Las altas temperaturas que golpean buena parte de Aragón se traducen en un incremento del gasto considerable para la ganadería, tanto en la extensiva como en la intensiva. En concreto, este aumento está directamente relacionado con el gasto de luz y agua así como del alimento, por la falta de pasto.
Un hecho que pone de manifiesto David Urieta, uno de los responsables del sector porcino de UAGA, quien afirma que con el verano debe poner «al máximo la ventilación y la refrigeración, y eso se nota bastante en la factura eléctrica y el consumo del agua». Se trata, pues, de una situación que supone un «incremento del gasto» y que también afecta al bienestar animal. «Por mucha refrigeración que tengas, nunca consigues que se esté como en primavera», afirma. Sobre este asunto, detalla que se producen bajadas en el crecimiento de los animales, pues «apenas comen ni se mueven». Según explica, en verano la factura de la luz suele aumentar de media un 40%, pero que será mayor debido a los efectos a la ola de calor.
La ganadería extensiva también se ve afectada por la falta de lluvia y, en consecuencia, de pasto, que obliga a adquirir el alimento. Precisamente, los problemas en los forrajes en secano y en pastos están siendo «un gravísimo problema para la ganadería extensiva», como señala el secretario provincial de UAGA en Zaragoza, Toño Romé.
Diferente afección es la que sufre la agricultura centrada en el cereal y el forraje en lugares que pueden tener agua todos los días. Según Romé, en el caso de los cereales de verano como el maíz que no tienen problema de riego, «este calor es muy positivo para el cultivo».
Algo similar sucede con las alfalfas, aunque en zonas más áridas «se está secando y no produce lo que debería», en otras con acceso continuo al agua, «las altas temperaturas también son buenas», concluye el secretario provincial en Zaragoza del sindicato agrario.