cabeza del Buey con una explotación de unas novecientas cabezas de merino fleischschaf. Otros años, solo le estaría echando de comer «a los corderos y el resto de animales todos 'a campo'». De momento, no es a la totalidad del ganado a la que le tiene que completar la alimentación, pero «como están pintando el resto de febrero, seguro que para marzo tenemos ya al cien por cien». Y las siembras de esta campaña «van con bastante retraso, ahora mismo están paralizadas. Si acaba lloviendo, se van a salvar, pero de lo contrario, no habrá para el año que viene».  «Las fincas están todas peladas», resume José Manuel Ruedas. Tiene dos explotaciones de bovino, en las localidades cacereñas de Villamesías y Abertura, que entre ambas suman unas doscientas cabezas. «De estar los animales comiendo en el campo a estar totalmente parados, sí que se nota la diferencia en el gasto», añade este ganadero. El también siembra para hacerse su propio heno. «Si viene un año bueno, me sobra, y me queda de reserva, pero este, tal y como vamos, lo gastaré todo». «Tengo para un mes más» , avanza. Luego tocará empezar a comprarlo. Además, coincide en que la cosecha actual a día de hoy «no tira» y si se acaba espigando antes de tiempo, cuando toque cortarlo, acabará dando «la mitad de rendimiento».  Compartir el artículo
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